Autor: J G L. Licenciado en Educación Física (INEF Madrid – UPM) - Máster en Alto Rendimiento Deportivo (COE – UAM) - Premio mejor trabajo de fin de Master COE - Exprofesor de Enseñanzas Deportivas de Régimen Especial (Consejería Educación Cantabria) - Exprofesor universitario (UC).
Continuamos con nuestra serie dedicada a tratar de esclarecer qué hace falta, desde el punto de vista condicional, para alcanzar un nivel de rendimiento de Copa del Mundo (WC) en las disciplinas de esquí alpino. Lo que aborda este capítulo es una recopilación sistemática de artículos de investigación científica que tienen que ver con este tema. La recopilación fue realizada en el año 2001 y aquí se presenta conservando (corrección de algunas erratas aparte) la redacción de aquella fecha. Aunque en gran medida su lectura nos puede aportar bastante conocimiento experto sobre el tema, hay contenidos en el texto que ya están superados y, a la vista de nuevos hallazgos e investigación, ahora resultan errados. Son pocos y algunos sutiles, por lo que se deja en manos de los lectores su descubrimiento. En cualquier caso, al final, a modo de conclusión del capítulo, de cara a dejarlo mejor engarzado con el anterior y con el siguiente, se entresacan y subrayan algunas ideas que deberían ser muy tenidas en cuenta en el presente, porque siguen vigentes y son importantes.
Acercamiento a la investigación sobre aspectos condicionales del rendimiento en las disciplinas competitivas del esquí alpino durante el último cuarto del siglo XX*: la era anterior a la irrupción del carving.
*Todos los artículos aquí citados fueron publicados en el siglo XX excepto el último, que es de 2001.
I. INTRODUCCIÓN: SELECCIÓN DE ALGUNOS ASPECTOS PARA LA MEJORA DEL RENDIMIENTO EN LAS ESPECIALIDADES DEL ESQUÍ ALPINO
El presente trabajo va a tratar de analizar las diferentes vías de investigación que habitualmente se siguen y las que quizá se puedan seguir en un futuro, sobre las especialidades de esquí alpino. Recordemos que el esquí alpino consta actualmente de cuatro especialidades que a continuación explicamos:
- Slalom especial (SL): prueba de dos mangas (separadas en una hora o más tiempo), consistentes en descender una pendiente variada compuesta de dos o tres muros y planos, en el que se suceden puertas señaladas por palos de colores, que obligan al competidor a enlazar constantemente virajes con alta frecuencia de acción y a velocidad media – baja.
- Slalom gigante (GS): prueba igualmente de dos mangas (también sobradamente separadas en el tiempo), en las cuales la pista es más variada, las puertas están más separadas, permitiendo menor frecuencia de virajes y mayor velocidad de desplazamiento.
- Supergigante (SG): prueba a una manga, en pista muy variada con curvas amplias, en la cual hay pocas puertas, muy separadas en la distancia, además de saltos. Se realiza menor frecuencia de viraje, cortos tramos rectos y una alta velocidad de desplazamiento.
- Descenso (DH): bajada de una manga por una pista en la que no hay puertas sino señales de dirección. El recorrido es muy variado, compuesto por muros, planos, curvas de muy diferente radio y peralte (en ocasiones inverso), grandes saltos... la velocidad desplegada es altísima, llegando a alcanzar los 130 km/h en algunos tramos.
En la siguiente tabla se resumen algunas de las características técnicas de estas pruebas:
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PRUEBA |
MANGAS |
PUERTAS (n) |
DESNIVEL (m) |
LONGITUD (m) |
DURACION |
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SL |
2 |
♂ 55 – 75 |
180 – 220 |
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40 – 65“ |
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♀ 40 – 60 |
130 - 180 |
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|||
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GS |
2 |
♂ > 30 |
250 – 500 |
|
60 – 110” |
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♀ > 30 |
250 - 450 |
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|||
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SG |
1 |
♂> 35, < 10% |
500 – 600 |
|
75 – 120” |
|
♀> 30, < 10% |
400 – 500 |
|
|||
|
DH |
1 |
♂ ♀ |
800 – 1000 |
2500 - 4000 |
105 – 200” |
|
400 - 700 |
Características de las pruebas de las cuatro disciplinas de esquí alpino: Puertas: En SG, número de puertas: más de 35 puertas, pero menos del 10% del desnivel en metros. Longitudes: salvo en descenso, resultan del número de puertas y su separación, no suele tenerse en cuenta como referente reglamentario. Duración: es también resultante, no reglamentario, sin embargo, en las competiciones de Copa del Mundo, suelen estar en los rangos aquí planteados.
En este trabajo se abordará el estudio de factores condicionales relacionados con dos cualidades físicas básicas generales que son: los factores relativos a la fuerza y a la resistencia anaeróbica, por ser dichas cualidades las más vinculantes de cara al rendimiento de estas especialidades (en cuanto a factores condicionales se refiere). Sin embargo, no debe olvidarse que esta modalidad deportiva se fundamenta en una gran especialización técnica que es determinante de cara al resultado y que, si bien en la ejecución competitiva se produce una continua sucesión de gestos repetitivos, no estamos ante un deporte cíclico (aunque condicionalmente puede resultar útil tratarlo así), debido a que el estado de la nieve en las diferentes partes del recorrido, la variación de este, la disposición de las puertas, la variada gama de ritmos de ejecución que se suceden y demás imponderables, hacen que cada gesto técnico sea diferente a los demás, imposibilitando la consideración del mismo como de un ciclo. Estas dificultades de análisis cíclico de un deporte que lo llega a parecer se refieren fundamentalmente a su aspecto técnico (una de las claves de la modalidad). Sin embargo, como he señalado, desde el punto de vista condicional sí que es más coherente analizar las modalidades (con la salvedad quizá del DH) como pruebas de repetición cíclica de determinados tipos de esfuerzo, durante unos tiempos determinados que en la tabla se muestran de forma aproximada.
