
El esquí y el snowboard son los dos deportes más conocidos que se practican en la nieve, siendo también los que más lesionados aportan, y cada año, también hay que decirlo, no faltan algunos que lamentablemente pierden la vida practicándolos. Y eso que, normalmente, cuando llega el deportista a la nieve tiene la mejor de las intenciones para pasar un buen día en la naturaleza, haciendo deporte, solos, con amigos o en familia.
Como vamos a ver, es relativamente fácil disfrutar en la nieve sin exponernos demasiado a los peligros que conllevan estas actividades. Eso si, sólo deberemos respetar algunas reglas y sobre todo, ser conscientes y responsables con lo que estamos haciendo.
Veamos a continuación, como vamos a pasarlo mejor en la nieve con seguridad, respeto al medio y a los demás, desde el primer día hasta nuestras salidas fuera de pista o en carreras de competición.
- Desde el primer momento, el primer día deberemos estar atentos: al medio, llevar un equipo adecuado, contar con un profesional de la enseñanza, no perder el sentido común, caminar con cuidado, elegir bien el terreno, saber cuando parar...)
- Cuando nos acercamos a la nieve por primera vez, bien sea con amigos o familiarmente, con nuestros hijos, no debemos olvidar jamás que se trata de un lugar al que no estamos acostumbrados y que posee unas características que raramente se encuentran donde vivimos.
- En primer lugar nos encontramos con la nieve y posiblemente con la altitud del lugar, lo que confiere a nuestro paseo unas características determinadas: nada de look playero, chanclas y sobre todo, por aquello de los columpios y la gente, no confundir el lugar con un parque de atracciones.
La montaña requiere una vestimenta adecuada y guantes que nos protejan del frío o de las posibles caídas, así como de gafas de sol y cremas protectoras. El simple hecho de no ponerse crema protectora incluso cuando está nublado, puede exponernos a sufrir quemaduras bastante desagradables.
- La primera adaptación que sufrimos, sin duda, es la del material que debemos llevar. Caminar con unas botas rígidas, hasta que nos adaptamos a ellas, no es cuestión baladí; es muy probable que resbalemos, caigamos hacia atrás y comencemos a despotricar sobre el blanco deporte, todo esto junto y muy rápidamente.
- Solamente andar sobre la nieve, como indicamos mas arriba, requiere de cierto control coordinativo de nuestro cuerpo, así como la ayuda de los bastones o una posición de tronco más adelantada... eso debemos tenerlo en cuenta. Y estar tranquilos, dispuestos para el disfrute.
- Cuando comencemos a deslizarnos es conveniente no dejarnos llevar por el miedo o la ilusión, esto es, sabremos de antemano donde y como vamos a parar y sobre todo, intentaremos no impactar con nadie que haya por la pista.
- Por todo ello, lo mas aconsejable será comenzar de la mano de un profesional cualificado, y enfatizo las dos palabras para no dar demasiadas explicaciones: profesional y cualificado. Sirvan los ejemplos de los profesores de vela, sin los cuales jamás dirigiremos una embarcación de manera legal, o los profesores de golf o aquellos que trabajan en las autoescuelas. En el esquí o el snowboard debe ser lo mismo aunque no exista una legislación que nos obligue. Es sólo cuestión de seguridad.
- Por supuesto, el primer día por ser de adaptación, probablemente nos deje chafados y sin las emociones que esperábamos encontrar. En esto deberemos ir paso a paso, sin prisa, y por tanto de primeras el llano será nuestro primer aliado. Ahí será donde nos encontraremos a salvo de sorpresas desagradables. Y de donde no deberemos salir por mucho que nuestro amigo, marido o futura amante nos lo diga. En el llano hay que quedarse hasta que sepamos frenar de cara a la pendiente, controlar nuestra velocidad y girar a los dos lados.
- El segundo día y sucesivos, aún somos principiantes : hay una vuelta al sentido común, es aconsejable el uso del casco, hidratarse bien por dentro y por fuera, a cada nivel le corresponde un sitio, debemos respetar a los demás, las clases mejor con profesores profesionales que amigos...)
- Cuando hemos superado con éxito nuestras dos primeras jornadas, esto es, cuando somos capaces de mantener una cuña y dirigirnos con cierta autonomía por el área de principiantes, incluso subimos en algún remonte, es cuando comienza el verdadero peligro: creemos que ya controlamos y precisamente es cuando más trampas nos acechan.
- Superado el paso del llano, con la cuña en nuestros pies, sucede a menudo que en lugar de seguir las instrucciones de un profesional preferimos (siempre por economía) las que nos puede dar el amigo, marido o amante. Y no, craso error: si queremos seguir evolucionando lo mejor será con aquellos que conocen la materia. Por supuesto, lo mismo sirve para los que practican snowboard: que giren a un lado y otro no significa que puedan bajar pistas rojas o irse al snowpark.
- Por mucho que comencemos a ser autónomos en la nieve, bien con tabla o esquís, deberemos tener en cuenta que se trata de un deporte y no de una actividad social. A nadie se le ocurre, si piensa hacer footing o salir en bicicleta, tomarse antes unas cañas o hacerlo sin dormir, por muy contento que esté o capaz se crea.
- En cualquier actividad deportiva como en muchos ámbitos de la vida, debemos ir progresivamente y sin prisas, aunque dispongamos de unas condiciones físicas y mentales excepcionales.
- Estirar y calentar el cuerpo preparándolo para la jornada y planificar lo que pensamos hacer, nos facilitará mucho la práctica sacándole todo el partido posible.
- No deberemos sobrevalorarnos ni dejarnos llevar por los cantos de sirena que nos incitan a bajar esta o aquella pista, por no estar solos o no ser menos.
- En la pista no estamos solos y deberemos ir con mucho cuidado para no causar problemas de choques, atropellos y sustos que siempre podremos evitar. Es tan sencillo como mirar a los lados, hacia arriba y hacia, abajo antes de comenzar nuestra bajada. Y todos podremos disfrutar con tranquilidad.
Hasta entonces,
Saludos

Luis Anias