La nieve y el viento, junto a las dificultades de circulación, marcaron ayer la apertura de la temporada de esquí en siete estaciones del Pirineo de Catalunya (Port Ainé, Boí Taüll, Espot, Vaquèira-Beret y Lles en las comarcas de Lleida y Masella y La Molina en las de Girona), con grosores de hasta un metro tras las nevadas caídas en los últimos días, y que ayer proseguían. Port Ainé, en el municipio de Rialp, se adelantó el viernes con una jornada de pases gratuitos, con una afluencia de un millar de esquiadores.
2,4 MILLONES DE PASES
Según Josep Messegué, gerente de esta estación, la campaña se presume excelente por la calidad y la cantidad de la nieve caída. La Diputación de Lleida confía en que se venderán 1,3 millones de pases en las estaciones de la demarcación, y 2,4 en toda Catalunya, con un impacto de 216 millones de euros.
Cuatro estaciones más de esquí alpino --Vallter 2000, Vall de Núria, Rasos de Peguera y Port del Comte-- esperan poder abrir el próximo fin de semana, puente del día de la Constitución.
Con todo, el inicio de la campaña fue ayer parcial en todas las estaciones a causa de las fuertes ráfagas de viento y de las nevadas que seguían cayendo, especialmente en las cotas superiores a los 2.200 metros, donde se registraron temperaturas de ocho grados bajo cero.
Las cadenas fueron necesario para circular por gran parte del Vall d'Aran y el tráfico de camiones se vio limitado en la N-230 a partir de Vilaller. En la calzada se formaron placas de hielo. También hubo problemas por la nieve en la Collada de Toses para acceder a la Cerdanya.
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