Esquí en el cine IV (2000-2024)

Esquí en el cine IV (2000-2024)
Imagen: montaje a partir de fotos procedentes de snowflike.com y abendzeitung.muenchen.de
Cuarta y última entrega sobre películas de la historia del cine que han incorporado el esquí (escenas o temática) como parte significativa de su trama o imágenes. En este caso, ya, todas estrenadas en el siglo XXI.

Abordamos la cuarta y última entrega dedicada al cine sobre (o con) esquí a lo largo de la historia en Metiendo cantos. La advertencia respecto a la imposibilidad de tratar, mencionar o conocer todo el cine existente relacionado con el esquí se hace, en este periodo, mucho más necesaria, pues dado el progresivo incremento de producción cinematográfica artística o comercial, documental, publicitaria, promocional, televisiva, para internet, etc. lo audiovisual se está convirtiendo en un inventario inabordable, así que seguirle la pista a todo, aunque sea un subgénero menor, se me antoja una quimera. Dicho esto, he decidido cortar por lo sano y ceñirme a películas claramente de esquí o muy ligadas a él, descartando mucho y saltando con meros comentarios breves otro tanto.

Como ya ocurriera en el periodo anterior (último tercio del siglo pasado), en el primer cuarto del XXI han seguido apareciendo películas mediocres con intenciones cómicas simplonas, que han recurrido a la nieve como escenario de fortuna o disculpa eventual para intentar ofrecer más de lo mismo en forma de chistes o situaciones chabacanas, caóticas, tontorronas, etc. según los casos. Además de las de talante preferente cómico, están los melodramas románticos, que hay bastantes, especialmente pensados para la televisión. También películas con claro objetivo de clientela adolescente, etc. Un largo catálogo que he decidido ordenar por categorías caprichosas. A las dos primeras apenas les voy a hacer caso, prácticamente simple recuento. Con las siguientes, ya se irá viendo.

Snowboarding: categoría de la que he prescindido en esta serie de artículos dedicada al cine de esquí por falta de afición personal al tema. Si en cuestión de esquí, algunas películas malas o de poco valor intrínseco me pueden despertar cierto interés específico, con el snowboarding no me sucede lo mismo:

  • Pirados por la nieve (2001), rodada para televisión, plantea una historia que evoluciona desde la juerga constante hasta ciertas responsabilidades supuestamente justas (la he visto, y me parece prescindible).
  • XXX (2002) es la típica película de acción exagerada estadounidense que ofrece un reparto con caras muy conocidas y apenas una escena de snowboard con avalancha provocada incorporada (no la he visto).
  • Snowboarder (2003) es una cinta francesa, un drama deportivo (no la he visto, pero tiene mejor pinta que la mayoría de este lote).
  • Snowboardáci (2004) es una comedia adolescente procedente de la República checa (no la he visto).
  • Las últimas vacaciones (2006) es una comedia romántica con algún tinte dramático. Parte de la trama está ubicada en una estación de esquí, con una escena de snowboarding y esquí en el guion (no la he visto, y tampoco me despierta interés).
  • Switch (2007) es una historia adolescente en la que el protagonista pasa de la práctica del skateboarding al snowboarding para integrarse tras un cambio de domicilio. Hay también enamoramiento, rivalidades, etc. (no la he visto).
  • Sherd (2008) es canadiense, y está calificada como comedia (no la he visto). Shred 2: Revenge of the Boarding School Dropouts (2009) es una secuela de la anterior (tampoco la he visto).
  • Frozen (2010) es un drama de supervivencia o terror (no la he visto).
  • Chalet girl (2011) es una comedia romántica adolescente (la he visto y me resulta prescindible).
  • Cloud 9 (2014) se rodó para televisión. Es otra más de género romántico adolescente (no la he visto).

Esquí y con apariencia de prescindibles: aquí coloco un puñado de películas que, incluyendo (supuestamente) algo de esquí, y sin haber llegado a verlas, no me han dado buena espina.

  • Arañas devoradoras (Ice spyders) (2007) es un largometraje de terror tipo ciencia-ficción, protagonizado por unas arañas gigantes que atacan a los esquiadores de una estación. En su tráiler he visto que tiene una pinta horrorosa, en un doble sentido: que es de horror (de miedo); y que su calidad aparenta ser muy cutre, aunque, eso sí, parece que sí incluye varias escenas de esquí.
  • La premier etoile (2009) es una comedia francesa. Sospecho que el esquí es una disculpa para elegir un resort como escenario en el que situar una historia de enredos, conflictos y soluciones familiares, imagino que con muy poca acción sobre las tablas.
  • Sueño invernal (2018) es un largometraje canadiense creado para televisión. Se trata de una historia romántica.
  • Two for the win (2021) es estadounidense, también producida para televisión. Otro romance con pinta de pastelón, muchas conversaciones en primer plano y poca acción esquiando.

Hors categorie: aquí incluyo películas de diferente talante, temática y valoración personal. He visto algunas de ellas, mientras que otras no. En algunas me extenderé ya algo más que en las anteriores.

Riesgo extremo (2002) es una película de acción con buenos y malos. Su guion es pobre y previsible, pero incluye algunas buenas escenas sobre la nieve, aunque con supremacía del snowboarding sobre el esquí. La he visto. Desde mi punto de vista no es especialmente recomendable, aunque entretiene visualmente, sin necesidad de pensar.

Perdidos en la nieve (2003) relata una aventura de supervivencia tras un accidente aéreo en el ártico. No entro en valoraciones porque no la he visto, pero dudo que tenga algo de esquí.

Lost Holyday (2007), no confundir con Last Holyday (que es una comedia sentimental), también trata sobre supervivencia extrema, cuando su protagonista sufre un problema con su moto de nieve. No la he visto y tampoco creo que incluya esquí.

Jacuzzi al pasado (2010) no la he visto, ni falta que hace. Parece que el jacuzzi de una estación de esquí ejerce de máquina para viajar en el tiempo.

Perdidos en la nieve (2012) ha sido dirigida por Petter Naes. Cito a su director porque, por su tráiler, aparenta ser un trabajo de cierto rigor y calidad. Al menos tiene una escena de esquí, aunque ignoro si mucho más. Trata sobre supervivencia bélica. Dos grupos de militares, británicos y alemanes, han de sobrevivir al invierno noruego tras haber mantenido un combate aéreo. Es de procedencia noruega. No la he visto, pero me apetece.

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Cartel de la película. (Imagen: filmaffinity.com).

 

El gran hotel Budapest (2014) dirigida por Wes Anderson, es una excelente película en general si aceptas una estética irreal, tipo comic o de juguete (pero no de animación). Un poco al estilo de Tim Burton, pero sin su estética fantasiosa. Como todo ello lo acepto con ganas, disfruté mucho con ella, aunque he de advertir que de esquí únicamente tiene la secuencia de una persecución, en la que resulta estéticamente curioso ver que la han desplegado en plan de juguete. La he visto.

El duodécimo hombre (2017) es otra película noruega. Dirigida por Harald Zwart, es una buena película de trama bélica, en la que un soldado aliado huye de los alemanes en la Noruega ocupada, en invierno, tras el fracaso de una acción de comando. En su huida, el soldado es ayudado por la resistencia local. La película está bien hecha y caracterizada, e incluye algo de metraje con esquí, aunque ello no es su interés prioritario. La he visto. Es una buena película.

