Ambos proyectos, respaldados por el programa Life, que cofinancia la UE, han evitado que desaparezcan ambas plantas emblemáticas, de las que hace años apenas sobrevivían unos pocos miles de ejemplares, y han preservado para el futuro dos endemismos que consolidan a Sierra Nevada como el espacio protegido con mayor biodiversidad botánica de la Península Ibérica.
La 'odontites granatensis' es una planta única en el mundo, de la que sólo sobrevivían en 1993 unos 1.500 individuos en dos núcleos ubicados en el collado de Las Sabinas.
El vertido en esta zona de materiales excedentes de las obras de adecuación de la estación de deportes invernales de Sierra Nevada para el Mundial de Esquí Alpino de 1995 puso en peligro crítico de desaparición estas últimas plantaciones de 'odontites granatensis', una herbácea anual de pequeño porte, considerada como una de las joyas botánicas de este espacio protegido.
A partir de 2000 se impulsó un programa de recuperación de este endemismo que incluyó la retirada de escombros y la restauración de la zona afectada por el vertedero, de casi tres hectáreas de extensión, su vallado, para evitar que las últimas plantaciones fueran sepultadas por escombros o comidas por animales, así como la recolección de semillas y su posterior plantación en la zona.
Estas actuaciones han permitido que el último censo de esta planta, que llegó a un mínimo de 1.500 ejemplares en 1993 supere actualmente los 100.000 individuos y que haya colonizado nuevas zonas de asentamiento.
La 'artemisa granatensis' o manzilla de Sierra Nevada ha sido tradicionalmente una de las plantas más perseguidas de esta zona por su supuesto valor terapéutico, no comprobado científicamente, pero muy apreciado popularmente, hasta el punto que su recolección y venta mantuvo durante años la actividad de los
Ya en 1982 fue una de las primeras plantas de Sierra Nevada protegida legalmente para evitar su extinción, a la que estaba abocada por la intensa recolección de su flor para su uso como infusión.
La recolección furtiva de la manzanilla de Sierra Nevada, planta que crece a partir de los 2.400 metros de altitud por toda la zona de cumbres de Sierra Nevada, la situó al borde de su desaparición hace escasos años, con apenas 2.500 individuos y provocó controvertidos episodios como la polémica absolución de un pastor detenido por recolectarla.
La lucha contra esta recolección ilegal, la recogida de semillas de esta planta y su posterior replantación en zonas donde había desaparecido ha permitido que su número de ejemplares censados se haya duplicado y que la 'artemisa granatensis' haya ampliado su presencia a zonas en donde había desaparecido.
La biodiversidad vegetal es uno de los principales valores de Sierra Nevada, ya que alberga más de 2.100 especies de las casi 8.000 que existen en la Península Ibérica y acumula el 7% de la flora de la Región Mediterránea, pese a que apenas ocupa una centésima parte de la superficie de esta región.
Este macizo montañoso es especialmente valioso por contar con 65 especies vegetales exclusivas y 175 endemismos ibéricos, según se ha destacado en las primeras Jornadas Andaluzas de Diversidad Vegetal e Información Ambiental, clausuradas en Granada.
Sierra Nevada posee cinco pisos bioclimáticos diferentes y su aislamiento y altitud extremos, así como su latitud meridional, la configuran como un espacio protegido único en Europa, motivo por el que ha sido elegida como uno de los observatorios internacionales para el estudio del cambio climático.
Fuente: El Mundo
