
En enero de 1964 abría sus puertas por primera vez la estación de Ischgl. Era la culminación de un proyecto que comenzó tras la fundación el 7 de Octubre de 1961 de la "Liftanlagen von der Silvrettaseilbahn AG". El pueblo entero había llegado al convencimiento de que si no explotaban ese oro blanco que cada invierno les tapaba sus montañas, acabaría muriendo el valle.
Pero fuera de Ischgl nadie les creyó. Los bancos les dieron la espalda, y apenas recibieron las ayudas de instituciones públicas. Así que los granjeros y campesinos aportaron sus ahorros, y los que no tenían hipotecaron sus casas. Había una fe ciega en ese nuevo proyecto. En 1963 llegaban por fin los remontes, un telecabina y un telesquí, pero la caída del primero de ellos poco antes de la inauguración obligó a posponer la apertura unos días más. Finalmente en enero de 1964 llegaban los primeros esquiadores.
Desde entonces y después de gastar más de 572 millones de euros dede 1978, se ha convertido en una de las estaciones con mayor facturación del mundo. En Austria su posición es aplastante superando en más de un 50% a su inmediata perseguidora. Este año en el mes de Abril llegaron a su cliente número 2 millones. Es la sexta vez en su historia que logran superar esta cifra, solo al alcance de un puñado de estaciones en el planeta.
Por tanto, será esta sin duda una excelente temporada que le permitirá superar de nuevo los 71,2 millones de euros de facturación del año pasado y 18,56 millones en beneficios. No obstante no se repartieron dividendos ni se ha hecho nunca.
El 27,88% de las acciones de Silvrettaseilbahn AG están en manos del Ayuntamiento de Ischgl. El 22,33% de la Asociación de Municipios del Valle de Panzaum (de los cuales más del 33 por ciento también controla Ischgl). La Asociación de empresarios de turismo de Ischgl tiene el 19,39%. Y finalmente hay un 30,40% de acciones que se compran y venden entre inversionistas privados. El Silvrettaseilbahn AG a su vez posee alrededor del 53% de Bergbahnen Samnaun AG, la empresa que controla las pistas suizas a las que está conectada Ischgl.
Todo el dinero que se genera se reinvierte en las instalaciones. Y no se están de nada. Los remontes de última generación, se montan en Ischgl. Telesillas totalmente automatizados con asientos de cuero y calefacción, o modernas telecabinas ideadas por los mejores diseñadores de automoción, a los que tampoco les falta ningún tipo de comodidad. Tampoco faltan los mejores espectaculos de altura. Cada inicio y final de temporada se celebran con conciertos gratuitos, aunque se tiene que llegar en telecabina. Alli han actuado cantantes y grupos de la talla de Bob Dylan, Tina Turner, Elton John, Mariah Carey, The Corrs, Rod Stewart, Jon Bon Jovi, Enrique Iglesias, Pink, Beyoncé, Rihanna, Leona Lewis, Kylie Minogue, Katy Perry o Alicia Keys. También el ex-Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton, hizo un discurso en las montañas de Ischgl en 2002.

Hoy, tras haberse conectado a las pistas de Samnaun (Suiza), forman uno de los dominios esquiables más grandes del mundo, con 45 remontes, 506 hectáreas y 238 kilómetros de pistas de esquí, incluyendo los itinerarios. Su público es sobre todo alemanes, los cuales son el 51%. Les siguen los esquiadores holandeses, que son el 10%, seguidos de suizos con el 7,7%, belgas el 5.1% y curiosamente los austriacos cierran prácticamente la tabla con el 3,9%. Por detrás de ellos, más de 20 nacionalidades distintas entre los que destacan los rusos con el 2,1%.
Para lograr atender a tal cantidad de turistas, el valle de Paznaun, donde se enclavan muchas de las pistas y remontes, se ha ido dotanto de unas 22.000 camas, 11.500 de ellas están en Ischgl. Es una barbaridad para una sola estación. Hay que tener en cuenta que toda Andorra, donde el turismo es la principal economía nacional, tienen 30.000 camas.
Pese a esta cantidad de camas tienen problemas cada invierno para atender a todos los esquiadores. Este pasado invierno solo en Ischgl, se generaron 1,38 millones de noches, el 60% de las pernoctaciones del valle de Paznaun. En ningún otro lugar en Austria hay una concentración tan grande de hoteles de cuatro estrellas y restaurantes de calidad. Incluso en términos absolutos, sólo Salzburgo y Viena tienen más restaurantes gourmet que Ischgl.
La preocupación ahora es crear más alojamiento, pero en Ischgl, un pueblo de tan solo 1.600 habitantes, no cabe ya literalmente ni una sola habitación más. Las poblaciones vecinas de Kappl, Galtür, Ver y Pians también están al límite de su capacidad, así que los responsables y los más de 1.400 empresarios que viven del turismo de las pistas de Ischgl-Sannaum, se han fijado en el pequeño pueblo de Bschlabertal. Está en una zona totalmente virgen de turismo. Alli solo se vive de la ganadería, por lo que los jóvenes, que ya no quieren vivir sacrificados a los animales, se marchan en cuanto quieren buscar un empleo.
Allí el Ayuntamiento quiere colocar algún remonte para conectarse al dominio esquiable de Silvretta Arena Ischgl-Samnaun. Pero mientras algunas personas critican que pueden acabar destruyendo uno de los pocos pueblos puros del valle de Panzaun, los habitantes responden afirmando que si no se realiza el proyecto, será el pueblo el que quedará vacio porque los jóvenes se marchan y no pueden vivir de los pocos alemanes que buscan la naturaleza.

La situación inquieta a todos. Si bien los Verdes afirman que se puede acabar con un valle virgen, entienden también que un valle sin gente es un lugar muerto. La Silvrettaseilbahn AG también trata de ayudar a los empresarios locales para fijar población aunque no haya turismo. Desde 1997 compran casi toda la carne a 60 ganaderos con su propio matadero. En total más de 1 millón de euros les han comprado. Para montar el año pasado el B2 Flimjochbahn participaron 40 empresas, con un 95 por ciento de los contratos adjudicados a pequeñas y medianas empresas austriacas.
En todo caso, cuando se haga, se hará respetando al máximo el medioambiente y con las nuevas técnicas de diseño de estaciones e instalaciones para el esquí que busquen un equilibrio entre naturaleza y población.
¿Y qué tal ha ido la medida? Pues muy bien. No solo la gente la ha respetado, sino que si alguno se saltaba la medida, el resto de personas a su alrededor le informaban de la nueva situación y les invitaban a irse a cambiar al hotel.