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Cartel de la película. (Imagen: lavanguardia.com).

 

Freeride in C (2024) es una rareza. Un cortometraje de animación muy contemporáneo. Sus dibujos son más de tipo iconográfico que realistas. Es decir, los personajes se acercan al aspecto de iconos gráficos (más en plan muñequitos que emoticonos). A pesar de ello, resulta perfectamente evidente que su (o sus) dibujantes deben de saber esquiar. Lo digo porque los iconos en cuestión saben hacer cuña, viraje fundamental o paralelo, con los conceptos técnicos bastante claros. El corto procede de Letonia. Únicamente he podido acceder al tráiler.

Grandes dudas: aquí incorporo una serie de películas que no he podido ver pero que me han generado bastante interés. No puedo arriesgarme a valorarlas y quizás alguna me pudiera deparar un chasco si consiguiera verla.

Tout là-haut (2017) es una película francesa. Confieso aquí que, por lo general, el cine francés siempre me ha gustado bastante: su cine de autor de siempre, sus comedias actuales, sus propuestas de denuncia o reflexión, e incluso algunas de acción (aunque estas últimas sean mucho menos abundantes). Esta integra el snowboarding y el esquí (ambos extremos) a partes iguales. Lo hace a través de sus dos protagonistas, que se preparan en Chamonix de cara a conquistar un descenso radical del Everest. No la he visto, pero le daría una oportunidad con gusto, pues parece que tiene buenas escenas en la nieve, un reparto que incluye algunos actores galos actualmente consagrados y buena calidad de imagen.

 

Steirerkind (2018) es una propuesta para la televisión. De nacionalidad austriaca, ha sido dirigida por Wolfgang Murnberger. Se presenta como un thriller policíaco que aborda el caso del rapto del entrenador del equipo austríaco de esquí antes de una carrera nocturna. No me importaría verla para salir de dudas. No sé si, estando destinada para la televisión, será demasiado rácana en cuanto a escenas de esquí, en todo caso, si el guion enganchase y las interpretaciones fueran aceptables, no sería tiempo perdido.

Vaeltajat (Wandering in the white) (2019), de Otto Heikola, es un mediometraje documental de 28 minutos. Proviene de Finlandia y su tráiler sugiere un estilo finés muy acusado: muy frío, muy blanco y nada elocuente. Parece que cuenta el extravío y desorientación de dos esquiadores durante una tormenta de nieve, viento y pérdida total de visibilidad, en plena travesía sobre esquís y con mochilas. Por el momento, me ha sido imposible poderla ver.

Weak layers (2024) procede de los EEUU y ha sido dirigida por Katie Burrell. Por sus referencias sugiere que se trata una película de empoderamiento femenino feliz. Un poco en plan de Ángeles de Charly, pero sin tiros ni delitos. La protagonizan tres chicas desconocidas que pretenden triunfar en el mundo de la filmación de películas de acción de esquí. Por su tráiler, me parece ser más ambiciosa en las escenas de esquí de estilo libre (saltos, fuera de pista, etc.) que en la propia narración. Lo cual hace que, desde el punto de vista de esta serie de artículos, el cine ¡de y con esquí!, haya que darle una oportunidad. Tiene pinta de estar bien rodada e incluir bastante alarde esquiador.

Esquí (2021) está dirigida por Manque la Banca, quien, por lo visto, es un cineasta argentino de nueva generación y con propuestas muy rompedoras, innovadoras o alejadas del mainstream. La trama se desarrolla en Bariloche en temporada invernal, con los personajes vinculados a los oficios propios de una estación de esquí. Estoy deseando verla, pero no consigo dar con el modo de hacerlo.

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Cartel de la película. (Imagen: filmaffinity.com).

 

Esquí de fondo: en este apartado coloco unas pocas películas vinculadas al esquí de fondo. Recomiendo no saltárselas porque las tres tienen bastante interés y buena confección, siendo muy diferentes entre sí.

Good luck Algeria (2015) es belga y francesa. Y no tiene mal reparto. La podemos situar en un género de comedia y drama deportivos. De buen acabado y con guion bien elaborado, obtuvo algún premio de cine. Fue dirigida por el actor, guionista y director Farid Bentoumi, y para la película se inspiró en la participación de su hermano Noureddine Maurice Bentoumi en los Juegos Olímpicos de 2006 en Turín. La película entra por lo tanto en ese sub-sub-género (dentro del cine de temática deportiva) en el que se suelen narrar las motivaciones y peripecias de aquellos equipos o deportistas que buscan participar en los JJOO partiendo de un nivel de rendimiento mediocre, gracias a representar a países que no tienen aspirantes en la modalidad elegida, normalmente una disciplina sin la más mínima tradición en su país. Más adelante, a través de otras dos películas, trataremos algo más este asunto. En este caso, a favor del largometraje está el hecho de que su director, más que plantear una historia de hazaña, superación, rendimiento o cuestiones por el estilo, sugiere una motivación práctica y añade al argumento dos temas muy interesantes: el choque generacional intrafamiliar, y algunas circunstancias relacionadas con la inmigración de primera, segunda y tercera generación, esta vez contextualizadas entre Francia y Argelia. Por eso la película resulta interesante, más allá del esquí, del que muestra algunas imágenes, aunque no muchas. Estas se complementan con otras de entrenamiento, e incluso unas pocas de fabricación de esquís. Pero el grueso principal se lo lleva la trama y sus escenarios. Por un lado, la Argelia urbana (muy poco) y rural (más). Y por el otro la Francia alpina.

La película no pretende narrar la verdadera historia del esquiador, sino que parte del singular hecho para construir un relato ficticio, con lo que personalmente creo que sale ganando. La realidad nos dice que Noureddine Maurice Bentoumi nació en Chamonix de madre francesa y padre argelino. Estudió ingeniería y practicó varios deportes de resistencia, habiendo corrido cross, maratones y triatlones, siendo el esquí de fondo una afición posterior que practicó en el legendario y prestigioso Club Universitario de Grenoble (GUC), aunque alcanzado unos niveles de rendimiento popular. Antes de los JJOO, participó en el Campeonato del Mundo de 2005, en la prueba de 15 km, ocupando el puesto 109 de 123 participantes. En los Juegos compitió en los 50 km (estilo libre), pero no pasó el corte de tiempo mínimo en mitad de la prueba. Eso sí, en el desfile inaugural se paseó como abanderado de Argelia.

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Cartel de la película. (Imagen: imdb.com).

Poslední závod (2022), de la República Checa, ha sido dirigida por Tomas Hodan. En realidad, más que sobre esquí de fondo, trata sobre una tragedia sucedida realmente en una extenuante y dura carrera de esquí. De esquí sin más, el que había en épocas pasadas, una especie de esquí de travesía con ascensos, descensos o progresiones llanas en función del territorio a recorrer: natural y sin tratar. El filme ofrece una ambientación histórica perfeccionista muy bien lograda. Los interiores son históricos, lo mismo que aquellos exteriores en los que se pueden ver edificios. La vestimenta es de sus épocas correspondientes (dos), lo mismo que el material de esquí. Y, además, hay muchas escenas al aire libre que están muy agradablemente recreadas. Desde un punto de vista estético es una muy buena película.