Un comentario aparte requiere el tema del elemento propulsor responsable del desplazamiento en este deporte. El movimiento y la aceleración se deben fundamentalmente a la acción de la fuerza de la gravedad sobre la masa del esquiador en acción sobre un plano inclinado sobre el cual se deslizan los esquís. De esta circunstancia se deduce que para conseguir desplazarse rápidamente es necesario:
- Evitar al máximo desaceleraciones que hagan necesarias nuevas fases de aceleración.
- Bastante masa muscular en el esquiador.
- La mayor pendiente posible.
- La calidad de nieve (dependiente de temperatura, humedad, tipo de cristal, edad y tratamiento que esta recibe o tiene) que la haga de calidad más deslizante.
- Las características de deslizamiento de los esquís (tipo de suela, diseño de forma y comportamiento, encerado, estado de conservación...).
- El posicionamiento de los esquís (dirección, apoyo...), dependiente del nivel técnico del esquiador.
Debido a las gamas de velocidad en las que se producen las competiciones, hay otro componente más de gran importancia para las pruebas de mayor velocidad de desplazamiento (que curiosamente son las de mayor duración temporal): el supergigante y, muy especialmente, el descenso. Me refiero al componente aerodinámico, de fundamental importancia, y directamente dependiente de la postura que adopta el corredor en cada momento.
Prácticamente, hasta aquí no hay dependencia de los componentes condicionales, tan sólo quizá algún aspecto antropométrico (la masa) y la capacidad de soportar posturas aerodinámicas durante el tiempo que dura el descenso (una especie de fuerza-resistencia casi isométrica o de corto recorrido de movimiento). Sin embargo, existen algunas breves situaciones en las que los movimientos del esquiador se transforman directamente en propulsión. Son la salida, con un impulso desde parado con apoyo sobre los brazos y lanzamiento del cuerpo de atrás adelante, y los instantes posteriores a la misma en los cuales se dan unos breves pasos de patinador hasta alcanzar una velocidad a partir de la cual es contraproducente continuar patinando (vienen a ser de tres a seis apoyos). En alguna ocasión pueden darse estos pasos al llegar o entre alguna puerta. La acción completa de salida es común en las cuatro modalidades, pero su duración depende de las peculiaridades del trazado.
La velocidad, por último, también depende de ciertos y sutiles impulsos de reacción de los esquís en determinados virajes, y del correcto trazado de los mismos (sin derrape...), todo ello dependiendo de la técnica, y de la condición física necesaria para poder llevarla a cabo (fuerza y potencia específicas), y poder aguantarla durante toda la manga (resistencia específica). Con todos estos comentarios se puede llegar a pensar algo inusual en los deportes cíclicos: esquiando en competición se necesitan excepcionales niveles de fuerza y potencia específica para poder ejecutar una técnica competitiva, pero ello no implica que, a mayores niveles de estas, se dé necesariamente mejor rendimiento, pues este depende de la técnica. Lo que ocurre es que las condiciones físicas imprescindibles para acceder a esa técnica de ejecución son terriblemente exclusivas. Algo similar ocurre con respecto a la resistencia, pues no mantiene más tiempo el ritmo de acciones o mayor ritmo de acciones el más dotado condicionalmente, sin embargo, es necesario un altísimo nivel de resistencia específica para poder aguantar toda la prueba al ritmo ideal de acciones. Más ritmo no lleva consigo necesariamente a mejor marca. En definitiva, existen unas demandas condicionales necesarias, pero no suficientes, para triunfar en una prueba. Observando por otro lado a muchos de los afamados competidores de las dos últimas décadas, se puede también llegar a pensar que técnica y condición física específica son inseparables y que la una conduce a la otra, ambas van evolucionando de forma dependiente, lo cual lleva a concluir que sería necesario alcanzar el mejor nivel posible en ambas.
II. REVISIÓN BIBLIOGRAFICA
No resulta del todo fácil encontrar mucha bibliografía específica sobre esquí alpino de competición. No parece ser una de las modalidades favoritas de los investigadores. Por todos los condicionantes comentados en la introducción, además de las peculiaridades del sistema competitivo y del medio en que se desarrollan, resulta muy complicado definir variables de investigación y diseñar métodos y medios para llevarlas a cabo. La presente revisión va a seguir un orden cronológicamente aproximado de publicación.
