Si tirarse desde lo alto de un trampolín de saltos da cierto respeto, hacerlo al revés, es decir, subir hasta arriba desde la base, también es digno de solo para los más valientes.
Este pasado fin de semana en el trampolín de saltos olímpico de Courcehevel, se dieron cita más de un millar de valientes deportistas que en tandas de 100 personas divididas en categorías masculina y femenina. aceptaron el reto de llegar lo antes posible hasta la cima. Por la cara de cada uno de ellos y la situación física de los que llegaron primero, desde luego la aventura no es sencilla.
En total no fueron más que 400 metros de recorrido, pero con una pendiente de 36º y 185 metros de desnivel, y todo ello a una altura de 1.300 metros sobre el nivel del mar. La Red Bull 400, que consta de 17 etapas en todo el mundo, daba el pistoletazo de salida a las 10.30h de la mañana, y el primero que llegó a la meta invirtió poco menos de 4 minutos en hacer ese casi medio kilómetro de rampa. El último tardó un cuarto de hora.
El primero en salir fue el corredor francés Alexis Pinturault, a quien se le dio el honor de hacer de abridor, para rápidamente dar paso a los que iban a por todas, entre ellos Thibaut Baronian, corredor local que finalmente logró ganar esta curiosa prueba por segundo año consecutivo. En mujeres fue la suiza Melanie Jeanneroud la más rápida.
Para que nos hagamos una idea de la tremenda pendiente que tiene esta rampa, hay que tener en cuenta que los últimos 160 metros (la llamada zona K) se tienen que hacer a gatas y agarrados a una cuerda.
Tiempos:
Mujeres
1.- Melanie Jeannerod SUI (4min43)
2.- Suzy Walsham AUS (4min59)
3.- Ophélie Orset FRA (5min04)
Hombres:
1.- Thibaud Baronian FRA (3min26)
2.- Nathan Jovet FRA (3min36)
3.- Adrien Perret FRA (3min37)
En la península de momento lo más parecido a esto fue una carrera que Grandvalira-Soldeu organizó en la pista Avet de Copa del Mundo. Pocos días después de finalizar las carreras, se convocó a todo aquel que quisiese aceptar el reto de subirse el trazado lo antes posible. Algunos lo hicieron con esquís, y otros con zapatillas de clavos.
Este tipo de carreras comenzó a hacerse en Kitzbühel, donde cada invierno en el fin de semana siguiente del mítico Descenso de la Hannenkamm, se organiza una carrera hacia arriba, una prueba realmente mucho más dura que la del trampolín de la Red Bull 400.
