Y es que el éxito de la nueva estación, construida de cero para los Juegos Olímpicos de Sochi, ha cogido tan de sorpresa a sus responsables, que nunca esperaron que se llenara tan rápidamente. Pero empezaba a morir de éxito. Estas son algunas de las imágenes que se repetían todos los días del mes de Febrero:
Hace unos días el Gobierno anunció una inversión millonaria para ampliar pistas y colocar nuevos remontes. Tres de ellos de manera urgente dada la situación, sobretodo en fechas de periodos vacacionales. De hecho el resto de días la afluencia entra dentro de la normalidad, y este es el punto que los responsables de la estación de Sochi quieren trabajar también para atraer esquiadores fuera de los días festivos.
Los principales problemas que se ha encontrado está en la entrada a la estación. Los primeros remontes de subida no son capaces de absorber el exceso de demanda. Cuando además hay alguna competición internacional, el problema se agrava notablemente. Además los sistemas de inspección de forfaits ralentizan aún mas la agilidad de la cola. Aunque tienen sistemas manos libres, se quiere mirar de cambiar por otro más ágil. Y la tercera razón es que una vez llegan arriba, la mayoría de remontes apenas tienen acceso a un puñado de pistas, por lo que los esquiadores bajan todos juntos y vuelven a estar abajo en pocos minutos uniéndose a los que quieren empezar su jornada.
Por suerte las cosas se están moviendo, y esta primavera comenzaron los trabajos para un nuevo telecabina de alta capacidad llamado Dryad que partirá desde la base, cerca del estadio de competición. Se unirá al telesilla Edelweiss, que también se está montando estos días y ya casi terminado. Otro telecabina llamado Tundra se está colocando también en otra parte de la montaña.
De esta manera parece que la insistencia de Putin para que sus ciudadanos se queden a esquiar en el país está teniendo éxito, aunque no hay que obviar que el Rublo está más bajo que hace un par de temporadas y que salir fuera es más caro.