A la hora de evaluar los factores condicionales vinculados al esquí alpino (Witherel, 1972), enumera estos incluyendo:
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ELEMENTOS EXAMINADOS |
PRUEBA |
IMPORTANCIA DE LA PRUEBA |
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El sistema de control |
Agilidad, coordinación, equilibrio, velocidad de aprendizaje motor y potencia anaeróbica de piernas. |
Obstáculo Hexagonal |
25 % |
40 % |
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Salto del bloque de hormigón |
15 % |
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El sistema cardiopulmonar |
VO2max |
Test de Cooper |
20 % |
20 % |
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Composición corporal |
Fuerza-resistencia anaeróbica en las piernas |
Sentadilla en la pared |
8 % |
40 % |
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Explosividad de piernas y tipo de fibra muscular |
Salto vertical |
10 % |
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Centro de gravedad |
% entre parte superior e inferior del cuerpo |
7 % |
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|
Grado de arqueo de las piernas |
Espectro patizambo patiestevado |
7 % |
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Rango de movimiento de las caderas |
Amplitud de movimiento de la cadera |
8 % |
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Flexión de la cadera |
||||
|
Rotación interna y externa de la cadera |
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El primer test (Obstáculo hexagonal) fue diseñado por los austriacos y posteriormente adaptado por Dillman para el equipo norteamericano. El segundo fue diseñado por el propio Witherel. La tabla anterior nos empieza a dar una idea de las demandas que, al menos conceptualmente, siempre se han considerado como importantes para el rendimiento en el esquí alpino.
La excepcional obra de Larsson y col. (1980) basa su trabajo en la técnica fotográfica para realizar una descripción de la técnica empleada por los entonces mejores esquiadores del mundo en las entonces tres modalidades (SL, GS y DH). Si bien el libro no trata directamente los factores condicionales, sí demuestra que el modelo técnico va evolucionando con la mejora de rendimiento y la competitividad entre los esquiadores, así como con los adelantos en material que exigen adaptaciones de ejecución. Además, se puede observar algo que igualmente se ha producido en épocas anteriores y también actualmente. Hay corredores de mayor o menor polivalencia que triunfan sólo en una modalidad, en dos o lo hacen incluso en todas.
En la enciclopedia de esquí publicada por la Federación Alemana para la Enseñanza del Esquí (1981) como libros de texto para la formación de sus técnicos, hay un apartado dedicado al entrenamiento y la planificación en el que, si bien en forma poco estructurada, se enumeran las principales variables condicionales: resistencia, resistencia a la velocidad, resistencia a la fuerza (más generales); y agilidad, velocidad, reacción y fuerza máxima (más específicas); considerando cómo lo más específico los esfuerzos de entrenamiento en las condiciones propias de la modalidad.
Kratter y col. (1992) recalcan las enormes diferencias entre la fundamental acción de extensión de piernas en el esquí y en otros deportes (cómo el salto). En el primero, la acumulación de la acción de la gravedad y la inercia causada por la velocidad en el descenso, se suman provocando una gran fuerza que hay que soportar de manera excéntrica primero, para después seguir con una extensión submáxima de control muy fino, con componentes de lateralidad y alineación segmentaria oblicua. Además «el análisis biomecánico se para en el uso del pie. En el esquiador, el pie no se extiende en acción, no desencadena una acción explosiva, controla una acción de tipo pseudo-isométrico». «[...] se aprecia un trabajo de tipo flexible, o sea que se va adecuando con descensos y elevaciones del centro de gravedad...». Sin realizar una clasificación pormenorizada de variables condicionales sí incluyen referencias a ellas, pero de forma siempre integrada con la habilidad motriz, lo cual es lógico tratándose de un libro de enseñanza y entrenamiento hacia la competición en edades tempranas.
La primera aproximación científica contemporánea con la que contamos en este trabajo es la aportación de Andersen y col. (1988), que incluyen como factores condicionantes relevantes a la fuerza muscular, potencia anaeróbica, resistencia anaeróbica, resistencia aeróbica, coordinación, agilidad, equilibrio y flexibilidad. Antropométricamente los corredores exitosos actuales son altos y pesados, más al ir pasando desde el SL hacia el DH. Muestran grandes picos de fuerza isométrica e isocinética en acción de extensión de piernas, correlacionando significativamente con el rendimiento en DH y GS. La contribución glucolítica en SL y GS es del 40 % del coste energético total de la manga y las acumulaciones de lactato tras la prueba de 9 a 13 mMol/l, aunque se tienen referencias de hasta 24. La tendencia es ser superiores en los expertos que en los de niveles algo inferiores. La demanda aeróbica puede aproximarse al 90-95 % de la máxima potencia aeróbica, la FCmax puede alcanzarse al final de la prueba y los corredores de élite muestran altos niveles de VO2max (aunque esto puede deberse al programa de entrenamiento que siguen, más que a las necesidades de la competición). La actividad muscular durante los giros dificulta el flujo sanguíneo y el transporte de oxígeno, incrementando el metabolismo anaeróbico. Se produce gran utilización de todos los tipos de fibras musculares, produciéndose en los expertos una mayor actividad glucolítica en las lentas, que en los menos dotados.
Andersen y col. (1990) encontraron como el pico de potencia, potencia media y lactato post ejercicio en el test de Wingate de 60 segundos, además del test del bloque, obstáculo hexagonal, salto de doble pierna y carrera lanzada, diferenciaban significativamente entre niveles consecutivos de esquiadores de GS. Además de altas correlaciones entre los tiempos y los resultados en el test hexagonal (r = 0,82), bloque (r = - 0,80) y salto doble pierna (r = - 0,86). Identificando previamente resistencia aeróbica, anaeróbica, potencia y agilidad como componentes importantes para el rendimiento en esquí alpino.
