Pero los responsables de Fonna no se desalientan. Ya han empezado a abrirse camino hasta los remontes. En este glaciar hay pistas y remontes, pero nieva con tanta intensidad y tantas veces en invierno, que es abrir en esas fechas supone un enorme esfuerzo en recursos para ir limpiando la vía de acceso para que al cabo de unas horas vuelva a estar impracticable.
Así que durante todo el invierno la nieve cae, se acumula, presiona, y se hacen unas paredes monumentales. Cuando llega la primavera y entran las máquinas, han de ir con una fresadora por delante para limpiar el camino.
¿Se ha planteado alguien donde está la nieve que no nos cayó? Pues en Fonna la han encontrado: la tienen toda ellos. Según las mediciones que han realizado, hacía 20 años que no se veía unos grosores de este calibre.
No ha sido la única. Sus compatriotas de Stryn y Galdhoppigen, que también abren cuando llega la primavera y aguantan hasta que el verano les dice basta, se están encontrando con unos grosores espectaculares.
No saben si podrán abrir. En Suecia Riksgransen lo hizo hace tres semanas, y de momento sigue ahí. Tienen más de 4 metros de nieve y todas sus instalaciones abiertas. ¿Hasta cuando? Pues hasta que aparezca algún caso con coronavirus y les cierren todo.
La situación en los países escandinavos es bastante variada. En Noruega han cerrado todas las estaciones de esquí. En Suecia abren muchas pero con fuertes medidas de contención. En Finlandia también siguen operativas, aunque muchas han anunciado que van a cerrar ya después de que hayan detectado que varios positivos en el país hubieran indicado que habían estado esquiando en varios de los complejos invernales del país.