Y es que si hace unas semanas, con el inicio de las primeras obras para ampliar el año que viene las pistas de esquí de Cerler hacia el Valle de Castanesa, se alzaron algunas voces de protesta de asociaciones ecologistas que recriminan este proyecto, faltaba desde entonces saber qué pensaban los propios afectados. Vecinos y vecinas del valle que son los que registrarán de primera mano los cambios que traerá esta expansión del complejo invernal.
Y por lo que parece están encantados. Porque si hay algo en peligro de extinción en esas montañas es el hombre, quien lleva allí miles de años y ahora ven como el Valle de Castanesa pertenece a esa 'España Vaciada' de la que tanto se habla últimamente.
Casi 200 personas lograron reunirse este sábado a pesar de la lluvia y el frío que ya ha llegado a esta parte en estas fechas y que juntos auguran las primeras nevadas en los próximos días. Paraguas en una mano y en la otra portando pancartas con lemas como ‘Del paisaje no se vive’, ‘Nieve+ganadería=futuro para la gente’ o ‘S. O. S ¿de que vivimos?’, quisieron dejar claro que no querían dejar escapar la que probablemente sea la última oportunidad de poder fijar la población en aquellos pueblos. De hecho, el Heraldo de Aragón recoge que durante el acto se leyó un manifiesto taxativo:
Los trabajos de ampliación de las pistas de Cerler empezaron a mediados de septiembre. El primer telesilla debería estar listo para la temporada 2020/2021. Después vienen otros tres hasta bajar a un nuevo pie de pistas situado en lo que fue el municipio de Castanesa, a 1.700 metros de altura, donde se construirá un aparcamiento y desde allí partirá una carretera de 7 kilómetros que lo unirá con el pueblo de Fonchanina.
Para construir cada pista nueva en Cerler, Aramón ha contado con técnicos especialistas inéditos en este tipo de obras, como la de un paleontólogo, persona que se dedica a estudiar el terreno para descubrir antiguos fósiles. También por supuesto un geólogo que estudia piedras y mineales del terreno. Si alguno de estos técnicos indicaba que la zona por donde debe pasar una pista tiene riesgo de afectar una zona especial, los topógrafos y diseñadores del proyecto de ampliación movían la pista unos metros más allá en busca de una zona más adecuada. Un trabajo minucioso que permite realizar las obras con la mayor sensibilidad al medio ambiente.