Continuando con esta línea de trabajo, White y col. (1991) evaluaron el poder de predicción de varios tipos de pruebas de evaluación para identificar niveles de esquiadores masculinos y femeninos, obteniéndose como buenos predictores:
- En hombres: trabajo medio de saltos repetidos, potencia absoluta de salto vertical y resistencia en Wingate.
- En mujeres: trabajo medio de saltos repetidos, potencia absoluta y relativa de salto vertical, potencia máxima absoluta en el Wingate y potencia relativa en saltos repetidos.
- En ambos sexos la masa libre de grasa corporal se muestra como un poderoso predictor (r > 0,85) por su relación con los resultados de potencia. Los test de potencia aeróbica no se mostraban útiles en esta diferenciación entre niveles internacional, nacional y regional.
Las variables fisiológicas más deterioradas a lo largo de una temporada de competición (Koutedakis y col. 1992), fueron los picos de fuerza en test isocinético mostrados tanto por los extensores como por los flexores de rodilla, sin aparecer cambios significativos en otras variables como pico de potencia y potencia media en Wingate 30”, umbral ventilatorio, VO2 max...
Comparando esquiadores de élite con estudiantes entrenados, parece concluirse (Abe y col. 1992) que la fuerza de flexión y extensión de rodilla durante acción muscular excéntrica podría estar relacionada con el nivel de rendimiento, ya que hay diferencias en estas variables a favor de los primeros, mientras que no las hay ni en la sección muscular, ni en la fuerza isométrica ni concéntrica. La ratio fuerza excéntrica/sección muscular es también superior en los esquiadores de élite.
Bosco y col. (1994) se mostraron interesados por el tema anterior de la evolución de variables fisiológicas durante la temporada y concluyeron que la demanda de competiciones permite un estímulo de entrenamiento adecuado para mantener un incremento neuromuscular inducido por el entrenamiento durante los periodos de competición. Se estudiaron diversos casos con fuertes pero diferentes programas de entrenamiento basados en saltos y resistencias pesadas y se evaluaron en producción de fuerza explosiva dinámica (SJ y SJ20kg), fuerza dinámica lenta (SJbw) y máxima potencia mecánica (saltos continuos).
Spring y col. (1994) recomiendan la utilización de plataformas de contactos y dinamómetros isocinéticos para evaluar la habilidad para producir fuerza a altas velocidades angulares, al considerar esta como una cualidad muy importante a tener en cuenta en los esquiadores de competición.
Según Muller (1994), las diferentes técnicas de viraje empleadas en diferentes tipos de nieve por parte de los monitores de esquí austriacos ofrecen patrones biomecánicos sensiblemente diferentes, diferenciándose fundamentalmente en la utilización para algunos casos de aligeramiento por extensión y en otros por flexión.
Bosco (1994) ofrece numerosos datos comparativos de resultados en diversos test sobre plataforma de contactos (SJ, CMJ, SJbw, saltos continuos y DJ) en numerosas modalidades deportivas, en los que se puede comprobar las siempre elevadas puntuaciones obtenidas por los atletas de esquí alpino, con cierta independencia de la modalidad en la que compiten. Dentro de los datos aportados, se observa lo elevado de los resultados del entonces gran campeón (en SL y GS) Alberto Tomba en relación a los resultados medios de su grupo de referencia (el excelente equipo nacional italiano) en casi la totalidad de la batería de test aplicados. Igualmente, puede estudiarse la gran evolución en los resultados a lo largo de sus temporadas de competición en Copa del Mundo.
En su introducción a un estudio interdisciplinar sobre el esquí alpino, Petelin y col. (1995) ofrecen algunos datos que nos ayudan a entender conceptualmente la especialidad. La prueba de menor velocidad de desplazamiento es el SL con gama de 20 a 40 km/h, siendo el descenso la más rápida excediendo en ocasiones los 130 km/h. Las duraciones más habituales rondan los 60 – 90 segundos en SL y GS, siendo 90 – 140 segundos en SG y DH. Se nombran diversos estudios sobre la difícil tarea de identificar el componente aeróbico y anaeróbico de las pruebas, apareciendo algunos en los que hay una mayor utilización de fibras lentas con menores acumulaciones de lactato por parte de los mejores. En cualquier caso, se explica que la investigación de laboratorio difícilmente puede ser correlacionada con la realidad, por la imposibilidad para reproducir el modelo competitivo y obligándonos a tomar datos de campo. Se indica cómo los test de tipo anaeróbico son mucho mejores predictores del rendimiento que los aeróbicos.
Entre las características estudiadas en el congreso al que corresponde la anterior introducción, Tesch (1995) presenta las siguientes aportaciones:
- La FC max se obtiene típicamente al final o tras acabar cualquiera de las cuatro modalidades de prueba.
- La potencia máxima aeróbica se muestra como un factor de rendimiento importante, especialmente en el caso del GS (hasta el 75 – 100% del máximo).
- La energía anaeróbica aporta más de la mitad de la utilizada en las pruebas.
- Las acumulaciones de lactato encontradas oscilan entre 5 – 25 mMol/l siendo 12 el valor medio*.