La historia es un drama basado en los hechos reales de una carrera de esquí celebrada en 1913 por las cumbres de los Montes Gigantes. En ella tomaron parte seis participantes: algunos pioneros del esquí checo (como Bohumil Hanc y Vaclav Vrbata), así como algunos alemanes, hasta un total de seis competidores. Todo ello sobre un trazado de 50 km muy ligeramente balizado. En realidad, el guion oscila entre dos épocas: 1912 y 1913, con una competición previa y lo que ocurrió antes y durante la segunda carrera; y 1953, cuando uno de aquellos participantes cuenta lo ocurrido, lo recuerda y afronta su vida en ese momento. Este protagonista de las dos épocas es (en 1953) un checoslovaco de origen claramente alemán: Emerich Rath. A través de su vida podemos ver diferentes contextualizaciones políticas según las dos épocas mostradas: rivalidad entre nacionalismos centroeuropeos antes de la I Guerra Mundial; y la presión y sometimiento que el gobierno socialista checoslovaco aplica al personaje con posterioridad a la II Guerra Mundial. Me perdí parte del intríngulis de la historia porque incluye muchas conversaciones, y casi todas ellas eran en checo y sin subtítulos. Por eso, tras haberla visto, indagué un poco sobre la figura de Rath, llevándome algunas sorpresas. Multideportista vegetariano (ambas prácticas raras y muy adelantadas para su época), participó en los JJOO de verano de Londres 1908 y Estocolmo 1912. Obtuvo múltiples títulos internacionales (o hazañas de larga duración, según los casos) en esquí, boxeo, marcha, carrera, remo, culturismo, bobsleigh, hockey hielo, fútbol, rugby, piragüismo, montañismo, natación, patinaje sobre hielo, ciclismo, levantamiento de pesas, maratón, cross, etc. Aunque no se trata en la película, ante la ascensión del partido nazi al poder, se nacionalizó checoslovaco, estuvo ayudando a algunos judíos a huir o permanecer escondidos y acabó en la cárcel. Cuando el comunismo llegó a Checoslovaquia, le confiscaron su tienda de deportes y lo volvieron a encarcelar por vender productos americanos y occidentales que simbolizaban propaganda capitalista. Cosas como equipamiento para Boy Scouts, ropa y tomahawks indios, sombreros de cowboy y un Popeye el Marino exhibido en el escaparate. Cumplidos los setenta, seguía entrenando y estaba ilusionado con ir a ver los JJOO de Roma (1960) viajando desde Praga en bicicleta y con tienda de campaña. Algo de ello se menciona en la película. Pero el gobierno le denegó permiso para salir del país. Un hombre muy peculiar y con una azarosa y memorable biografía.

Por terminar con la película, que creo que accede por méritos sobrados a la consideración de una buena película de esquí, el material utilizado: jerséis, pantalones, botas, bastones, fijaciones, etc. está muy bien elegido. Es importante fijarse en que los esquís son del ancho habitual de los de alpino posteriores porque, insisto, en la época de la carrera (principios del siglo XX) la divergencia entre lo que sería nórdico y alpino no se había producido todavía. Incluso hay una escena con virajes ejecutados con técnica telemark.

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Fotograma de la película. (Imagen: liberecky.denic.cz).

Fuera de pista (Ur Spar) (2022) es una buena comedia actual. Es sueca y obra del director Mårten Klingberg. Su humor, aunque nórdico, es perfectamente consumible por nuestras latitudes. El escenario de la película es la mítica Vassalopep, la histórica, longeva, exigente, afamada, prestigiosa y multitudinaria carrera de esquí de fondo. La más importante del mundo. Al igual que ocurre con los maratones más famosos actualmente, en ella hay una carrera de élite o nivel profesional, mezclada simultáneamente con una participación popular sobre el mismo recorrido y distancia. Toda la película tiene que ver con el esquí, por lo que constantemente ofrece escenas esquiando. Me parece especialmente interesante ver el comportamiento de los diferentes personajes que el guion trata en el ámbito del grupo de populares, entre los que se ven diferentes intenciones, talantes, motivaciones y caracteres, todos ellos perfectamente identificables en nuestra realidad si se nos ocurre participar o ver de cerca cualquier triatlón, maratón, carrera de montaña, marcha cicloturista, etc. en nuestro país. El papel de persona de competitividad enfermiza lo desempeña en este caso una mujer, mientras que el principal protagonista es un hombre que participa un poco por cúmulo de diferentes razones: reto personal, tendencia o moda, negativa a envejecer, oportunidad para ligar, etc. Hay más personajes, por ejemplo, gente que participa porque ello ha constituido una tradición familiar desde tiempos inmemoriales. La película se centra en lo que va pasando durante la carrera y un poco alrededor de ella. Todo es actual y moderno: el material deportivo, el desarrollo de la competición y la contextualización general. El resultado es perfectamente convincente, agradable y entretenido. Vale la pena verla.

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Cartel de la película. (Imagen: lavanguardia.com).

Saltos de esquí: lo mismo que la de esquí de fondo, la modalidad de saltos de trampolín se merece una categoría específica ya que, por las razones que sean, ha motivado la aparición de un puñado de largometrajes que me obligan a reseñarla. Atentos porque alguna es bastante recomendable.

Matti: Hell is for Heroes (2006) es un drama biográfico sobre Matti Nykänen, una de las figuras más importantes de la historia deportiva finlandesa y uno de los más exitosos saltadores de esquí de la historia mundial, con cinco medallas olímpicas (cuatro de oro) en su haber, además de otras nueve en campeonatos del mundo (cinco de oro); en ambos casos teniendo en cuenta las de equipos. También ha sido el único saltador en haber ganado individualmente en JJOO (tres oros), campeonatos del mundo (uno), copas del mundo (cuatro), campeonato del mundo de vuelo con esquís (una) y el torneo de los cuatro trampolines (dos veces). Y, por si hubiera sido poco, fue poseedor del récord de vuelo con esquís en varias ocasiones. Lo que ocurrió con su vida es que, posteriormente, intentando triunfar como cantante, el alcoholismo, la violencia (general y doméstica), etc. se hicieron frecuentes en su comportamiento, por lo que fue condenado a prisión en más de una ocasión.

Mi experiencia con el cine finlandés es demasiado parca como para valorarlo. Hace muchas décadas vi en un cineclub La chica de la fábrica de cerillas, auténtico cine de autor finlandés que me dejó anonadado, pero no precisamente para bien. Por el contrario, como ejemplo de cine deportivo a la par que político, La clase de esgrima me pareció un buen trabajo. Pero cualquier antecedente puede ser mera coincidencia, y el caso es que no puedo aportar nada al respecto de este biopic porque no he encontrado el modo de verlo. Finalizando el primer cuarto del siglo XXI, los medios de comunicación (cada vez más diversos, contaminantes y acosadores) no hacen más que querernos convencer de que tenemos TODO a nuestra disposición. Pero no es cierto, hay en este artículo al menos cinco películas que de verdad quiero ver y no puedo. Resulta que después de buscarlas por un buen montón de plataformas, en todas me encuentro que, o no aparecen, o no están disponibles. Al final, tales plataformas se me antojan meras tiendas que tratan de venderme su género, bastante lejos de representar al cine mundial completo. Ello, de algún modo, genera cierto sesgo, menor cuánto más accesos pagas, pero sesgo al fin y al cabo, porque hay trabajos ninguneados o ausentes, por motivos comerciales y, quién sabe si… de otra índole.

