Declarado culpable de homicidio involuntario un remontero de Châtel

Kieran Brookes, un joven británico de 14 años falleció en febrero de 2011 estrangulado por las correas de su propia mochila mientra trataba de bajarse de un telesilla en la estación de esquí de Châtel, en los Alpes franceses. Al parecer resbaló de la silla quedando colgado durante cuatro minutos, según testigos del accidente. Se hicieron intentos de reanimación durante ocho minutos antes de trasladarlo al hospital de Annecy, donde ya entró con una lesión cerebral. Falleció el 17 de marzo de ese año.

Richard Cettour, de 50 años, era la persona encargada de la seguridad de los pasajeros en el remonte, pero no estaba en su sitio, por lo que no pudo reaccionar a las advertencias de otros esquiadores que le pedían que accionara el botón de parada. Cettour ha sido declarado culpable de homicidio indirecto (término de la justicia francesa que equivale al involuntario) con un arresto de seis meses, que no deberá cumplir.

SAEM Sports et Tourisme a Châtel, la empresa que gestiona las pistas y remontes de esta estación francesa, también fue acusada de homicidio involuntario, pero ha sido absuelta finalmente.

Los padres se sienten tranquilos con que la justicia les haya dado la razón, pero creen que la muerte de su hijo puso de relieve los fallos de la industria de este tipo de aparatos, que consideran dejan toda la seguridad en manos de una sola persona. Creen que podría volver a suceder si no se toman medidas.

Los padres tuvieron que sufrir también el retraso en el entierro de su hijo. Las pruebas para la investigación impidieron darle sepultura hasta septiembre de ese año. Tampoco se pudieron donar sus órganos, tal como quería la familia, para que parte de su hijo siguiese viviendo en alguna parte.