La primera idea era dar la vuelta y esperar un día mejor. Sin embargo, con sólo afinar un poco el oído, se percibía un murmullo continuo amortiguado por la nieve. Entre las nubes bajas, cientos de personas reían, gritaban, se encontraban a tientas y disfrutaban de la nevada. La niebla y el mal tiempo no fueron motivos suficientes para que los aficionados a los deportes blancos se quedaran en casa.
La estación lenense de Valgrande-Pajares recibió ayer una afluencia masiva de turistas y esquiadores que llenaron las instalaciones del centro. Las carreteras de acceso a la estación invernal permanecieron limpias durante toda la jornada. No hubo necesidad de usar cadenas para circular. La densa niebla que cubría Pajares tampoco fue obstáculo para los aficionados al esquí que, como afirmaba el deportista carbayón Jorge Gutiérrez, «tenemos que aprovechar esta nevada porque se acaba la temporada y aún no ha empezado».
La llegada de la ola de frío ha caído como un rayo de luz entre los esquiadores asturianos y leoneses asiduos a Pajares. «Pensamos que este año entre las obras y la falta de nieve no disfrutaríamos del deporte, hay que aprovechar», afirmaba Desiderio García, vecino de León. Pajares registró ayer un aforo de más de 2.000 personas que se concentraron en la zona baja de las instalaciones. Las pistas altas permanecieron cerradas por precaución ante la escasa visibilidad. Los esquiadores disfrutaron de dos kilómetros de pistas con un espesor de 80 centímetros.
En San Isidro la afluencia fue mayor, en torno a 5.000 personas, que disfrutaron de la jornada invernal en las instalaciones de la estación leonesa.
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