El estudio no pudo explicar esas diferencias, pero el doctor Robert Johnson, especialista en medicina deportiva de la Facultad de Medicina de la University of Vermont, que no participó en el estudio, consideró que podrían atribuirse
"a una variada cantidad de causas.
La anatomía, los patrones de fuerza, los músculos, la pelvis más ancha... todo suma. No es un solo factor".
El equipo de Gerhard Ruedl, de la Universidad de Innsbruck, en Austria, reunió información sobre unos
200 esquiadores amateur que se habían lesionado el ligamento cruzado anterior (LCA) mientras esquiaban en Austria. Los hombres eran casi tan propensos a haberse lesionado la rodilla izquierda como la derecha, aunque el 87 por ciento era diestro. La mayoría (el 91 por ciento) de las mujeres también eran diestras, pero
dos veces más mujeres que hombres se lesionaron el LCA de la rodilla izquierda.
La habilidad para esquiar y la aptitud física no influyeron en el sitio de la lesión, lo que llevó a los autores a concluir que
el sexo del esquiador explica las diferencias. Ruedl comentó que la
asimetría corporal asociada con la fuerza y la
propiocepción es mayor en las mujeres que en los hombres. La propiocepción es el sentido que le informa al organismo la posición del cuerpo, en este caso la rodilla
"Estudios previos habían demostrado que la fuerza y la propiocepción están más desarrollados en la pierna dominante que en la no dominante".
Eso podría aumentar la vulnerabilidad femenina al estrés sobre la rodilla no dominante durante los giros al esquiar
"Durante un giro cerrado, la presión más alta está sobre el filo interno del esquí (externo). Nuestros resultados demuestran que la mayoría de los esquiadores se lesionaron el LCA durante un giro a la derecha, cuando la pierna izquierda (en la mayoría, la no dominante) queda en posición externa".
El equipo escribió este estudio el 16 de marzo del 2012 en el American Journal of Sports Medicine que
cuatro de cada 10.000 visitas a un centro de esquí terminan con un desgarro del LCA. Por lo tanto, Ruedl recomienda que los esquiadores refuercen la musculatura y el equilibrio de la pierna no dominante para compensar las diferencias entre ambas piernas.
Johnson se manifestó escéptico sobre el entrenamiento focalizado para reducir las lesiones de LCA en las esquiadoras y comentó que
no hay estudios que demuestren que entrenar los músculos de una pierna podría prevenir las lesiones en un giro durante un descenso.