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Cartel de la película. (Imagen: imdb.com).

 

Gukgadaepyo (Take Off) (2009), dirigida por Kim Yong-hwa, cuenta la historia de lo que podemos considerar el nacimiento y despegue internacional del esquipo nacional de saltos de esquí de Corea del Sur. Basada parcialmente en la realidad del equipo, tuvo muy buena acogida en taquilla en su país. Es una película larga que casi alcanza las dos horas y media, así que tiene de casi todo: bastante humor coreano, más presente y acentuado en su primera mitad, para ir evolucionando, progresivamente, hacia el drama sentimental en la segunda mitad. Tiene además muchas escenas de saltos de esquí y de entrenamiento asociado a ello, aunque, salvo en las competiciones (con muy buenas imágenes, parte de ellas de eventos reales), la mayor parte de las secuencias de entrenamiento son en ausencia de nieve, incluyendo los saltos en trampolines sintéticos. La película, en el fondo, cuenta un tipo de historia que se ha venido repitiendo con cierta frecuencia en el género del cine deportivo: equipo o deportista que empieza de modo muy básico, inocente y torpe, habiendo escogido una modalidad sin tradición, conocimiento o popularidad en su país, y que, a base de esfuerzo, empeño, camaradería, etc. acaba accediendo al ámbito del alto rendimiento internacional. En todo caso, aquí funciona. La película está lograda, y su ambientación y puesta en escena son más que respetables. El problema, porque hay un problema, es que no es fácil dar con alguna copia que esté doblada o subtitulada en un idioma que nos resulte comprensible a la mayoría de los europeos. Y es que, verla en versión original, siendo tan larga, e incluyendo bastante metraje de discusiones y momentos verbales emotivos, hace que nos perdamos parte importante de la trama y que el filme se haga más largo todavía de lo que es. Ante su buen funcionamiento en Corea del Sur, surgió una pseudosecuela titulada Take off 2 (2016), pero no es de saltos ni de esquí, sino el tratamiento de una historia de similares características, pero en versión femenina y contextualizada en el hockey sobre hielo.

Enlace a la película íntegra (en versión original): Enlace.

Lo de Eddy el águila (2016), colocado en este orden, casi que suena a oportunismo, aunque sinceramente creo que no fue tal. Por lo visto, la idea inicial sobre la película germinó en 2007, aunque lo hizo en la mente de profesionales que luego no fueron quienes acabaron realizándola. En cuanto a los hechos en los que se basa, ocurrieron en la década de los ochenta. Lo que sí hizo fue abordar otra historia de similares características a la anterior, aunque en este caso individual. Pero, al fin y al cabo, ya he comentado que en el cine ¡y en la vida real! son experiencias que se dan, como ha sido el caso del skeleton nacional en años recientes. La película está muy bien hecha, y con evidente muestra de fondos económicos detrás. El reparto es sobradamente conocido, y la ambientación y escenas están francamente bien logradas (salvo un salto un tanto flipado y claramente retocado artificialmente, ejecutado por Hugh Jackman). Además de lo anterior, el filme es muy ameno. Al igual que la koreana, evoluciona desde la comedia hacia cierta épica deportiva de historia de vida y superación, y con lo que tradicionalmente, en la España del siglo XX, llamábamos mensaje. Y no uno, sino muchos. No demasiado profundos, y algunos de ellos, desde mi punto de vista, peligrosamente falsos, por mucho que los medios de comunicación deportivos actuales los sigan repitiendo hasta la saciedad. Así pues, recomiendo la película, que incluye un breve periplo inicial por el esquí alpino artificial británico.

Otro asunto es la fidelidad del filme con respecto a la realidad de los hechos, los diferentes personajes que aparecen, los lugares y demás detalles para los cuales sus responsables (advirtiéndolo en la letra pequeña del final de los créditos) se han tomado todas las licencias que les ha dado la gana, que han sido muchísimas. No entraré por ello a analizar al personaje real que protagonizó la historia en la que se inspiró la película. Baste calificarlo como de friki que consiguió abrirse camino hacia la popularidad y hacer de ello su medio de vida posterior. Que ello no solo funcione hoy en día, sino que parezca ir a más en las actuales sociedades supuestamente avanzadas, democráticas, hipertecnológicas, informadas, cultas, etc., es ya otro cantar. Lo que sí hace la película, con discreción y sin posicionarse (salvo quizás algo, emocionalmente, hacia el lado del protagonista), es poner encima de la mesa varios asuntos polémicos, como los sistemas de calificación olímpica en algunas modalidades, la participación de deportistas de baja competencia en competiciones de máximo rendimiento deportivo, la patológica olimpiaditis (el término es mío, viene a significar algo así como enfermiza inflamación de un sentimiento olímpico irracional que poco o nada tiene que ver con el denominado espíritu olímpico, el cual, por otro lado, se ha venido mostrando erráticamente cambiante a lo largo de la historia del COI) que demasiada gente sufre, y algunos otros temas más. Los hechos descritos en la película ocurrieron en los JJOO de invierno de Calgary de 1988. Precisamente, los mismos en los que participó Jamaica en las competiciones de bobseligh (de dos y cuatro miembros), hecho que igualmente dio pie a otra comedia anterior (1993) titulada Cool runnings (Elegidos para el triunfo), con la significativa diferencia de que los jamaicanos, pese a quedar últimos en la modalidad de cuatro (por accidente y lesiones), estuvieron en tiempos similares a otros de los equipos menos potentes, consiguiendo la trigésima posición sobre un total de cuarenta y un equipos en la versión de dos. Los saltos de Eddy no tuvieron nada que ver con esto, además de ser el último sobre los dos trampolines, sus puntos anduvieron escandalosamente alejados de los peores saltadores. Eso de que haya deportistas que vayan buscando disciplinas deportivas minoritarias en sus países como estrategia para poder participar en competiciones internacionales que limiten la participación por nacionalidades, es un fenómeno más habitual de lo que parece y que, en mi opinión, subraya algunos aspectos muy criticables del cariz que conceptos poco precisos como la deportividad, la popularidad, el mérito, etc. están adquiriendo en la sociedad contemporánea. Sin decir nombres, en España podríamos citar algunos casos y diferentes estrategias que van desde la búsqueda de modalidades muy marginales, hasta oportunistas cambios de nacionalidad o incluso, recientemente, de género (y en esto último no me estoy refiriendo a las polémicas boxeadoras olímpicas, sino a casos menos mediáticos y más descarados). Total, que la película, además, parece un buen punto de partida para un debate o tertulia.

