Fundada en 1971 por los Balanguer, una familia de leñadores que vieron una oportunidad en el incipiente negocio del esquí, y se asociaron a un ingeniero que había trabajado para una de las grandes estaciones de los Alpes. La Quillane ha ido creciendo desde entonces a un ritmo lento pero sin pausa, y todo fue pensado para hacer fluir a los esquiadores. No mas de 500 personas se llegan a acumular diariamente en las pistas, y por tanto no se viven colas en su tres remontes, que dan acceso a apenas 10 hectáreas de nieve.
También todo el proceso está pensado para reducir al máximo los gastos. Según sus responsables, apenas se necesitan 400.000 euros para cubrir la temporada. Ellos mismos se hacen el mantenimiento de remontes y maquinaria, y cuentan con un personal polivalente que tanto se ponen a las manos de una pisapistas, como operan los 17 cañones de nieve artificial, que garantizan el 100% del area esquiable. También ajustan el calendario. Así, una veza acabadas las fiestas de Navidad, en enero solo abren los fines de semana hasta que llega Febrero y sus vacaciones escolares, momento en que vuelve a abrirse diariamente. Y antes de invertir trata de aprovechar instalaciones de otras estaciones, que luego ellos ponen a punto y modernizan si es necesario. Y todo esto tan solo con 8 empleados en plantilla fija, y hasta 23 temporales.
Lo que no se ajusta es el horario. Aquí se ponen en marcha los remontes a las 09h de la mañana, y no se paran hasta las 17h de la tarde y los fines de semana hasta las 20h, gracias a un potente sistema de iluminación artificial que cubre el 100% del área esquiable. Es la única estación del Pirineo que ofrece esquí nocturno toda la temporada.
Entre los proyectos que tienen en mente a corto plazo está la construcción de un circuito para aprender a conducir en hielo, el primero del Pirineo, además de un centro termo-lúdico que aprovechará las aguas termales que fluyen por debajo.
Y en verano, para acabar de cuadrar los costes, la familia vuelve a su negocio tradicional, el forestal. Se dedican a talar árboles, hacen ingeniería de montes y venden muebles. Y a menudo, cuando una estación del Pirineo necesita arreglar una pista para instalar cañones de nieve, son los Balanguer los que hacen los trabajos de limpieza de árboles, los cuales se llevan y aprovechan para su negocio forestal.
También tienen parte del negocio del zoológico de Les Angles, e incluso ofrecen la pesca de trucha en el depósito de agua que en invierno usan para la fabricación de nieve artificial.