Según ha ido repitiendo Macri en las últimas semanas, "es una gran oportunidad". Obsesionado con impulsar el turismo y el ingreso de dólares al país en medio de la fuerte crisis económica, se ha fijado en la industria del turismo del esquí. Se calcula que unas 600.000 personas esquian cada año en Argentina, un 25% de ellos aproximadamente extranjeros, y son estos últimos los que Macri quiere que crezcan fuertemente.
Durante una reunión de esta semana, convocó a más de 30 personas (entre ellos tres ministros y tres gobernadores) en la Casa Rosada durante hora y media. Ya había organziado un encuentro similar el mes pasado con el objetivo de buscar potenciar este tipo de turismo, pero esta vez se plasmaron las primeras actuaciones. Por ejemplo, se elimina el arancel del 35% a la importación de telesillas y sus respuestos, así como la maquinaria para producir nieve artificial. Hasta ahora las estaciones argentinas tenian que buscar en el mercado de segunda mano para instalar este tipo de remontes y aparatos.
También las máquinas pisanieves dejarán de tener su arancel. Entraban en el país con recargos de coches de lujo, por lo que las estaciones han retrasado su adquisición, con la consecuente merma en la calidad del tratamiento de la nieve en pista. El secretario de Deportes, Carlos Mac Allister, explicó al diario La Nación que
Además, la Administración de Parques Nacionales se reunirá en mesas específicas con cada centro de esquí para ver en qué medida se pueden relajar ciertas restricciones que impone la Ley de Bosques.
Muchos vuelos a Tierra del Fuego son con aviones Embraer, que tienen una capacidad de bodega limitada. Los turistas de la nieve, que viajan con sus esquíes y otros implementos, se ven perjudicados.
El asunto de fondo, la luz verde para desarrollos inmobiliarios en la base de las pistas, el verdadero negocio en los centros de esquí, necesitará de bastantes reuniones más y de algunas moficicaciones legales. Los defensores del medio ambiente buscan impedir que se toque la Ley de Bosques, pero los dueños de los centros de esquí (y potenciales beneficiarios de los desarrollos inmobiliarios) argumentan que, sin alojamientos de alto nivel a pie de pista, no hay explosión posible del turismo de deportes de invierno. Y es esa explosión lo que busca Macri.