¡Ah! Lo olvidaba, en Eddy el águila aparece, brevemente, pero en varias ocasiones (algunas mediante imágenes reales y otras a través de un actor) el anteriormente citado Matti Nykänen, quien, precisamente, ganó los tres oros olímpicos en juego en los saltos de Calgary 88. Quienes también aparecen, al principio de la película y en formato de posters, son varios deportistas bien conocidos por mí. Resulta que nací el mismo año que el protagonista (el real), así que compartimos algunos ídolos. Uno es el atleta de resistencia finlandés Lasse Virén, espigado y flaco corredor que ganó el oro en los 5000 y 10.000 metros lisos en los JJOO de Múnich 72, repitiendo la hazaña en los de Montreal 76. En la película surge un par de veces: una en un libro y otra en un poster en la habitación juvenil de Eddy. Cerca de él, en otra pared del mismo cuarto, hay posters de Gustavo Thoeni y Piero Gross, ambos excelentes esquiadores italianos de la época.

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Cartel de la película. (Imagen: filmaffinity.com).

Kriittinen piste (Salto a la gloria) (2024) es una miniserie de televisión finlandesa. Que allí se trate el asunto de los saltos de esquí es lógico porque es una de las modalidades deportivas con mayor arraigo popular. El argumento narra el camino hacia el triunfo deportivo de una adolescente marginal. La marginalidad está doblemente planteada tratándose de una chica (guiño feminista) somalí (acercamiento hacia los temas de inmigración y raza) en Finlandia. Ignoro su calidad, interés y aporte de imágenes de saltos, esquí, entrenamiento, etc. Ni la he visto, ni creo que llegue hacerlo, principalmente por cuestiones de disponibilidad, idioma (serían tres capítulos) y demás inconvenientes o barreras comerciales.

Alpino (o casi) recomendadas: este último apartado está centrado en películas de esquí alpino (salvo una medieval). Son indudablemente sobre temática esquiadora y tres de ellas centradas en el mundo de la competición. Todas están aquí porque las he visto y puedo asegurar que ofrecen mucho esquí en imágenes y contenido.

En la primera de estas cuatro películas me voy a saltar la norma autoimpuesta para esta entrega del esquí en el cine, que ha consistido en no incluir documentales. Streif. One hell of a ride (2014) es un documental de 102 minutos. Incluye muchos fragmentos de entrevistas, relatos filmados a modo de raciones de historias de vida, muchas escenas de ambientación, de accidentes, de competición, seguridad, preparación de la pista, etc. Su formato es muy dinámico. En mi opinión demasiado (enseguida explicaré por qué). Todo ello con la Streif como objetivo de divulgación y espectáculo. El Streif o Hahnenkamm (por el nombre de la montaña que se desciende) en Kitzbühel es quizás el descenso más famoso y prestigioso del mundo. Durante los años que seguía como podía las pruebas de Copa del Mundo en televisión, Kitzbühel y el Lauberhorn de Wengen eran mis preferidas y, de hecho, son los dos grandes iconos de la especialidad, seguidos por el Kandahar en Garmisch-Partenkirchen y tal vez La Daille en Val d’Isere (con permiso de los italianos). Todos ellos son trazados históricos, lo equivalente a los circuitos permanentes de motociclismo o Fórmula 1. Y los dos primeros, especialmente prestigiosos. Así que llegué a este documental porque se me puso a tiro y no lo dudé. Todo él son imágenes de alta calidad y contenido bastante completo, aunque yo le he encontrado algunas pegas. Muy personales, pero importantes para mí. El cambiante guion se va dirigiendo hacia la edición de 2014, lo cual hace que la película acabe caducando con el tiempo, al subrayar demasiado una edición concreta. El tratamiento de la historia de la carrera es pobre. No el de los ases pasados, pero sí el de su nacimiento, arraigo, evolución, etc. En una búsqueda a ultranza del dinamismo documental y la espectacularidad, su director (Gerald Salima) ha optado por abusar de lo que para mí son dos males crónicos de gran parte del cine actual. Uno, montar y editar la película con constantes sucesiones de cortes muy breves, impidiendo al conocedor del asunto poder fijarse y seguir con cierto criterio las acciones técnicas completas de los esquiadores; aparte de estresar al espectador que intenta fijarse en detalles. Dos, insertar constantemente planos fijos de detalles estéticos, con acciones en cámara muy lenta y otras de máxima velocidad real, marcando un ritmo vertiginoso no necesariamente informativo, agradable o adecuado. De hecho, apenas se explica el trazado del descenso, pues se hace de manera excesivamente rápida y sin apenas refuerzo de comentarios técnicos, siendo ello, junto con su prestigio histórico, el elemento más importante del evento. Tampoco, tras los 107 minutos de documental, el espectador puede ver una bajada completa, algo que, en mi opinión, hace difícil de imaginar lo que supone realmente disputar esa prueba: casi dos minutos de altísimo riesgo y dificultades bajo fuerzas perturbadoras tremendas. Entre los puntos fuertes de la película están algunas imágenes de sesiones de preparación física de algunos corredores concretos. En resumen, evidentemente, he disfrutado con su visionado, ahora bien, me esperaba algo más definitivo, menos coyuntural y más centrado en la prueba que en los participantes del 2014.

Nota añadida a mi crítica sobre algunas escenas de acción del cine actual: hace un par de años, durante un periodo de tiempo, estuve practicando esgrima histórica. Lo hacía en el seno de un grupo de jóvenes que, además de entrenar, aprender y combatir deportivamente, recibían encargos para trabajos de cine, publicidad y series de televisión. Con ellos constaté que resulta muchísimo más difícil y caro montar escenas de combates (de acción) con secuencias largas porque requieren más ensayos, planificación, coreografía, creatividad, entrenamiento hasta el aprendizaje, automatismo y aumento de velocidad, etc. Lo fácil y barato es grabar microplanos (amplios o muy cerrados) de mínima duración (segundos o menos) para luego montarlos casi como sucesiones de fotogramas a mucha velocidad. Es algo que prolifera en el cine de acción actualmente, esconde lo que ya he dicho, y aleja la escena del realismo, además de impedir que los espectadores sean capaces de asimilar la acción de modo global o más o menos integral.

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Carátula de la película. (Imagen: amazon.com).

Sobre el trazado, os dejo un par de cortos:

Y otro mostrado por It´s a Powder day Nevasport:

La que sí que merece un puesto de honor en el ranking de películas de cine de esquí, dentro de todas aquellas producidas para el entretenimiento en salas comerciales convencionales, es El último Rey (2016), de nacionalidad noruega y dirigida por Nils Gaup. El director debería de sonarnos de la tercera entrega de El esquí en el cine, pues es el mismo que dirigió Pathfinder. De nuevo se trata de una película de aventuras en territorio nórdico invernal, y en algún momento de la Edad Media. Solo que, en este caso, con muchísimo más esquí, y muy bien tratado, mostrado y caracterizado. En atrezo, material técnico, modo de ejecución, etc. Un verdadero viaje al esquí pionero. No se trata aquí de buscar mensajes filosóficos, ideológicos o humanos profundos, tampoco de recrearse en la psicología de los personajes, para eso hay otros géneros y temáticas. Esta es una película de aventuras en toda regla y, dentro de ese ámbito, está bien hecha, es entretenida, bonita y especialmente interesante para los aficionados al esquí, dentro del amplio abanico para todos los públicos (aunque su información la califique para mayores de doce años). Fue rodada en diferentes escenarios de Noruega, y un poquito en unos estudios húngaros. La mayor parte de las escenas ocurren en exteriores o en interiores rústicos. Sus paisajes son hermosos, su banda sonora muy adecuada y con connotaciones étnicas locales. Hay mucho y buen esquí, acorde, técnicamente, al rústico material utilizado. Esquían con un único y largo bastón, que además sirve de lanza de combate a los guerreros.

