Cerrado a cal y canto, no solo para los turistas, sino para los propios ciudadanos que quieran emigrar. Así es Corea del Norte, uno de los últimos vestigios de la época comunista más feroz. Gobernado con puño de hierro por Kim Jong-Un, hijo de Kim Jong-Il, así mismo hijo del dictador y fundador de la República, Kim Il Sung, quien pese a su muerte, fue nombrado Presidente eterno, y sigue figurando en las plazas y lugares públicos donde la población debe rendirle culto.
Toda una dinastía que pese a mantener a su pueblo en condiciones paupérrimas, mantiene algunas infraestructuras como una pequeña red de metro subterráneo, ciudades, e instalaciones para el deporte. Famosos son sus desfiles militares o danzas multitudinarias coordinadas con una exactitud férrea, seguro que lograda a base de muchas horas y sufrimiento por parte de los ciudadanos.
La división entre población y clase político-militar es enorme. Unos pasan penurias, y los otros disfrutan de cosas tan banales en el resto de países como un pequeño acceso a Internet, o piscinas e incluso parques recreativos. Entre estas instalaciones está la pequeña estación de esquí de Mount Paektu, en el pueblo de Begaebong. Apenas cuenta con 800 metros de pistas, y un telesilla construido por los mismos norcoreanos que funciona con un motor de camión. El remonte traslada a los esquiadores hasta la cima gracias a sus 80 sillas, aunque lo más probable que sea a una velocidad desesperante.
En la zona estuvo el fotógrafo Eric Lafforgue en Mayo de 2008, y todavía había bastante nieve. Según cuenta, las casas e instalaciones de la zona eran bastante nuevas, y había planes para ampliar el complejo invernal con algunas pistas mas.
Según contaba un habitante del pueblo, son numerosos los esquiadores que llegan de todas partes del país para deslizarse por la pista. Y los que no esquían, se divierten con la nieve.
Para los extranjeros esquiar aquí puede ser una tarea titánica. Para empezar tienen que darte un muy restringido permiso para entrar en el país. Y una vez pases la frontera es probable que muchos de los enseres que lleves te sean requisados hasta tu vuelta. Y aún así, no se puede visitar el país alegremente, sino que debes ir con un 'guía' que te irá indicando que sitios puedes estar y cuales no.