Jueves al medio día comenzamos nuestra andanza desde los albergues. Solecito, un poco de frio y unas vistas de como están dejando las pistas de la estación de esqui:
Nosotros a lo nuestro, llegar al refugio con los mochilones antes de que bajen más las temperaturas. Y cuando digo mochilones, es que son mochilones :
Poco a poco, pasito a pasito vamos acercándonos al destino, con una puesta de sol estupenda.
El Refugio de la Carihuela estaba bastante bien, sin nieve en el interior, pero ese no era nuestra destino, así que continuamos la marcha con un mar de nubes en la costa espectacular.
Pasamos la noche charlando, repasando anécdotas, cenando... en fin, lo típico. Al día siguiente, bien tempranito, salimos camino del collado del ciervo entre una niebla bastante molesta.
Paradita en la puerta del Refugio de la Caldera para ponernos los arneses y repartir el material.
El Refugio está bastante limpio, sin nieve en el interior, cuidémoslo entre todos para que siga así de bien: CIERREN LAS PUERTAS.
Nos dirigimos hacia el collado que da acceso a la zona de la laguna de la Mosca, para girar hacia la izquierda y comenzar el descenso hacia el incio del corredor.
La nieve estaba bastante bien, siendo buena para caminar y en algunos tramos un poco más dura. La travesía se hace descendiente siempre.
Y es bastante larga, se tarda bastante en llegar al comienzo del corredor.
El día estaba raro, a veces se iban las nubes y podíamos ver con claridad las nortes del Mulhacén y la Alcazaba, y otras se metía la niebla y no se veía nada... también nevaba cuando le parecía bien al de arriba. Pero nosotros a lo nuestro.
Como no bajamos lo suficiente, nos tocó bajar toda una pala, debido la estado de la nieve, lo más prudente fue bajarla de espaldas.
Pero ya veíamos el comienzo del corredor, así que estábamos felices.
Comenzamos el propio corredor con una nieve en la tónica de la que nos habíamos encontrado en la travesía. No estaba dura como para tener que asegurarnos, se hacía huella con facilidad, así que... manos a la obra.
A pesar de haber bajado más de lo previsto inicialmente, entramos al corredor hacia un poco menos de su mitad.
En esta foto se puede apreciar la inclinación que tiene el corredor.
Antonio y Samuel cogieron una antígua huella que había por el corredor, yo me quedé un poco detrás para ir haciendo fotos, disfrutar de mi particular corredor y abrir mi propia huella... como auto-castigo por un olvido en el refu
En la siguiente foto se ven nuestras huellas, y el espolón por debajo del cual debíamos haber entrado lo marca el piolet de mi mano derecha.
La nieve estaba perfecta, no corría aire, la nieve que nos caia no era nada molesta... estábamos disfrutando mogollón.
Antonio y Samuel se encaminaban hacia el estrechamiento, que en otras ocasiones tiene hielo, pero esta vez estaba perfecto.
Ya estábamos llegando al final, donde había un resalte de roca. Como la nieve que lo cubría en la parte superior no era lo suficientemente consistente para progresar con seguridad, decidimos rodearlo...
En esta foto se ve a Antonio volviendo al centro del corredor tras ese rodeo, camino del collado que marca el final de la ruta.
Ahi se ve el resalte en cuestión y a Samuel disfrutando de la cima. En otras ocasiones ese resalte se encuentra tapado por la nieve, o se puede progresar sin peligro.
La única pena fué no poder disfrutar de las vistas, ya que la niebla nos impidió ver todo el valle del Poqueira, las nortes, etc.
Así que nos encaminamos hacia el Refugio de la Caldera en mitad de la niebla, contentos por haber inaugurado nuestra particular temporada de Alpinismo con una bonita ruta.
Fotos: Samuel y Chamado
Saludos y gracias.