Esquiar el Valle Blanco es una excursión de altura que nos llevará casi toda la jornada, unas tres horas esquiando sin contar con las paradas. Además, conviene hacerlo con calma para saborear cada momento y por seguridad pues un glaciar implica grietas y desprendimientos.
Arriba, en los pasadizos de la estación dle Aiguille du Midi y saliendo por la cueva de hielo. Abajo: la salida y la arista.
Hay que madrugar para tomar uno de los primeros teleféricos que desde Chamonix nos sube hasta el observatorio del Aguille du Midi (3842 m.) y así tener tiempo de sobra por delante. El edificio en la cima del Auiguille du Midi impresiona, está encaramado a las paredes y aristas de roca y tiene pasadizos que atraviesan la montaña, las vistas son espectaculares por lo vertiginosas y por la distancia que se alcanza a ver en todas direcciones.
Descenso de la arista de Midi...
Desde uno de los pasadizos se accede a una cueva en el hielo que nos permite salir al comienzo de la renombrada Arista del Midi, que baja hasta un terreno cómodo donde ponernos los esquís. En el pasadizo, antes de la cueva, los esquiadores y alpinistas se ponen los crampones (imprescindibles), arneses e incluso algunos se encordan. La arista impone, no por su dificultad, sino por que está ´volando` sobre Chamonix, a la izquierda, 2800 metros más abajo y sobre el Valle Blanco, a la derecha. En invierno está equipada con un pasamanos de maromas que facilita mucho su descenso.
A la izquierda, la primera parada obligada en la Salle de Manger,
para tomar algo y saborear los primeros 1000 metros esquiados.
Al caos de hielo y al refugio de Requin.
En lo alto del Valle Blanco comienza el largísimo descenso que se puede hacer por varios itinerarios con distintas dificultades y en función de las condiciones de nieve. Aconsejamos el que va por la izquierda orográfica del Petit Rognon (el más frecuente) que es una prominencia de roca en mitad del glaciar (Mer de Glace), va por terreno empinado con algunas palas de 35 a 40º y combina zonas amplias con algunos pasos más estrechos en la cercanía de los campos de séracs. Por debajo del Petit Rognon hay un caos de hielo muy grande que se pasa por su izquierda orográfica por un terreno ratonero y que nos deja en el refugio de Requin (2516 m.), un sitio perfecto para tomar algo y disfrutar del entorno. Luego hay que descender una fuerte pala que nos deja en la parte más llana y amplia del recorrido que es donde se juntan el glaciar de Tacul con el de Leschaux que baja desde las Grandes Jorasses. En esta parte no hay ninguna dificultad pero no hay que bajar la guardia pues siempre puede aparecer alguna grieta, es un terreno amplio y bajo las cimas del Charmoz y el Grepon a la izquierda y el Aiguille du Moine, la Verte y el Dru a la derecha. Hacia los 1800 metros aparece el atormentado frente de morrena y, por la orilla izquierda, nos acercaremos extremando la precaución por las muchas grietas y agujeros, hasta llegar a donde quitarnos los esquís y, a veces tener que poner los crampones para alcanzar la parte baja de las larguísimas escaleras que suben hasta un pequeño telecabina que nos deja en la coqueta y mítica estación de Montenvers, en donde tomaremos el simpático tren de cremallera que nos devolverá a Chamonix.
A la izquierda, los últimos cientos de metros, que son llanos y donde se puede "trastear",
hasta llegar cerca de la morrena frontal, donde encontramos las largas escaleras (cada año más largas) para subir a Montenvers.
Esquiar en Chamonix y no hacer este descenso es imperdonable. Quizás no sea el mejor lugar para esquiar rápido, ni buscar la dificultad del terreno, de hecho, conviene ser muy prudente y evitar percances, especialmente hay que estar muy atentos a las grietas, quizás el mayor peligro de este descenso, que por supuesto sólo se puede hacer con garantías de buen tiempo y nieve estable. Es muy aconsejable contratar un guía para esta actividad que supone internarse en la alta montaña invernal durante muchas horas. Nosotros tuvimos el placer de hacerlo con Ricardo Montoro.
ADVERTENCIA: los deportes de nieve entrañan riesgos, la montaña es un entorno cambiante y a veces peligroso. NIX advierte de la necesidad de practicar estos deportes con experiencia sobrada, conocimientos técnicos, material adecuado, técnica suficiente y acompañados de guías UIAGM o monitores de esquí/snowboard titulados.