La FIS prohíbe las ceras fluoradas en las competiciones de esquí

El uso de ceras fluoradas estuvo centrada en un principio al ámbito de la competición. Con el tiempo pasó también al sector más 'turístico'. Se trata de un elemento altamente contaminante creado gracias a los perfluorocarbonos o PFCs, unos enlaces químicos que debido a sus componentes de carbono y flúor se convierte en moléculas impermeables, antiadherentes, ignífugas, etc... Pero el resultado es una molécula tan estable, que apenas son biodegradables, lo que los convierten en grandes contaminantes.

En la montaña además tiene el añadido que se queda en la nieve, y con el deshielo acaba en los ríos y aguas subterráneas. Si esto lo multiplicamos por los más de 400 millones de días de esquí que se venden en el mundo occidental, y le añadimos años de uso, estamos ante una contaminación potencialmente catastrófica.

El daño de las ceras fluoradas no lo sufre solamente nuestras montañas, ríos y naturaleza en general, sino los propios skiman. Cualquier cera para que sea efectiva tiene que ser tratada en caliente, para que penetre bien en la suela de nuestras tablas. Al calentar esta cera, desprende un vapor que estos profesionales evitan respirar con el uso de máscarillas para la boca y máscara para los ojos. De todas maneras algunos estudios demuestran que esto tampoco es garantía, entre otras cosas porque muchos talleres están en las trastiendas de los locales, sitios poco o nada ventilados.

Aunque ya han salido ceras 'ecológicas' que evitan el uso de perfluorocarbonos, la FIS ha querido liderar la batalla contra las ceras 'malignas' prohibiendo a partir de la temporada de esquí 2020-2021, el uso de este material en cualquier competición FIS tanto de modalidad alpina como nórdica. Incluye tanto la Copa del Mundo como Mundiales, los Juegos Olímpicos o carreras nacionales.

No obstante la primera Federación que prohibió el uso de estas ceras fue la Noruega en 2016, aunque solo a competidores de menos de 16 años. En 2015, investigadores del Instituto Noruego de Investigación Aérea (NILU) y el Instituto Noruego de Investigación de la Naturaleza (NINA) encontraron altos niveles de PFCs en lombrices de tierra en Voksenkollen, un área que se usa mucho para competiciones de esquí y esquí de fondo. Llegaron a la conclusión de que las sustancias fluoradas utilizadas en los lubricantes para esquí eran probablemente las responsables. Después de cuatro años recolectando datos, el grupo pronto publicará un análisis de los PFCs.

La FIS establecerá en estos meses, un grupo de trabajo entre directivos, técnicos e industria, para establecer los procedimientos de regulación y control de PFCs. No obstante, los trabajos llevan realizándose desde 2015. En el Instituto Fraunhofer de Ingeniería de Procesos y Packaging (IVV) en Alemania, los investigadores ya han desarrollado un método para detectar PFCs en esquís, llamado SkiFT.

Para detectarlo, se una una cinta especial para tomar muestras de los esquís. Después las analizan en un laboratorio utilizando fluorescentes de rayos X (XRF), que mide el flúor total, independientemente de la estructura química de las sustancias. El problema es que este análisis requiere de un tiempo de proceso, por lo que no se pueden dar los resultados sobre el terreno. No obstante, este mismo equipo está entrenando perros que puedan detectar PFCs mediante el olfato..