Las estaciones de pequeño tamaño como La Quillane tienen una función vital a la hora de ayudar a crear cantera. Conversando con los directores de todas las estaciones que configuran la marca Neiges Catalanes, llegamos a una conclusión lógica y es que hoy en día, somos muchos los que esquiamos en familia en estaciones de tamaño medio-grande, olvidando en ocasiones que no todos esquían igual (dentro de una misma familia).
Las grandes estaciones disponen de magníficas escuelas de esquí distribuidas normalmente en las cotas bajas o intermedias, pero no siempre al lado del coche ni de los principales remontes de acceso a la estación. Ya sea por egoísmo, rapidez o por comodidad, en ocasiones no somos conscientes de los tiempos y los espacios que nuestros hijos necesitan (al igual que los adultos debutantes) a la hora de aprender a esquiar, siendo necesario el poder ganar nivel y confianza de forma progresiva, sin prisas, sin que nadie presione a nadie. Es justo en este punto donde entran en juego las pequeñas estaciones.
Inaugurada en 1971 por un simpático matrimonio que sigue al frente de la empresa (a la espera de poder ceder el testigo a alguien para poder jubilarse tranquilamente), la estación inicialmente inauguró un telesquí. No obstante, debido al gran éxito de afluencia de público, al cabo de unos años se instaló un segundo remonte del mismo tipo y varias cintas.
La estación de La Quillane se encuentra situada justo en medio del impresionante altiplano del Capcir, a pocos metros del Col de la Llagone, en la frontera geográfica entre la comarca del Conflent y el Capcir. Nos ofrece 2,5km de pistas (una azul y cuatro verdes), con un desnivel esquiable que va desde los 1.705m a los 1.812m.
Cuatro son los remontes que podemos encontrar, dos telesquís y dos telecuerdas, ofreciendo una capacidad de 3.060 esquiadores por hora. Con 20 cañones de nieve artificial, la bucólica estación puede asegurar nieve durante toda la temporada, siempre que el frío lo permita. En la benjamina de Les Neiges Catalanes también encontramos esquí nocturno hasta las 20:00, contando para ello con 34 focos que iluminan las pistas creando un efecto mágico desde la distancia.
Una de las grandes virtudes de La Quillane es su escuela de esquí, que se toma muy en serio el aprendizaje, convirtiendo a los alumnos en parte de la familia. Las clases de esquí para niños cuestan 30€ dos horas y 140 € la semana (5 o 6 sesiones). El club piou-piou se encarga de cuidar y enseñar a los niños mas pequeños, siendo la estación ideal para compartir ocio, esquí y gastronomía. Los alumnos que aprendan a esquiar durante una semana, serán evaluados por sus profesores (de la ESF) y recibirán un certificado/diploma con el nivel obtenido, de este modo se pretende apoyar y fidelizar a los debutantes y a sus amigos y familiares.
Aprender a esquiar en La Quillane es una gozada, no hay peligro alguno, la gente en la escuela de esquí es la misma desde hace muchos años, los profesores son adorables, como es el caso de Maria, una de las profesoras de esquí mas veteranas de La Quillane. La estación es su casa y disfruta enseñando risueña como una colegiala desde hace décadas. Muchos esquiadores opinan que La Quillane es el aperitivo perfecto antes de pasar a Les Angles, contando con el añadido de estar justo al lado de uno de los dominios esquiables del Espai Nórdic del Capcir.
Durante las vacaciones escolares francesas la estación se ha llenado de familias que esquían de día y de noche, con el añadido de contar con un helicóptero (los sábados) que por unos 50€ te descubre la magia del Capcir y el Conflent desde el aire. Las motos de nieve, el circuito para conducir coches con ruedas de clavos (conducción sobre nieve), el submarinismo bajo el hielo y las excursiones con raquetas también forman parte de la oferta de La Quillane. Durante las vacaciones escolares francesas cuentan con 10 profesores, con un forfait a 21€.
Esta temporada se ha presentado el Banger Park, una novedad mundial en La Quillane. Esta instalación está diseñada para recibir a los equipos nacionales e internacionales de freestyle, siendo algo mas que una atracción. Estamos hablando de un airbag gigante situado en la zona dedicada al Freestyle y el snowboard.
El Banger Park presenta una estructura imponente, nada que ver con los juegos inflables que los niños suelen utilizar en las áreas para debutantes, todo lo contrario. La enorme estructura hinchable ayuda notablemente a quienes quieran realizar saltos espectaculares con esquís, ofreciendo una zona de recepción tras el salto realmente espectacular. Los amantes del Freesstyle pueden saltar entre 13 y 15 metros… tal como asegura Romain Ndoumbé, gerente del snowpark en La Quillane,
Todos esperan que esta semana vuelva a nevar para poder afrontar lo que queda de temporada con la alegría que les caracteriza. De momento, la estación sigue dando guerra 48 años después de su inauguración, con unas maravillosas vistas hacia el Cambre d'Aze y al macizo de Madres.
Ah!! y no podemos pasar por alto el restaurante Le Petit Chalet, con chimenea, terraza panorámica y un trato humano que se agradece. Su cocina es excelente, destacando la Tartiflette y sus carnes. Solo falta que Christian Clavier venga a rodar una película sobre un matrimonio de mediana edad que llega al Pirineo para abrir una pequeña estación de esquí.