Gulmarg no es propiamente una estación de esquí como se entiende en Occidente. Es una vasta extensión de decenas de kilómetros nevados a la que no es fácil acceder, pero que ya ha empezado a promocionarse como futuro centro de deportes de invierno. Incluso se ha presentado una candidatura para los Juegos de Invierno de la Commonwealth, en 2010.
Gulmarg sólo cuenta con un teleférico de altura que lleva 4.000 m. a la cumbre del Monte Apharwat. Desde allí, largos kilómetros de descenso y 'couloirs' espectaculares con la mejor nieve virgen. Ya se están proyectando varios telesillas y un pueblo.
Sin duda, es una estación para esquiadores y surfistas amantes de la aventura... y del riesgo. No debe olvidarse que es el Himalaya y las avalanchas son de gran dimensión. Los visitantes –varios centenares cada año, entre indios y extranjeros–, no encontrarán las comodidades de una estación moderna, pero el paisaje, el entorno y la nieve son de primera calidad. Nieve polvo impecable.
Sólo nieve
“Los turistas echarán a faltar bares, restaurantes, discotecas, pero los aventureros disfrutarán. Es el 'far west' del esquí”, dice el ex campeón australiano Steve Lee. Laurie Bowles, un snowboarder inglés, lo explica así: “He esquiado en todo el mundo pero esto es magnífico. Pese a todo has de andar unas horas si no tienes mucho dinero y puedes alquilar un helicóptero. Aquí estás en el techo del mundo, en el Himalaya, donde lo único que se puede hacer es montaña”. Algunas empresas ya han adivinado el potencial para el helisquí, y una compañía, 'Extremely Canadian', propone viajes a Cachemira a sus clientes. Para gente que ya ha esquiado en todos los lugares más convencionales.
Gulmarg pretende, sin embargo, conservar su virginidad. “Queremos desarrollar una estación pero no que hayan edificios de varias plantas”, dice Fayaz Ahmad, director de una sociedad estatal para fomentar el turismo en la región.
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