Con la llegada del mes de Junio da comienzo el verano meteorólogico a diferencia del astronómico que se hace esperar entre 20 y 22 días según coincida el solsticio de verano, en concreto este año será el 21 de junio.
Ha sido una temporada extraña, no sólo por las restriciones que hemos tenido que vivir ante la situación sanitaria actual, sino en cuanto a las precipitaciones recibidas en esta temporada en la Cordillera, desde un comienzo titubeante, pasando por un espectacular mes de enero que permitió esquiar en sitios impensables y con unas calidades nunca vistas, a unos meses bastante secos en febrero y marzo, finalizando la temporada con la nieve bastante justa en algunas estaciones.
Las limitaciones de movilidad no me permitieron cruzar al lado leonés del puerto hasta el mes de mayo, pero por suerte aún quedaba algo de nieve donde poder disfrutar con las pieles.
Tenía conocimiento que en el pasado (años 80) hubo algún año que la estación de San Isidro consiguió abrir sus puertas en el mes de junio, gracias a unas buenas precipitaciones y a la conservación de la nieve en este circo glaciar, algo que solo pude disfrutar en aquel famoso fin de semana del año 2013 en la estación francesa de Portè Puymorens.
Así que la idea era desplazarse hasta la estación y ver si era posible encontrar algun resto de nieve donde finalizar la temporada. Viendo las webcam no tenía muchas esperanzas, pero como se dice en la estrategia de marketing win - win (ganar - ganar), el hecho de estar en la montaña ya es una victoria y si encima puedo esquiar otro éxito para añadir a mi satisfación personal.
Al llegar a la estación se podía ver la mezcla de colores que ofrece la primavera, desde el blanco de las cumbres al verde de las zonas bajas, pasando por diferentes tonalidades.
La zona que mejor conserva la nieve es el sector de requejines así que tocaba ascender unos 300 m. de desnivel con los esquís en la espalda a lo largo de la pista de los sentiles.