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Cartel de la película. (Imagen: filmaffinity.com).

El guion recrea una contextualización histórica real fechada en el año 1204. Ante el fallecimiento del rey de Noruega, Haakon Sverreson, y un intento de usurpación del trono por parte de un conde en connivencia con la iglesia y el apoyo de Dinamarca, algunos de sus fieles guerreros (los birkebeiner) localizan, esconden, protegen y trasladan a su hijo Hákon Hákonarson para evitar la usurpación. La realidad histórica cuenta algo así, menciona a los dos protagonistas de la película y parte de las peripecias que vivieron mientras se encargaban del niño sobre sus esquís. Por eso, actualmente (desde 1932) se conmemoran los hechos con una prueba deportiva: la carrera birkebeinerrennet. Una prueba de esquí de fondo estilo clásico de 54 km de distancia, y que, además de popular, está incluida en el calendario anual de la federación de esquí Worldloppet (en la que figuran la Vasaloppet y la Marcialonga, entre otras).

Ya he dicho que el atrezo me parece muy logrado, ello incluye los caballos que aparecen en la película, que son peludos ponys nórdicos. Hace algunos años, estando en Islandia, me di el capricho de salir de excursión en pony con unos granjeros rurales locales. No hablaban más que islandés, pero pasé una agradable tarde con ellos. Los ponys islandeses no galopan, sino que trotan muy rápido. Los de la película sí que galopan. En Islandia, la tradición ganadera y utilitaria de los ponys (que tienen su propia raza) está muy arraigada culturalmente. Tiene su lógica porque, por su localización próxima a la corriente del golfo, allí no se acumula tanta nieve. Tal y como se aprecia en este filme, en el resto de los países nórdicos también ha habido cultura ecuestre.

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Los ponys islandeses son una estampa muy frecuente en la gran isla. (Imagen propia).

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Junto con las ovejas, todavía es muy notoria su cría. (Imagen propia).

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Creo que este fue el que me tocó en suerte. (Imagen propia).

De todas formas, esos ponys no son el único guiño que la película le hace a Islandia. Con riesgo de pasar totalmente desapercibida, al final de todo, una vez finalizado el largo periodo dedicado a los créditos, la proyección termina con una cita (pronunciada y escrita) de Halldór Laxness, islandés que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1955, y del que no me toca hablar aquí. Y la cita es importante porque contesta, anticipadamente, a las posibles críticas que se pudieran verter sobre el largometraje. Y, sí, efectivamente, hubo críticas. Pocas y relacionadas con asuntos históricos, no cinematográficos. Por un lado, con la supuesta bondad política de Haakon IV que el final de la película se deja entrever. Esa es una discusión muy, valga la redundancia, discutible, tanto a favor como en contra, pero que no viene al caso aquí, ni ante una película de aventuras y muy poco política. Lo mismo podemos decir con respecto al papel asignado a la iglesia, que posteriormente se fue complicando mucho más en Noruega a partir de La Reforma. Pero hay una tercera crítica que sí que nos interesa aquí, siendo este un blog dedicado al esquí. La de la conveniencia o no del material de esquí exhibido en el filme:

«La película les muestra esquiando sobre dos esquís de idéntica longitud. En la época en la que, según Sigrid Undset narró en “Kristin Lavransdatter” y en “The Master of Hestviken”, la gente utilizaba un esquí largo y otro corto. El corto como modo de tracción para ascender. Aunque Undset era novelista, tenía un conocimiento experto sobre los detalles de aquel periodo». (Wikipedia en inglés; traducción propia).

No voy a discutir sobre esto, y menos con otra premio Nobel de Literatura como lo fue esa escritora noruega nacida en Dinamarca. Sobre los esquís asimétricos ya nos informó incluso Miguel de Cervantes. En mi libro, ¿Por qué esquiamos? menciono ese tipo de esquís y a Cervantes, y expongo que, en el pasado, por toda Escandinavia, Laponia y el Norte de Asia proliferaron modelos de esquís muy diversos, y se produjeron muchos movimientos de poblaciones migrantes o nómadas, haciendo que los tipos de esquís se fueran replicando de unas culturas a otras, y adaptando en función de la orografía de cada territorio concreto y del tipo de nieve más habitual en él. Por tanto, creo que este detalle no es algo que afecte al resultado de la estupenda película. Por otro lado, el fabricante artesanal a quien le encomendaron la tarea de construir unos esquís de madera que sirvieran para ser utilizados en la película, Endre Hals (responsable de EVI y Prog), insiste en que, en gran parte de los territorios escandinavos de grandes precipitaciones, históricamente se utilizaban esquís muy anchos, similares a los actuales de freeride. Él considera que los esquís de alpino del siglo XX y actuales obedecen a una adaptación artificial como respuesta a las pistas preparadas. Comenta que los esquís verdaderamente antiguos encontrados suelen ser muy anchos de patín.

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Cuando estaban a punto de iniciar el rodaje le encargaron cinco pares de esquís al artesano Ole Kristian Ødegård en su cabaña de Gudbrandsdalen, pero se ve que después cambiaron de proveedor. (Imagen: gd.no).

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El artesando en acción. (Imagen: nrk.no)

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Endre Hals, trabajando en los esquís. (Imagen: Martin I. Dalen en friflyt.no).

Por otro lado, algunas de sus escenas recuerdan un tipo de esquís y de técnica de práctica muy similar al exhibido por el mítico Sondre Ouversan Nordheim y sus vecinos de Morgedal, cuando irrumpieron en las competiciones de Cristiania, en el siglo XIX, provocando un revuelo técnico radical y, en cierta medida, el preludio de lo que décadas después acabaría convertido en esquí alpino.

Slalom, de Charlene Favier (2020), no es en absoluto una película placentera pensada para disfrutar del esquí, sino más bien todo lo contrario. Aborda una historia bastante sórdida que, no por ello, deja de ser realista, creíble y hasta cierto punto esclarecedora. Me explico. La trama se sitúa en un equipo de jóvenes esquiadores franceses que se encuentran inmersos en uno de esos regímenes de esquí-estudio que intentan compaginar el avance académico regular con el entrenamiento de alto rendimiento deportivo. Lo normal debería ser que todo saliera y funcionara bien, pero no siempre sucede así, y se dan casos de abandono, desorientación vital, malas influencias, queme y hasta relaciones ilícitas o abusivas. Tales indeseados desvíos se deben, en parte, a la atmósfera cerrada y endogámica de los equipos, al aislamiento de los jóvenes con respecto a un tipo de vida convencional, a la presión, a la obsesión de deportistas y técnicos por el entrenamiento, y a muchos otros factores más. Las problemáticas no son exclusivas del esquí, ni mucho menos, sino que se replican en equipos que viven en regímenes muy cerrados de concentración deportiva, especialmente cuando estos se organizan en sistemas de modalidades específicas en exclusiva. En los centros de alto rendimiento genéricos (residencia Blume, por poner un ejemplo), aunque también surgen problemas, la posibilidad de mayor apertura mediante las relaciones multideportivas pueden ayudar a prevenirlos o paliarlos.

