En Zermatt cayó un metro de nieve en menos de 24 horas, lo que obligó a cerrar las pistas y remontes a partir de las 13.30h del jueves 5 de enero. Tampoco podía entrar o salir nadie de la estación y del pueblo, e incluso en muchos casos se pidió que la gente se mantuviera en sus hoteles y alojamientos. El Ski Club of Great Britain, informó que muchos británicos perdieron sus vuelos y se vieron obligados a contratar una noche mas de hotel, pero que en la mayoría de casos todos los costes extras son compensados por las pólizas de seguro del viaje, siempre y cuando el operador turísticos no haya podido trasladar a los esquiadores a otras estaciones de alrededor que estaban abiertas, algo que dada la situación, fue del todo imposible.
El pueblo de Zermatt se encuentra a una altitud de 1.650 metros, y se hizo famoso a partir de 1.865, cuando el montañista británico Edward Whymper lo usó como base para conquistar el Matterhorn. El pueblo está libre de humos, y tan solo pueden circular los coches eléctricos de las empresas y comercios locales. Para llegar, los turistas usan el tren cremallera, que les deja en Tasch.
La situación está cargada de ironía, porque hace justo un mes se temía por la temporada, con estaciones sin nieve e incluso la obligación de cancelar algunas pruebas de Copa del Mundo. Las imágenes de pistas totalmente marrones dieron la vuelta al mundo, y las temperaturas tampoco ayudaban a fabricar nieve. Apenas dos o tres días después de comenzar el Puente de la Inmaculada, la nieve empezó a llegar con fuerza, y desde entonces sigue sin dejar de nevar.
La situación en cambio promete ser excelente para los que inicien su semana de esquí a partir de este lunes, ya que se espera un cambio radical del tiempo, con jornadas soleadas que permitirán disfrutar al máximo, no solo de una paisaje bubólico, sino de nieve recién caída y con buenos grosores.