- No hay un perfil de porcentaje de composición de fibras musculares determinado como idóneo, aunque muchos esquiadores tienen un gran componente de lentas. Pero parecen utilizarse ambas (el entrenamiento puede estar afectando a la composición teniendo en cuenta que, tras una larga sesión, aparecen síntomas de gran depleción de glucógeno muscular).
- Muestran una enorme fuerza de los extensores de las rodillas, consecuentes con la constante ejecución de acciones musculares excéntricas lentas y poderosas.
*Mi experiencia en datos de campo obtenidos durante los campeonatos universitarios nacionales de esquí alpino (años 97 y 98, datos no publicados) coinciden en mostrar altas FC crecientes hasta el final de las mangas, llegando a ser casi máximas, en esquiadores de nivel medio universitario y ex–esquiadores de nivel internacional medio o bajo. Encontrando valores de lactato de entre 6 y 8 mMol/l en estos últimos (desentrenados o no entregados al máximo).
La actividad electromiográfica mostrada en competidores de máximo nivel en SL y GS, muestran como durante los virajes la actividad media oscila de forma moderada entre un 58 y un 112 % de la máxima contracción voluntaria. Los picos aparecen en la parte final del giro cuando mayor fuerza de gravedad y centrífuga soporta el esquiador. Aparece una sorprendente similitud de datos entre ambas modalidades. Hay una clara evidencia de co-contracción que sugiere un componente quasiestático en el esquí (Hintermeister, 1995).
Bacharach y col. (1995) tras un repaso bibliográfico sobre el aporte energético aeróbico y anaeróbico a este tipo de competiciones, se preguntan y evalúan la posibilidad de necesitarse test anaeróbicos que al menos duren tanto como las pruebas de esquí (y no tan cortos como los Wingate de 30 o 60 segundos). Presentan datos con Wingate de 90 segundos, pero sin grandes conclusiones sobre sus supuestos beneficios. Encuentran que en GS se llegan a solicitar demandas energéticas de entre un 120 y un 160% del VO2max, correspondiendo la contribución anaeróbica aproximadamente a un 65 % de la energía total de la prueba.
Los esquiadores que acometen un salto en medio de un DH se adaptan a la carga esperada sobre la rodilla en el aterrizaje, probablemente utilizando un mecanismo de control motor aprendido (Schaff y col. 1996).
Durante esta época, empiezan a publicarse en las revistas científicas del deporte artículos relacionados con el material y la evolución tecnológica como es el caso de Senner y col. (1995), Schaff y col. (1996), Nordsletten y col. (1996) y Hirano y col. (1996).
En una línea similar Bauer y col. (1996) plantean el diseño de un ergómetro para medidas de fuerza de piernas y potencia en esquiadores, así como para entrenamiento de ambas cualidades. Se compone de un ordenador, un software, una plataforma de fuerza y una prensa inclinada. Se sugieren los siguientes protocolos de evaluación:
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PRUEBA |
DURACIÓN |
REPETICIONES (puertas) |
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|
MUJERES |
HOMBRES |
MUJERES |
HOMBRES |
|
|
SL |
50 s |
1 min 10 s |
45 |
75 |
|
GS |
1 min |
1 min 10 s |
30 |
60 |
|
SG |
1 min 15 s |
1 min 40 s |
50 |
65 |
|
DH |
1 min 40 s |
2 min 20 s |
30 |
Carga máxima |
El ergómetro dispone de unos sistemas especiales de carga variables según cada modalidad.
Von Hertzen (1997) se suma a esta progresiva sofisticación investigadora desarrollando un modelo predictivo sobre las condiciones ideales de la pista para la maximización de la velocidad de descenso.
En otro estudio sobre diferencias en la actividad muscular de 12 músculos distintos de las piernas en la ejecución de tres técnicas diferentes de viraje: cuña (iniciación), paralelo (dominio recreativo) y SG; se encontró que la amplitud media EMG era significativamente mayor en ese orden cuña < paralelo < SG, para todos los músculos salvo el glúteo mayor. Por otro lado, el pico de amplitud EMG en SG era mayor que el 150 % de la máxima contracción voluntaria en el recto femoral, erector espinal y gemelos; 150 % en cualquiera de los estilos para el vasto medio, vasto lateral, bíceps femoral, glúteo mayor y adductor; con amplitudes medias para casi todos ellos en SG del orden del 50% de la máxima contracción voluntaria (Hintermeister, 1997).
Descubrir que efectivamente existen ligeras variaciones según los tipos de viraje utilizados exige actualizar en cierto modo las investigaciones, debido a que en el presente se han revolucionado completamente los tipos de esquís utilizados con la aparición de los diseños carving, tanto en los niveles recreativo como competitivo (excepto en DH) (Kober y col., 1997). Estos diseños implican readaptaciones técnicas como la vuelta a una acción de viraje simultánea de las piernas frente a la alternativa habitual en los modelos técnicos competitivos de las dos últimas décadas.
Greenwald y col. (1997) no encontraron diferencias cinemáticas sobre la articulación de la rodilla en un estudio tridimensional comparando giros con esquís de diseños de distintas diferencias de cotas (tradicional y carving). Aun así, recalcan que se debe investigar mucho y en varias direcciones para identificar la implicación que estos nuevos modelos de esquís pueden tener sobre diferentes factores humanos.
Por la misma causa, en Austria se comenzó a investigar estadísticamente la implicación de la utilización del carving en los diferentes tipos de accidentes de esquí para ayudar así a la prevención de lesiones en el fututo (Boldrino, 1997).
