Parte de ese goloso pastel de casi 3.500 millones de pesetas puede acabar nutriendo los comercios y estaciones del Pirineo aragonés y catalán que, con la llegada del AVE a Zaragoza y Lleida, se acaban de poner a la mitad de tiempo de Madrid del que estaban antes, 'alejando' de paso la nieve de Sierra Nevada de la capital de España. Y es que la estación granadina sigue hoy a cinco horas por carretera y a seis o siete por ferrocarril frente a sus competidoras pirenaicas, que por obra y gracia del Ministerio de Fomento, se sitúan desde la semana pasada a un par de horas y media.
No es extraño pues que la conexión Madrid-Zaragoza-Lleida en AVE se vuelva en contra de los intereses económicos granadinos y amenace con golpear el turismo invernal -una de las principales fuentes de riqueza de Granada- y por ende el bolsillo de los empresarios de la sierra, donde entre 150 y 160 comercios y establecimientos hosteleros viven de la nieve.
«Obviamente la noticia del AVE a Zaragoza y Lleida no es buena para nuestros intereses», apunta el presidente de la asociación de empresarios de Sierra Nevada, que prefiere ser optimista en la confianza de que la mayoría de los 200.000 madrileños que cada año esquían en Sierra Nevada sigan fieles a su estación de siempre, que tiene en el sol una de sus mejores bazas frente al borrascoso norte.
Según Martínez, el esquiador madrileño se gasta en la sierra entre 100 y 120 euros diarios -incluyendo forfait, alojamiento y comidas- lo que supera a la media de gasto de cualquier otro visitante, que oscila entre los 80 y 90 euros. Sólo en forfaits, los madrileños se dejan cerca de 6,5 millones de euros y aportan casi uno de cada cuatro euros que ingresa Cetursa, la sociedad que gestiona los medios mecánicos en Sierra Nevada.
Un norte competitivo
«Afortunadamente las comunicaciones por carretera con Madrid son buenas, pero está claro que las estaciones pirenaicas se van a volver más competitivas gracias al AVE y eso puede incidir negativamente en nuestros ingresos, cosa que se podrá comprobar conforme avance la temporada», explica Martínez, que ve con más preocupación que la estación granadina se haya quedado pequeña y no se haga nada por ampliar su extensión.
«La repercusión del AVE está aún por cuantificar, pero la falta de espacio sí que es un problema real que venimos denunciando año tras año, y que nos está suponiendo una pérdida continua de esquiadores, que se marchan a las estaciones del Pirineo». Allí, según Martínez, no tienen los problemas de masificación que sufre Sierra Nevada los fines de semana.
Mientras la alta velocidad ya es una feliz realidad para aragoneses y catalanes, Granada deberá esperar al 2005 no ya para gozar de la rapidez del AVE sino para reducir a tres horas y media la distancia ferroviaria con Madrid, actualmente en 5 horas y 45 minutos. La promesa de Fomento es que este tiempo se rebajará una hora en el año 2007, cuando se pongan en marcha las variantes de Loja y la Peña de los enamorados. Pero la sensación que queda es que mientras que en Zaragoza y Lleida ya tienen AVE, y el de Málaga marcha a toda velocidad, aquí vamos con retraso y con la Junta y el Ministerio enredados en la discusión de si el tramo Granada-Bobadilla será de una vía -con lo que los trenes no se pueden cruzar- o de doble vía.
Los presidentes de la Cámara de Comercio y de la Confederación de Empresarios, Antonio Robles y Sebastián Ruiz respectivamente, lo tienen muy claro: que esa discusión política no retrase ni un minuto más la puesta en marcha del tren que en 2005 dejará a Madrid a tres y horas y media. «Ya hemos perdido un tiempo precioso para seguir perdiendo más», manifiesta Antonio Robles, convencido de que, aunque el AVE a Zaragoza «nos vaya a hacer la puñeta», no se puede bajo «ningún concepto» perder el horizonte del 2005, «para, a partir de ahí, bajar los tiempos paulatinamente hasta las dos horas y media».
Robles ilustraba con un gráfico ejemplo la importancia de contar cuanto antes con una conexión rápida a Madrid -tipo Talgo 200- aunque ésta no sea el AVE. «Si me muero de hambre prefiero que me den ahora un trozo de pan a que me prometan un banquete dentro de una semana». Sebastián Ruiz compartía esa misma necesidad de rebajar tiempos. «El AVE a Zaragoza y su repercusión en Sierra Nevada es un toque más que suficiente de atención a la economía granadina y al turismo de nieve como para seguir discutiendo sobre el tema. Ya vale».
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