Desde hace pocos años este trabajo se ha ayudado con sistemas GPS colocados en las máquinas. De esta manera, con satélites situados a centenares de kilómetros en el cielo, el conductor sabe con mejor exactitud las partes de la pista que todavía no ha pasado o que debe hacer otra pasada. Pero este sistema, aunque muy preciso para guiarnos cuando conducimos por una carretera, puede tener una depreciación de algunos metros, básicos en una pista de esquí.
Para ajustar la precisión al máximo, se está yendo un paso más allá, y se está cartografiando con drones las pistas. Los datos luego son introducidos en unos ordenadores que tendrán tanto el departamento de nieve producida como también los maquinisas dentro de sus cabinas. Este trabajo, del que se encarga la empresa Snowsat, se hace con drones.
Una vez completado este trabajo, servirá para saber además la cantidad exacta de nieve que hay entre suelo y la máquina, permitiiendo de esta manera mover nieve y pisar pistas con más eficacia y precisión.
Su implementación en el sistema de nieve producida producirá un efecto similar. Los técnicos de Nieve Producida conocerán los puntos más débiles de una pista para orientar mejor la producción a fin de propiciar la apertura más rápida de pistas al principio de temporada o de conservarlas y fortalecerlas antes de la llegada de la primavera.