Si el carving ha supuesto un gran avance en todo el mundo del esquí alpino (recordemos que son esquís que permiten giros más conducidos, limitando al máximo el efecto de derrape, tan poco deseado en competición), actualmente existe una gran proliferación de aparatos de electroestimulación para el entrenamiento muscular que han encontrado en el esquí uno de sus fuertes puntos de consumo. Al respecto, es Cometti (1998) uno de los autores que más investigación práctica sobre su utilización en distintas modalidades deportivas y protocolos de utilización presenta.
La utilización de EMG y vídeo de forma integrada permitió a Zeglinksi y col. (1998) investigar sobre las diferencias en actividad muscular dadas entre los virajes de SL y de patinaje en línea (por ser este un método sustitutivo de entrenamiento en verano utilizado alguna vez). Las características encontradas fueron las siguientes:
- Velocidad más lenta en patines (8,5 m/s contra 10,2).
- Más larga fase de viraje en patines (55 %).
- Activación muscular variada desde 48% a 172% de contracción isométrica estándar en ambas modalidades.
- Similar participación y nivel de activación muscular en ambas modalidades en toda la fase del viraje, excepto para el erector espinal, que muestra mayor media y pico de amplitud en el SL.
- Concluyen que los patrones de actividad muscular son similares en ambos tipos de descenso, pero notablemente más quasi-estático en los patines.
Algo que siempre ha llamado poderosamente la atención al observador exterior en las pruebas de DH es la aparente función de las piernas del esquiador como auténticos amortiguadores. Minetti y col. (1998) investigan de forma teórica un modelo predictivo sobre el rendimiento de recepción de aterrizajes en profundidad, corroborándolo con resultados experimentales. Las esquiadoras de competición muestran un tiempo de parada del movimiento de flexión en la recepción un 20 % más corto que el de los hombres sedentarios cayendo desde 0,7 m y mostrando un pico de potencia similar. Los esquiadores masculinos muestran un pico de potencia un 40% mayor desde esa misma altura. Parece mostrarse una estrategia de recepción en esquiadores en general.
El desarrollo de las técnicas de ecocardiografía en los últimos años también ha permitido un acercamiento científico hacia la identificación de las características propias del corazón de los esquiadores alpinos. George y col. (1999) encontraron en esquiadores de alto nivel y ambos sexos una significativa dilatación de la cámara ventricular izquierda y un engrosamiento de la pared. Las diferencias, también encontradas entre ambos sexos, pueden ser debidas a las mayores dimensiones corporales de los hombres.
Berg y col. (1999) presentan un interesante estudio sobre el control muscular en varias modalidades de competición de esquí alpino. Utilizando técnicas EMG y medición angular en rodilla y cadera, encontraron los siguientes resultados:
- Los ángulos de rodilla de la pierna exterior del viraje durante el mismo oscilan entre 60 – 100º.
- La magnitud de dicha angulación depende de la modalidad siendo menores ángulos cuanto más rápida es la disciplina (SG < GS < SL).
- La velocidad angular de la pierna mencionada oscila entre 15 – 300º/s, con movimientos más lentos en las disciplinas más rápidas (SG < GS < SL).
- En todas las modalidades la actividad EMG es cercana al máximo durante la acción de viraje.
- En todas las disciplinas predomina la acción excéntrica sobre la concéntrica de forma marcada. Esta dominancia de acciones musculares excéntricas lentas no se observa en otras actividades atléticas.
De nuevo los ángulos articulares aparecen como menores (tobillo, rodilla y cadera) en GS respecto a SL (Szmedra y col. 2001) en un estudio que también comprueba la desaturación de oxígeno en hemoglobina/mioglobina (delta OD). La reducción del volumen sanguíneo muscular desde el reposo hasta el pico de ejercicio (delta BV) fue un 30% mayor en GS que en SL, y delta OD un 33% mayor en GS. Al parecer, mayores deltas BV y OD aparecen cuando los corredores asumen posturas más bajas, que pueden estar relacionadas con mayor carga estática efectiva y un porcentaje más alto de la máxima contracción voluntaria, comprometiendo el flujo sanguíneo a los músculos.
III. LINEAS DE INVESTIGACIÓN ABIERTAS ACTUALMENTE
Antes de hacer una interpretación de las tendencias de investigación más recientes que parecen establecer los comentarios bibliográficos aquí presentados, conviene aclarar que la aparición de artículos de investigación deportiva sobre esquí alpino en el habitual círculo de revistas especializadas en ciencias del deporte es algo sesgada. Quiero decir que existe mucha más investigación referida al mundo del esquí alpino, pero cuyo objetivo principal no corresponde a aspectos de rendimiento propios del esquiador. Me refiero a las dos vías principales de investigación actual, las cuales se salen de los contenidos propios de este trabajo:
- La investigación médica sobre lesiones derivadas de la práctica competitiva o recreativa del esquí. De la cual existe innumerable bibliografía científica en las revistas correspondientes de medicina deportiva, traumatología, rehabilitación, etc.
