Debemos practicar cierto tipo de ejercicios, pero no necesariamente en un gimnasio, para coger la potencia y la flexibilidad muscular que requiere la practica del esquí. Es obligado para aquellos que no realizan deporte con normalidad. Una actividad física como el esquí, aunque se practique por puro placer, somete al organismo de personas sedentarias a exigencias físicas a las que no está habituado. Esta falta de condición física del practicante, hace que las primeras jornadas de esquí se vean enturbiadas por fuertes agujetas y sus consecuencias en nuestro cuerpo.
Los cuadriceps son los músculos más solicitados y tienen una función protectora fundamental de la articulación de la rodilla. Si el nivel de fuerza muscular no es el óptimo es fácil que se produzca un traumatismo en esta articulación, finalizando así la practica del esquí.
Para esos deportistas algo pasivos existe en el mercado el aparato de estimulación muscular, los más introducidos son de la marca Compex, que facilitan el trabajo a la hora de reforzar la fuerza muscular. La electroestimulación, que puede combinarse con trabajo dinámico voluntario, es una solución para aquellos que tienen reticencias o no encuentran tiempo para el gimnasio, aunque puede combinarse con la practica deportiva. En la gran competición el primer esquiador que utilizó normalmente la electroestimulación para trabajar sus músculos fue el italiano Alberto Tomba, uno de los mejores esquiadores de todos los tiempos.
No obstante, una vez en pista nunca hay que olvidar un pequeño y sencillo calentamiento previo y hacer el descenso inicial con prudencia para no sufrir lesiones musculares.
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