En el caso aquí narrado, temporalmente ubicado en la actualidad, una chica de quince años, en su inmadurez y ante un panorama de marcado desarraigo familiar, se siente obnubilada por su entrenador. Ello no nos debería resultar extraño, porque es un proceso muy común en la adolescencia ante figuras que ostentan autoridad, madurez, experiencia, conocimiento, carisma y demás cualidades aparentes percibidas desde la inocencia infantil o la inestabilidad emocional adolescente. Es algo que todo el profesorado sabe (o debería saber), lo mismo que cualquier técnico deportivo que trate con menores o deportistas muy jóvenes (de ahí la importancia teórica que la normativa de formación de técnicos deportivos da al Bloque Común, pese a que algunos exdeportistas que quieren convertirse en entrenadores no acaben de entenderlo y piensen que es paja o contenido sobrante). En la película, el entrenador se aprovecha del estado de confusión casi permanente en que se encuentra la chica, el cual no evita que deportivamente vaya acumulando éxitos, y abusa sexualmente de ella. Toda la película gira en torno a esta situación, mostrando los antecedentes inmediatos de la misma, cómo se produce y algunas consecuencias posteriores, aunque estas últimas apenas las aclara explícitamente, sino que las deja entrever al gusto del espectador.

La película se desarrolla íntegramente en entornos de esquí. Y tiene algo de acción esquiando: unas pocas bajadas de competición y entrenamiento, y un descenso simbólico en pareja. También incorpora diversos detalles relacionados con la preparación física. Sin embargo, todo ello ha de recibirse como complementario porque el objeto principal de la película es la vivencia emocional de la chica en todo momento: su incorporación al equipo, su soledad, sus poco naturales o insuficientemente profundas amistades, su dependencia del entrenador, la insana relación que él establece con ella, etc. Para ello, el director propone una utilización casi permanente de planos extremadamente cortos. Primeros o primerísimos planos, combinados con parcos diálogos que muestran evidentes dificultades de comunicación afectiva entre los personajes.

Además de todo lo anterior, y esto es lo que a mí me ha resultado más interesante de toda la propuesta, mediante los planos paisajísticos elegidos, las tardes ya nocturnas, los días fríos o de baja visibilidad, la soledad de los ambientes alpinos cuando no es hora de esquiar ni ya queda ambiente vacacional o de fin de semana, etc. el director consigue infundir al entorno una atmósfera de desolación, frialdad y tristeza. Un ambiente que, en mi opinión, es muy real, y existe en la mayor parte de las estaciones de esquí en épocas, fechas, horas del día, momentos, esquinas, lugares que podríamos calificar como de temporada baja (espero haberme explicado). Es algo que al turista aficionado al esquí le cuesta imaginar o suele escapársele. Bastante más fácil de reconocer para determinados trabajadores del mundo del esquí y, desde luego, mucho más para algunos chavales que vivan en régimen de internado (he tenido más de una conversación al respecto con amigos que lo vivieron hace años en el ámbito del esquí). Así que sí, una película interesante, pero no de celebración o disfrute del esquí como actividad placentera.

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Cartel de la película. (Imagen: es.unifrance.org).

 

Klammer. Chasing the line (2021). Dirigida por Andreas Schmied, esta película, como es fácil de presuponer, es austríaca. Narra un acontecimiento deportivo que fue especialmente memorable para el deporte austríaco y, también, de paso, para algunos de nosotros, aficionados al esquí alpino con ya unas cuantas décadas de vida a nuestras espaldas. A pesar del título (que en origen era simplemente Klammer) y de que algunos sitios de internet supuestamente especializados en cine la califiquen como de biopic, no es tal, ya que, lejos de abordar la vida (o gran parte de ella) del corredor de descenso austríaco, lo que narra es su participación (y victoria) en el descenso olímpico de los JJOO de Innsbruck en 1976. El momento fue estelar y señalado. Para Austria porque era el país anfitrión, porque el esquí alpino (y muy especialmente la modalidad del descenso) seguía siendo la disciplina deportiva más popular de la nación, porque eran conscientes de que disfrutaban de un caballo ganador (Klammer había ganado previamente, en aquella misma temporada, los descensos de Madona de Campiglio, Wengen, Morzine y Kitzbühel) y porque en aquella edición el título logrado en la carrera era doble (medalla olímpica y campeonato del mundo a la vez). En cuanto a mí, también lo fue. Tenía 12 años, fue un jueves de febrero, por lo que había clase en el colegio. No sé a qué hora se celebró la bajada, pero sé que la vi por televisión, pese a que entonces no había más que una cadena disponible. Klammer surgió del portón de salida enfundando en su mono amarillo, con un casco rojo con banda blanca y sobre unos Fischer C4 que, aunque no eran los que su patrocinador hubiera querido que luciese (eso no lo sabía entonces), su decoración resultaba completamente nueva para mí, acostumbrado como estaba a la que los C4 habían lucido anteriormente. Por la razón que fuera (probablemente porque nuestra televisión pública siempre se ha caracterizado por dejarse llevar por la popularidad cuando se trata de modalidades en las que no hay españoles de por medio en puestos relevantes) el caso es que entonces se le prestó cierta atención al triunfo, a pesar de tratarse de una modalidad casi inexistente en nuestro país (por cierto, sí hubo participación nacional en aquel descenso: Paquito Fernández-Ochoa 35º, a más de seis segundos; su hermano Juanma 36º; Jaime Ross 41º; Jorge García 42º; sobre un total de 72 participantes).

Pero vamos con la película. La historia empieza cuando Klammer sale de su casa en coche, tras despedirse de su familia y amigos, y conduce hasta Innsbruck. Transcurre durante los días previos al descenso y termina justo cuando vuelve al hotel de concentración una vez finalizada la prueba. Así pues, apenas unos días. Desde mi punto de vista no es una buena película, aunque sí que tiene aspectos positivos. Personalmente me resulta extremadamente blanda o ñoña, y con unos personajes y/o interpretaciones excesivamente exagerados (su madre, su entrenador, Fischer, etc.). Para colmo, aunque toda la ambientación se sitúa en los JJOO y en torno al equipo austríaco de descenso, además de algunos de sus contrincantes, apenas hay escenas de esquí. Sí de encerado, charlas de entrenamiento sobre la nieve o en el hotel, ruedas de prensa, cafeterías en pista, etc. Pero poquísimo esquí. Los atuendos, detalles del material, espacios, ambientación de época, etc. son adecuados, lucen mucho y resultan muy agradables. Ese es otro de sus puntos positivos, pero, para mí, insuficiente. También es de agradecer que se hayan buscado varias líneas argumentales que enriquezcan una historia que, de partida real, pudiera haber sido meramente deportiva. Me refiero a la dinámica interna del equipo, la rivalidad con el suizo Bernhard Russi (al italiano Planck y al canadiense Read se les ignora), al romance con su novia y, especialmente, a la omnipotente e invasiva figura del gerente de la marca de esquís Fischer. Pero el trato que se da a todos estos condicionantes se muestra muy naif y poco o nada convincente. Y es una pena porque, en el fondo, la película lo que pretende es destacar el triunfo de Klammer a pesar del entorno de presión mediática, familiar, personal, de equipo, patrocinador, etc. al que se veía sometido. Pero claro, si tal entorno queda retratado de modo algo infantil, la historia no funciona bien. Sí que consigue despertar las emociones a flor de piel cuando finalmente el protagonista alcanza el triunfo. Lo hace con el típico recurso de enlazar una larga sucesión de escenas muy breves (casi retratos fotográficos) de la desbordante alegría de todo el elenco de personajes secundarios que han tomado parte en la trama. Cada cual en su diferente situación. Y eso casi siempre funciona en cine.

