Y es que tanto responsables de las estaciones como hoteleros coinciden en afirmar que los esquiadores
han acudido en masa al Pirineo de Lleida y han llenado establecimientos y pistas. Así, el sector de la nieve cierra esta campaña de Navidad con
satisfacción y optimismo, después de que, a pesar del contexto de crisis económica, la venta de forfaits y la ocupación hotelera haya sido s
uperior a la de los dos años anteriores. Así, y mientras se espera el recuento final, el Patronato de Turismo de la Diputación prevé superar los
220.000 forfaits vendidos, cifra similar a la de enero del 2006 (225.000 forfaits) y notablemente superior a la de hace dos años (160.000 forfaits) y a la del año pasado (150.000 forfaits).
 | | Así está Baqueira Beret estos días.. |
"La satisfacción no puede ser mayor, ya que hemos superado todas las expectativas", indicó ayer el director del Patronato de Turismo, Xavier Moncayo. Sobre este hecho, añadió que el impacto económico del turismo esta Navidad en Lleida rondará los
50 millones de euros, de los cuales el 14% se atribuye a la v
enta de forfaits. Sin embargo, Moncayo señaló que también ha habido actividad en el plan, especialmente relacionada con el turismo rural y los museos.
A pesar de los buenos resultados de esta campaña, con puntas de actividad que se situaron entre el 26 de diciembre y el 4 de enero, el sector no olvida que el contexto económico no le es favorable. Por este motivo, está a la expectativa de cómo evolucionará la actividad hasta el final de la temporada.
"La Navidad es diferente del resto del año. Mucha gente aprovecha estas fiestas para salir tres o cuatro días, pero la situación podría cambiar a partir de ahora, cuando las salidas son de fin de semana", apuntó el presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Juan Antonio Serrano. En el contexto económica, según Serrano, hay que sumarle la tendencia, cada vez más habitual, de
reservar a última hora. Por este motivo, considera que "
aún es pronto para aventurar una cifra de empleo para las próximas semanas".
Donde sí se ha notado la crisis, según Xavier Moncayo, es en el hecho de que
las estancias han sido más cortas, que muchos turistas preferían el menú o el bocadillo a la carta y que se han reducido los extras.