- La investigación tecnológica promovida por los departamentos I+D (investigación y desarrollo) de los fabricantes de material deportivo para la práctica del esquí (botas, esquís, fijaciones...), en constante competencia, que provoca innumerables renovaciones y un gran secretismo que dificultan la publicación de los resultados, y que provoca importantes cambios en la práctica competitiva (como el caso del carving), a los que la investigación propia del entrenamiento no tiene capacidad ni medios de responder con la misma velocidad y recursos de producción científica.
Volviendo al asunto de este trabajo, se pueden establecer las siguientes líneas de investigación cómo las más comunes actualmente:
- Aún se está tratando de establecer el modelo general de rendimiento del esquiador alpino y de cada una de las modalidades en particular. En este sentido, se ahonda en determinar estos aspectos primordiales:
- Grado de implicación aeróbica y anaeróbica en la producción de energía de cada tipo de prueba.
- Dinámica y comportamiento de la producción de lactato en las diferentes modalidades, y estudios de correlación de la misma con el rendimiento.
- Tipos de fibras musculares, su utilización y establecimiento de perfiles porcentuales de composición relacionados con el resultado competitivo.
- Determinación más profunda de las relaciones predictivas de los diferentes test valorativos de diversas manifestaciones de fuerza: concéntrica, excéntrica, elástica, reactiva..
- Otra importante línea de investigación es la del desarrollo tecnológico de soluciones que permitan acceder a estudios de campo o simulaciones muy específicas de la realidad de la competición en esquí alpino, que por sus condicionantes ambientales y reglamentarios dificultan enormemente el acceso a la toma de datos e imposibilitan reproducciones medianamente cercanas a su complejidad motriz en el laboratorio (recuerdo la introducción sobre el binomio técnica – factores condicionales).
- Precisamente, debido a las peculiaridades técnicas de este deporte, hay una clara tendencia a desenmascarar las lagunas aún existentes en la descripción de los patrones motores propios de cada modalidad. Si bien, gracias a las recientes aportaciones dadas con apoyo de los sistemas EMG y posibilidad de mediciones angulares, se ha avanzado mucho en este aspecto.
- En los últimos años, la aparición de los modelos de esquí tipo carving, que han conducido a un replanteamiento de la técnica de ejecución y a ligeras variaciones en el comportamiento del material, ha obligado a retomar varios temas de investigación ya iniciados para establecer un análisis comparativo sobre la influencia que este tipo de material ha supuesto sobre muchos parámetros del entrenamiento y la técnica.
IV. LINEAS DE INVESTIGACIÓN POSIBLES PARA EL FUTURO
- Si bien no ha sido un tema tratado en este trabajo, no podemos olvidar que las alturas en las que habitualmente se compite en esquí alpino suelen oscilar entre los 1300 y los 3000 metros sobre el nivel del mar. Desconozco si hay investigación sobre las influencias que esta circunstancia tiene sobre el rendimiento y la adaptación específicas en esquí alpino, con la dificultad añadida de que aún no está del todo definida la proporcionalidad de implicación energética (aeróbica – anaeróbica) y de que durante el entrenamiento de la especialidad se pueden alcanzar en un mismo día más de 20 descensos que bajen de cota de altura casi 1000 metros en pocos minutos, en un régimen con alto componente anaeróbico, sucedidos por otras tantas recuperaciones pasivas mientras se vuelve a ascender de cota en apenas 10 o 15 minutos.
- Los cambios de material impulsados por los fabricantes, no cabe duda de que van a mantener siempre la necesidad de investigar las repercusiones que dichos cambios planteen sobre la especialidad.
- Aún existen muchas dificultades para la obtención de datos por vía telemétrica durante las ejecuciones propias del esquí. Resulta pues imprescindible avanzar en el desarrollo tecnológico que facilite esta traba, probablemente trasladando los avances logrados en otros campos deportivos (Fórmula 1...).
- Si las actuales líneas de investigación trazadas van aportando evidencias, especialmente en lo que se refiere al comportamiento muscular en el sentido de las manifestaciones de la fuerza más relacionadas con el éxito y la eficacia deportiva en el esquí, debería entonces comenzar la investigación sobre los sistemas de entrenamiento más apropiados para desarrollar las cualidades condicionales idóneas.
- También entonces será necesario investigar las posibles repercusiones de diferentes modelos de planificación, los cuales, además, están sometidos a leyes de adaptación trastocadas por las comentadas peculiaridades relativas a la altitud.
- Una línea de investigación ya iniciada, pero que probablemente sufra una gran proliferación de trabajos en los próximos años, es el estudio relativo a la utilización de los aparatos de electroestimulación como medio de entrenamiento complementario para el esquí. En este sentido, ya podemos considerar un reto la búsqueda de un sistema de entrenamiento (en el caso de estos aparatos, un programa de entrenamiento) que garantice transferencias positivas para el rendimiento en unas especialidades caracterizadas, como hemos comprobado, por la manifestación excéntrica lenta de la fuerza. Y, por otro lado, responder a la pregunta de ¿cómo influye el entrenamiento de electroestimulación en el dominio técnico?
¡Hasta aquí lo redactado hace un cuarto de siglo!
Conclusiones desde un punto de vista actual.
El texto anterior tiene una antigüedad de prácticamente un cuarto de siglo. Desde entonces, en lo que se refiere a las ciencias del entrenamiento deportivo, hay algunas cosas que han cambiado algo, y muchas que no han cambiado nada y siguen siendo totalmente vigentes. Lo más desechable de los contenidos expuestos es, en mi opinión, todo lo que tiene que ver con la aplicación de pruebas de valoración inespecíficas, esto es, realizadas sin esquiar y con acciones motrices alejadas del esquí (correr, pedalear, etc.).
