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"En Asia hay ahora mismo un auténtico boom del esquí", revela Lee. Catorce países, entre los que se cuentan Taiwán, Mongolia, Pakistán, Líbano, Corea, Japón o China, explotan negocios de nieve. "No podemos decir que sean estaciones -por el reducido tamaño y poco desnivel de la mayoría de estos complejos-, pero sí tenemos miles de lugares para practicar el esquí", precisa el federativo.
Y mientras en Suiza, Francia o América el número de esquiadores va a la baja, en Asia algunas estaciones han aumentado su número de clientes hasta en un 260% en los últimos diez años. Es el caso de la estación de PyeongChang, en la provincia coreana de Gangwon, convertida en el destino de moda de habitantes de Malasia e Indonesia.
Un culebrón televisivo para atraer esquiadores
¿Y qué tiene que hacer una estación de esquí coreana para despertar esta fiebre por la nieve y conseguir ser visitada por un millón y medio de extranjeros por temporada?.
Lee lo explica sin ningún rubor. "Inventamos un culebrón, una telenovela, para despertar el interés de la gente por el esquí". La trama de esta serie de amor, odios y traiciones transcurre en esta estación de esquí de Corea. "Las mujeres de mediana edad que la han seguido, desde Japón hasta Malasia, quieren ver el escenario donde se mueven los protagonistas del culebrón y han arrastrado hasta aquí a toda su familia", añade Lee.
En Europa no ha pasado inadvertida esa incipiente fiebre asiática por el esquí. Philip-Gausset, representante de pe la empresa francesa Trasmontagne y otro de los ponentes del congreso de turismo de nieve celebrado en Andorra, anunció que su firma había desembarcado ya en China para participar en proyectos de nieve. "Estamos ayudando a reflotar algunas estaciones, no hemos ido ahí a comprar", precia Gausset.
Y es que el objetivo que se ha marcado Transmontagne, según revela su representante, es "atraer al mayor número de chinos posible al mundo de la nieve, porque estamos convencidos de que una vez se enganchen al esquí van a buscar después estaciones más grandes y esos complejos sólo los encontrarán en Europa o América". Gausset afirma que en China puede haber medio millar de estaciones de esquí con 10 kilómetros de pistas, cada una, de media. "Veintiséis millones de chinos -el número de esquiadores que se calcula habrá en ese país en diez años- son muchos para tan pocos metros de nieve y hay que animarles a que vengan a esquiar a nuestros países".
Josef Zenhäusern, de la Federación Internacional de Esquí, apuesta también por atraer el mercado asiático tras constatarse, tal como afirma, que en Europa "el cliente de nieve envejece sin que haya relevo, el cambio climático amenaza el negocio y cada vez hay menos tiempo disponible de ocio". Zenhäusern ofrece cifras que no invitan al optimismo: "El 20% de las mujeres esquiadoras abandona este deporte; el 30% de practicantes de snowboard deja el esquí al cabo de una o dos lecciones y el 10% de las personas que visitan por primera vez una estación o siguen una clase de esquí no regresa nunca más a las pistas".
Tanto pesimismo sobre el futuro del esquí no ha agradado a las delegaciones catalanas que han asistido a este congreso mundial celebrado en Andorra. Empresarios y políticos catalanes y andorranos creen que aquí la situación aún no es tan grave como en Suiza o Francia, aunque expertos de estos países animan al sector de la nieve de Catalunya y Andorra a trabajar ya para innovar en su oferta si no quieren tocar también fondo en este negocio, como les está pasando a ellos.
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