Desde las seis de la tarde del sábado se organizaron patrullas para rastrear las pistas de la estación (en caso de que Mario Hortal hubiera sufrido un accidente), y toda la zona colindante a la estación por donde podría haber descendido desde Cuitu Negru. El Valle del Sol, El Tubo, El Vallón y Fuente La Rena fueron peinados durante toda la tarde, la noche y desde primeras horas de la mañana del domingo.
Otras patrullas rastrearon El Valle de la Cascada, el Negrón, la Pista de Huarte y Coleo. Desde el principio, tanto los profesionales de la estación como la propia Guardia Civil apostaron por el Valle de Sistreo como principal posibilidad para encontrar al esquiador perdido, La tarde noche del sábado se organizaron patrullas desde el Cuitu Negro y desde Villadangos, pero el tiempo infernal no permitió avistar al joven perdido. A las ocho de la mañana partieron tres expediciones hacia ese valle tomando las tres rutas posibles que podía haber seguido en su desorientación.
Una de esas patrullas compuesta por los pisteurs Félix Muñiz, su hermano Angel (Charly) y Carlos Bayón, además de los guardias civiles Juan Roncero y Anselmo Vidal, avistaron al joven tras seguir las huellas que partían de la cabaña. Lo hicieron justo a tiempo, antes de que desfalleciera y, sobre todo, de que cayera al pequeño embalse cubierto por la nieve que había en el camino a Villadangos, donde hubiera perecido congelado.
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