La labor principal para que los más peques de la casa quieran iniciarse en el esquí son los padres, aunque también las escuelas están haciendo una gran labor en los últimos años con las Semanas Blancas. Miles de plazas para escolares se lanzan cada temporada a precios muy ventajosos para que aprendan a esquiar y haya una buena base de potenciales clientes en un futuro, además de poder experimentar los beneficios de la montaña.

Un niño de tan solo 18 meses tiene la edad suficiente para moverse en terreno plano con botas y esquís. Mientras su hijo esté lo suficientemente estable sobre sus piernas, debería ser capaz de hacer sus primeras bajaditas en algunas ocasiones, especialmente los que viven en pueblos cercanos a las pistas porque pueden ir más veces.
No obstante por regla general no hay una edad establecida. Cada niño tiene unas capacidades para aprender, o incluso una voluntad. Los hay que no les gusta la nieve desde un principio, y tocará esperar para disgusto de los padres que sean fanáticos del esquí. Pero como a la mayoría les encantará retozarse por la nieve, siempre es bueno, sobre todo para los padres primerizos, seguir una serie de consejos.
ATUDEM asegura que entre los 3 y 5 años puede ser una buena edad para empezar a familiarizarse con el esquí, pero hay que tener paciencia, porque a no ser que vayan cada fin de semana o tengan una habilidad asombrosa, en general hasta los 6 u 8 años no se verán los primeros progresos por cuestiones de desarrollo personal y psicomotriz.

Eso si, ante todo al principio, deben ver el esquí como algo divertido, lúdico e incluso como un juego. Por eso los primeros contactos deberían ser en los cada vez más habituales Parques Lúdicos en la Nieve. Todas las estaciones tienen un espacio habilitado, acotado, asegurado e incluso muchas veces separado de la zona de pistas, para que tengan no solo su primera contacto con la nieve, sino con las instalaciones de una estación de esquí. Allí se podrán montar en algo tan divertido para ellos como una cinta de debutantes, que algunas incluso tendrán las suerte de estar capotadas, como si pasasen por un tunel de cristal!.
En estos Parques Lúdicos se puede contratar algún monitor que cuide del peque durante algunas horas, o si no, tocará hacer turnos entre la mamá y el papá para ir a esquiar mientras el otro se queda con los niños.

No son pocos los que pretenden enseñar a sus hijos ellos mismos algunas nociones para que puedan bajar solos, pero la atención de un niño será mayor cuando las clases se las de un profe que el padre o la madre. Además, estos profesionales están acostumbrados a dar clases de una, dos o las horas que hagan falta. El papá o la mamá, probablemente a la media hora acabe cansándose.
Según ATUDEM, contratar un profesor o monitor es la mejor opción para que los niños aprendan a esquiar correctamente, ya que tienen el conocimiento y la técnica necesaria para enseñar este deporte de manera divertida. Lo mejor es que al principio hagan clases colectivas. Es más económico y los críos más hábiles se fijarán no solo en el profe, sino en los otros alumnos que sepan moverse bien.
Algunas cosas a tener en cuenta:
- ¿Cuánto tiempo es capaz de estar en la nieve? Si tiene frío fácilmente o le incomoda los sitios abiertos, quizás será mejor esperar
- ¿Puede escuchar y seguir las instrucciones? Cada niño tiene una capacidad comprensora y de atención. Sabiendo eso, cada padre podrá decidir si es el momento o no.
- ¿Se sentirá cómodo mi hijo al cuidado de los instructores de esquí? Si nunca le han dejado a cargo de un extraño, quizás la experiencia puede ser no muy buena. La mayoría de las escuelas de esquí aconsejan a los padres que nunca obliguen a un niño a asistir a una clase de esquí porque las rabietas y las lágrimas no convierten el momento en algo divertido para el niño, y para nadie.
Y si no estás seguro de todo o algo de esto, sencillamente trata de preguntarle a tu hijo...

Tampoco hace falta vestirlos como si fueran a Alaska. La mayoría de veces se escoge ir a la nieve con los peques, sobre todo la primera vez, cuando se sabe que va a hacer buen tiempo. Aún así, en la montaña las temperaturas son más bajas e importante, el sol pica tanto como en la playa. Así que además de anorak, botas y gorro, es importante unas gafas y crema solar.
Puede que a alguno le resulte algo incómodo al principio porque les dificulta la movilidad, pero se acaban habituando. Para conseguir la ropa siempre ha habido dos alternativas: comprarla o pedirla prestada. Ahora hay una tercera cada vez más extendida en muchas de nuestras estaciones: alquilarla (aunque ya para niños a partir de 10 a 12 años). Eso si, siempre debe ser material que sea capaz de aislar el cuerpo de la humedad de la nieve, pero que también transpire. Un sudor mal evaporado puede provocar muchos constipados!
Si va la abuela, seguro que aconseja llevar dos pares de guantes. Así que no esperes a que venga ella, y prepara este material extra por si acaso. No solo porque se puede perder, sino porque de estar en el suelo, puede entrar nieve dentro del guante y acabar con las manitas mojadas. También unas gafas extras porque muchas veces se acaban perdiendo.
Y por supuestísmo, el casco. Niño o niña que sale a la pista, debe ir con la cabeza bien asegurada. De nuevo estamos ante un material que para los más peques, se puede encontrar muy barato. Otros elemento de seguridad puede ser la 'tortuga', una especia de caparazón que se ata a la espalda para protegerlos en caso de caídas. Y, un chaleco reflectante.
Así que haciendo una pequeña lista sería:
- Dos pares de guantes
- Un casco
- Crema solar
- Protector labial
- Ropa aislante y transpirable
- Gafas de sol
- Otro par de calcetines
