Copenhague se toma en serio el tratamiento de sus residuos. Menos del 2% de la basura que generan sus ciudadanos acaba en el vertedero. En 1988 la cifra rondaba el 40%. Una parte de su estrategia pasa por el reciclaje (ya procesa más de la mitad del total), y otra por la producción de energía a partir de los desechos.
Copenhague ya cuenta con una central, ‘Amagerforbraending’, que transforma la basura en electricidad y calor, que aporta al sistema de calefacción público de la ciudad. Recientemente ha comenzado las obras para reemplazarla por una planta más eficiente y que, además, cambiará la cara de la ciudad.
Amager Bakke (‘colina de Amager’) será a la vez una central de tratamiento de residuos, una pista artificial de esquí, y un recordatorio permanente de que los residuos son contaminantes. La empresa responsable de su construcción, Bjarke Ingels Group, ha asegurado que su intención es crear algo eficiente y bonito, que sea beneficioso en términos económicos, sociales y medioambientales.
Sobre el tejado de la nueva central Amager Bakke, que contará con muros ecológicos llenos de plantas, se va a instalar una estructura de nieve artificial al aire libre. Esta contará con tres descensos, cada uno con un nivel de dificultad (verde, azul y negro). El asecensor que subirá a los usuarios a lo alto de las pistas pasará directamente sobre la zona de almacenamiento de gases, con el propósito de que los usuarios no olviden el objetivo primordial de la instalación.
Aunque la primera piedra del proyecto se puso el pasado 4 de marzo, se espera que se pueda poner en marcha durante 2016. Según Rikke Houkjær, responsable de comunicación de la ciudad, Amager Bakke será «aún más eficiente que la planta actual». La planta, de casi 100.000 metros cuadrados, estará situada en la isla de Amager. Esta aloja varios barrios de la capital danesa, su aeropuerto internacional, y algún municipio pequeño anexo.


