Por lo menos, una cosa es segura: Pyeongchang se beneficia de unas verdaderas condiciones alpinas y la nieve está garantizada, por lo que la competición no se verá perturbada por el calor que hizo en Sochi, que afectó a las pistas de las pruebas de esquí.
Corea del Sur también pretende racionalizar los gastos organizativos, mientras que Rusia no reparó en convertir los de Sochi en los Juegos más caros de la historia, gastando unos 37.000 millones de euros, un costo excesivo motivado por la falta de infraestructuras de todo tipo que tenía Sochi. El presupuesto con el que parte Pyeongchang-2018 es de "sólo" 5.000 millones de euros, que incluye una ferroviaria de alta velocidad entre Seúl y la sede de los Juegos.
A diferencia de Sochi, una región virgen en infraestructuras deportivas, Pyeongchang ya tiene construidas las pistas de biatlón, que ya acogieron el Mundial de 2009, así como las instalaciones de saltos de esquí, esquí nórdico, esquí acrobático y esquí alpino. Faltan por construir la pista de bobsleigh, así como las diferentes pistas para las pruebas de patinaje.
"Confío en nuestra capacidad para prepararnos poco a poco en estos cuatro próximos años", dice Lee Byung-Nam, miembro del comité de organización surcoreano que ha escrutado con lupa todo lo ocurrido en Sochi. En Sochi, además, "ha habido problemas de telecomunicaciones, lo mejoraremos en Pyeongchang", aseguró Lee, ya que Corea del Sur, patria del gigante electrónico Samsung, es uno de los países más 'conectados' del mundo.
Norcoreanos en Pyeongchang
Para el jefe del comité de organización (BOCOG), Kim Jin-Sun, los Juegos de Pyeongchang consagrarán la metamorfosis sufrida por Corea del Sur desde que organizó los Juegos de Verano en Seúl-1998. "Una generación más tarde, en 2018, el mundo descubrirá un país realmente moderno", asegura.Es también una gran "oportunidad" para los deportes de invierno en Asia, donde están "relativamente subdesarrollados con respecto a Europa y Norteamérica", aunque en plena expansión, estima Kim.
En su suplemento deportivo, el Don-A Ilbo, el diario más leído en Corea del Sur, advirtió no obstante a los organizadores contra los efectos desastrosos en términos de imagen que supuso todo el período de preparación de los Juegos de Sochi, cuando los periodistas ironizaron sobre los errores de la organización o sobre la falta de comodidad en los hoteles. "Pese a las inversiones faraónicas, las construcciones de baja calidad han llevado a muchos a la exasperación. Es algo que deberían tener en cuenta los organizadores de Pyeongchang", destacó el diario.
En el terreno político-diplomático, Corea del Sur no debe temer golpes de efectos contestararios como los de las componentes de grupo 'punk' Pussy Riot ni la oleada de críticas por una ley anti-gay, pero tampoco debe olvidarse que Pyeongchang está a tiro de piedra de la frontera con Corea del Norte. La península coreana está dividida en dos desde el final de la guerra de 1950-53, que concluyó con un simple armisticio sin que nunca se haya firmado un acuerdo de paz y las relaciones entre las dos Coreas están bajo tensión permanente.
Según los responsables del Comité Olímpico Surcoreano, no se prevé ninguna negociación para fusionar los equipos de las dos Coreas en el horizonte de 2018, pero los norcoreanos, ausentes en Sochi, serán bienvenidos en Pyeongchang, insistió Kim Jin-Sun. "Espero que los atletas norcoreanos puedan participar en los Juegos de Pyeongchang. Sería una cosa muy, muy buena", insistió. Los dos países nunca han participado en unos Juegos con una delegación única, pero sus atletas desfilaron conjuntamente en las ceremonias de apertura de los Juegos de Verano de 2000 y 2004.
Juegos compactos
Al igual que en Sochi o en Vancouver, los Juegos de 2018 se celebrarán en dos zonas diferenciadas: una, la del litoral, para los deportes de hielo con base en Gangneung; la otra, en la montaña, para las disciplinas de nieve, en Pyeongchang propiamente dicho. "Queremos organizar los Juegos más compactos de la historia, ninguna instalación olímpica estará a más de 30 minutos del centro de la ciudad", aseguró Kim Jin-Sin, máximo responsable de la organización.