En cuanto a lo más destacable, aquello que ha de servirnos de nexo con al estado actual de la investigación, quedémonos con las siguientes ideas.
Sobre la investigación del esquí alpino en general:
- Se reconocían las grandes dificultades que planteaba el esquí alpino para ser investigado de forma rigurosa: por ejemplo, en Petelin y col. (1995).
- Bauer y col. (1996) planteaban el diseño de un ergómetro con plataforma de fuerza y una prensa inclinada, en el que simular repeticiones y frecuencias de acción diseñadas siguiendo los datos de las competiciones.
Sobre las fuentes de energía implicadas:
- Andersen y col. (1988) sugerían que la contribución glucolítica en SL y GS es del 40 % del coste energético total de la manga y las acumulaciones de lactato tras la prueba de 9 a 13 mMol/l; Petelin y col. (1995) mencionaban diversos estudios sobre la difícil tarea de identificar el componente aeróbico y anaeróbico de las pruebas, apareciendo algunos en los que hay una mayor utilización de fibras lentas con menores acumulaciones de lactato por parte de los mejores; varios autores manejaban porcentajes de en torno a 45%, 65%, etc. de aporte energético anaeróbico según las disciplinas.
- White y col. (1991) nos aseguraban que los test de potencia aeróbica no se mostraban útiles para la diferenciación entre niveles internacional, nacional y regional.
Todo ello está relacionado con el enigma de las fuentes de energía en todas y cada una de las disciplinas alpinas. Aquí adelantamos que el enigma no tiene una solución concreta ni especificable, sino abierta, lo cual dificultará para siempre todo intento de discriminar el rendimiento esquiador mediante la evaluación de los sistemas de producción de energía.
Sobre la acción muscular:
- Kratter y col. (1992) destacaban que la acción de la gravedad y la inercia provocada por la velocidad en el descenso se suman generando una gran fuerza exterior que hay que soportar de manera excéntrica primero, para después seguir con una extensión submáxima de control muy fino, con componentes de lateralidad y alineación segmentaria oblicua. Ello nos parece una excelente pista descriptiva sobre lo que en realidad pasa en cada viraje.
- Comparando esquiadores de élite con estudiantes entrenados, Abe y col. (1992) sugerían que la fuerza de flexión y extensión de rodilla durante acción muscular excéntrica podría estar relacionada con el nivel de rendimiento, ya que hay diferencias en estas variables a favor de los primeros, mientras que no las hay ni en la sección muscular, ni en la fuerza isométrica ni concéntrica. La ratio fuerza excéntrica/sección muscular es también superior en los esquiadores de élite. ¡Más pistas sobre la importancia de la manifestación excéntrica de la fuerza!
- Tesch (1995) afirmaba que muchos esquiadores tienen un gran componente de fibras lentas. Pero que parecen utilizarse ambas (el entrenamiento puede estar afectando a la composición, teniendo en cuenta que, tras una larga sesión, aparecen síntomas de gran depleción de glucógeno muscular). Ello sugiere, por un lado, que la los sistemas AE y AN se ven demandados, y desmonta, por otro, la necesidad de un perfil muscular de velocista, para los esquiadores alpinos.
- Utilizando EMG Hintermeister (1995) encontraba una sorprendente similitud de datos entre las modalidades de SL y GS. Con clara evidencia de existencia de co-contracción que sugiere un componente quasiestático en el esquí. Una especie de isometría imperfecta.
- Berg y col. (1999), utilizando EMG y medición angular comprobaron que las angulaciones de la rodilla dependen de la disciplina, siendo menores ángulos cuanto más rápida es la disciplina (SG < GS < SL). La velocidad angular de la pierna muestra movimientos más lentos en las disciplinas más rápidas (SG < GS < SL). En todas las disciplinas predomina la acción excéntrica sobre la concéntrica. Esta dominancia de acciones musculares excéntricas lentas no se observa en otras actividades atléticas. ¡Otra vez!
- Szmedra y col. (2001) indicaba que mayores deltas BV y OD aparecen cuando los corredores asumen posturas más bajas, que pueden estar relacionadas con mayor carga estática efectiva y demanda de un porcentaje más alto de la máxima contracción voluntaria, comprometiendo el flujo sanguíneo a los músculos. De nuevo isometría y afectando a la eficacia del metabolismo aeróbico.
Resumiendo, empezaba a quedar claro que, pese al empeño en la utilización de pruebas de valoración de las cualidades concéntricas musculares (fuerza máxima, fuerza explosiva, potencia, etc. a través de baterías de saltos SJ, CMJ, etc.) emergían hallazgos que sugerían la especial importancia de las manifestaciones excéntricas (sobre todo) e isométricas de la fuerza muscular, así como del control motor fino y lento y de la co-contracción. También del aparente destacado papel de las fibras de contracción lenta. Finalmente, que a mayor velocidad de disciplina, prevalece un mayor agachamiento, con reducción de ángulos, menores velocidades angulares de rodilla y sostenimientos de acciones de virajes más prolongadas. En próximos capítulos (especialmente el cuarto) veremos qué nos está diciendo el estado del arte actual al respecto.
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