Los trabajos fueron adjudicados en 2010 por el Gobierno de Venezuela, quien entonces era dirigido por el difunto Hugo Chavez. En aquel momento se trataba tan solo de una remodelación por un coste de 53 millones de euros y los trabajos tenían que estar terminados en 2012.
El teleférico de Mérida fue inaugurado por primera vez en 1960. Durante mucho tiempo fue el remonte de este tipo más alto del mundo, hasta que los chinos construyeron en su país otro que llegaba unos metros más alto. En 1991 cayó una de las cabinas al romperse uno de los cables y murieron dos montañeros y el operador del aparato. El accidente se debió probablemente a la falta de mantenimiento. Según los responsables de Garaventa se utilizó el mismo cable durante casi medio siglo, cuando la vida útil de este material es de 25 años. Pese al accidente, tuvieron que pasar siete años más para que el sistema fuera inspeccionado por expertos europeos. Así, en 2008 estos técnicos recomendaron la suspensión inmediata de las operaciones.
Hugo Chavez encargó entonces una remodelación y arreglo de las partes más afectadas, pero con los precios del petroleo en niveles récord en 2011, se vino arriba y encargó tirar la instalación entera abajo, y construir una nueva. No se aprovecharon ni las estructuras de las terminales de salida y llegada. Al contrario, estos edificios se hicieron diseñar por estudios de arquitectura internacionales. En el que está situado en la cota intermedia, a 2.436 metros sobre el nivel del mar, hay incluso una sala de conciertos. En el de la cima a 3452 metros, hay un Museo del Deporte y una elaboradora de chocolates.
Por si todo esto fuera poco, Chavez exigió construir las instalaciones de abajo hacia arriba. Este tipo de remontes se suelen comenzar en su cota más alta, pero el ex-presidente venezolano quería que el pueblo viese que se estaba trabajando en algo, aunque eso encareciese sobre manera los costes del ya totalmente nuevo Teleférico de Mérida.
Con todo, unas obras que comenzaron presupuestándose en 53 millones, acabaron duplicándo el coste, elevándose hasta los 106 millones de euros, de los cuales el Gobierno del actual Presidente Maduro adeuda 13 millones de euros. Y una obra que se tenia que haber acabado en 2012, se acabó entregando en Octubre de 2016.
Una parte de la deuda se pensaba enjugar con los propios rendimientos del teleférico, pero el clima de inestabilidad que vive el país ha alejado a los turistas. El remonte se inauguró en Octubre de 2016. En estos siete meses tan solo han querido subir 480 turistas extranjeros, pese a que el aparato es capaz de transportar a 2.000 personas al día, según informa el diario Tagesanzeiger.
El diario suizo ha querido contactar con los representantes de la empresa suiza, pero se negaron a hacer comentarios por temor a represalias del Gobierno de Nicolás Maduro y que ello dificultara las gestiones para cobrar lo que se les debe.
La compañía suiza estaba construyendo otros tres teleféricos en Caracas, la capital del país, pero en vista que no iban a cobrar los 13 millones que faltaban del de Mérida, han paralizado las obras. Los operarios suizos especialistas en este tipo de obras se han marchado, pero Garaventa ha creado una oficina con algunos técnicos para el mantenimiento de los remontes en funcionamiento y asegurar el suministro de piezas, inclusive el que sube al Pico del Espejo.
El teleférico de Mérida es un sistema de cuatro tramos, que juntos tienen una longitud total de 12,5 km. Comienza en la estación Barinitas en la ciudad de Mérida a unos 1640 metros, y sube hasta los 4.765 metros del Pico Espejo. Cada cabina tiene una capacidad para 60 pasajeros y funciona a una velocidad de 5 m/s. Los venezolanos pagan un precio muy reducido de 3500 bsf (1,8 dólares). A los extranjeros se cobra 50 dólares y tienen que pagar con tarjeta de crédito de la cual se cobra en moneda estadounidense.