Bourg d’Oueil no solo es quizás la más pequeña de todos los Pirineos, al contar con solo 4 pistas (2 rojas 1 azul y 1 verde), sino que además solo tiene un empleado: el conductor de la máquina pisapistas. Cada mañana un par de horas antes de la apertura de pistas arranca el vehículo, deja el área esquiable impoluta, y poco después llega un bombero, un mecánico, dependientas de comercios, un especialista en arte románico, el piloto de un Airbus A-380, y hasta una profesora entre otros, para ocupar sus puestos asignados.
En total 20 voluntarios, y lo hacen para mantener la estación a flote.
Se trata de una estación muy pequeña que abre su temporada justo el día de Navidad, y cierra en cuanto se acaban las vacaciones escolares en la primera semana de Marzo.
Apenas un par de meses en los que excepto en las fiestas de Navidad, solo abre los fines de semana y algún festivo por medio. Su cliente potencial son familias con niños en edad de aprender que tienen en Bourg d’Oueil una opción muy económica para contratar las primeras clases. El forfait de 1 jornada, lógicamente el más vendido, cuesta 12 euros.
La estación está gestionada por una empresa pública formada por los pequeños pueblos de Mayrègne, Caubous, Cirès y Bourg d’Oueil (pueblo de solo 8 habitantes). Para todos ellos los esquiadores que llegan en estas fechas son un complemento importante para sus economías en invierno. De hecho destinan el 90% de sus presupuestos para Turismo, al mantenimiento de la estación.
Pese a esta aportación y lo que llega de la venta de tickets, a veces no se llega. Este año por ejemplo se han gastado 90.000 euros en revisión de remontes, y se dieron cuenta que uno de sus tres telesquís se estropeó. No han podido conseguir el dinero para repararlo, así que de momento han empezado con dos de los remontes.
También se ha ampliado la cocina del bar, y se ha construido una nueva cabaña para albergar lavabos y enfermería. En el mismo edificio está el alquiler de esquís, que lleva el alcalde de Mayrègne.