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Cartel de la película. (Imagen: imdb.com).

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En el verano de 1999, viajando por Europa en moto, pasé unos días en Innsbruck y, entre otras actividades, visité un modesto museo de deportes de invierno que ya no existe. En él exhibían el material que utilizó Franz Klammer en su victoria en 1976. Me consta que ahora está a la vista muy lejos de allí, en el WinterSportMuseum de Mürzzuschlag, en el que han centralizado mucho material que andaba desperdigado por todo el país. (Imagen: wintersportmuseum.com).

Nos queda hablar del esquí, que ya he dicho que es muy poco. Se nombran algunas marcas además de Fischer. Especialmente Kneissl, Blizzard y Kastle, todas ellas, sospechosamente, austríacas. Se distingue perfectamente el material utilizado por Klammer. Su ropa, botas, esquís y, sin género de dudas, sus fijaciones Marker de puntera roja y talonera de muelles. Las escenas del descenso son preciosas y están muy logradas, pero, en mi opinión, resultan muy escasas. Sobre todo, las de Russi y otros competidores, pero también, aunque no tanto, las de Klammer. Una pena, porque ya digo que hay buenas tomas, encuadres, etc. De hecho, contrataron al excorredor norteamericano Daron Rahlves para ejecutar algunas acciones. En todo caso, es una película de esquí, sobre esquí y con esquí, y estrenada en la actual década, así que podemos pensar que al menos el esquí sigue vivo en la cinematografía presente.

Y así hemos llegado al final de esta larga entrega (la cuarta). Y al de toda la serie dedicada al esquí en la historia del cine. Es posible que, dentro de un tiempo, si continúo escribiendo y publicando sobre esquí, pudiera aparecer algún capítulo extra dedicado a potenciales novedades o descubrimientos de cine añejo que se me hayan escapado, pero, de darse el caso, sería difícil de prever cuándo podría ocurrir. Por el momento, la labor ha quedado finalizada y que sean los lectores quienes juzguen el trabajo y, sobre todo, en la medida que les satisfaga, quienes lo disfruten.

Sin título

 

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15 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    31/08/2025 07:52
    #1
    Yo también visité el pequeño y ya desaparecido Museo Olímpico de Innsbruck sito dónde está el famoso Tejadillo de Oro, y sí allí estaba la equipación del Kaiser Klammer en el descenso olímpico de 1976, también se podían visionar algunos vídeos. :)

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    • Gracias!
  • #2
    Fecha comentario:
    01/09/2025 15:59
    #2
    #1 Me alegro de que lo visitaras. Creo que Klammer fue un corredor que nos impactó a todos los que ya esquiábamos en aquella época. Junto con Paquito (este por su medalla y nacionalidad) fue una de las primeras estrellas mediáticas del esquí televisado, pues Sailer y Killy destacaron demasiado pronto como para que la TV les hiciera "visualmente" famosos en España.
    Por otro lado, tu testimonio se agradece porque sirve de refuerzo de detalle, mostrando que los que escribo es real o, como en este caso, lo fue en su momento.

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    • Gracias!
  • #3
    Fecha comentario:
    01/09/2025 16:26
    #3
    #2 Ciertamente Klammer, Paquito, y también de esa época Russi, Thoeni, Gros, y Stenmark entre otros nos marcaron y mucho y para bien afortunadamente. Buscaba posters de ellos desesperadamente cómo grandes ídolos que eran para mi, saludos! :)

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    • Gracias!
  • #4
    Fecha comentario:
    09/09/2025 09:08
    #4
    Gracias por este artículo tan completo, bien documentado, muy interesante.
    Por cierto, la película SLALOM me ha recordado la novela "La soledad de los números primos" de Paolo Giordano, donde la joven protagonista está en un equipo de esquí alpino y se ve obligada a entrenar y participar en competiciones aunque todo este montaje no le gusta, porque su padre así lo ha decidido.

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    • Gracias!
  • #5
    Fecha comentario:
    09/09/2025 18:43
    #5
    #4 Gracias a ti por tu paciencia lectora. Y también por la información sobre la novela, que no conocía y de la que tomo nota para una futura lectura. El tema que explicas es tan habitual que se estudia como problema frecuente en la psicología deportiva. En algunos ámbitos de la sociología deportiva se lo denominaba como "síndrome" de los "niños trofeo".

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    • Gracias!
  • Coe
    Coe
    #6
    Fecha comentario:
    10/09/2025 08:58
    #6
    En un rato lo leeré con más detalle…
    Respecto al descenso del 76, conocí a un argentino profesor de la internacional detalle SN allá por el 87 ó 88, que había corrido ese descenso y contaba que debido a la falta de nieve y a la cantidad de agua que habían echado para mantener la pista, esta era un trozo de hielo que acojonaba.
    Y que había que ver esquiar a Klammer ¡¡¡¡
    y yo me lo imagino, viendo su vídeo de ese descenso, ya acojona¡¡

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  • #7
    Fecha comentario:
    10/09/2025 10:02
    #7
    Estupenda última entrega. Me dejo en favoritos "Slalom" para verla cuando tenga tiempo y ganas para ver una película con un tema tan desasosegante.

    Te recomiendo "Fuerza mayor". Película noruega con la participación de Kristofer Hijvu, el protagonista pelirrojo y barbudo de "El último rey". Rodada integramente en Avoriaz comienza con una familia, pareja y dos niños, que comiendo en una terraza ve caer un alud y las diferentes reacciones de cada uno de los padres. Algo lenta y muy "luterana" tiene algunas escenas de esquí con Hijvu, vaya pedazo de esquiador, francamente deliciosas.

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    • Gracias!
  • #8
    Fecha comentario:
    10/09/2025 11:11
    #8
    #6 Que Klammer era un crack es un hecho, más allá de aquel descenso, bastaría un rápido vistazo a su palmarés de descensos. Era un "bólido" sobre la nieve que reunía valentía y pericia, y, por lo que cuentas, en cualquier condición.
    Como curiosidad, me parece oportuno añadir a tu comentario sobre la falta de nieve en los JJOO de 1976, que dicha situación no ha sido un caso aislado en el pasado, ni mucho menos, tal amenaza se ha repetido con cierta frecuencia desde que se celebran. Por ejemplo, en los celebrados también en Innsbruck en 1964 se tuvo que movilizar una gran flota de camiones para trasladar allí nieve de otros lugares: tres semanas de trabajo, con 115 camiones, para mover 15650 metros cúbicos.

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  • #9
    Fecha comentario:
    10/09/2025 11:14
    #9
    #7 Muchísimas gracias por la sugerencia, tomo nota de ella. Me encanta su calificación como de "luterana", creo que me hago una idea ;) cómo decir mucho con una única palabra.

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  • #10
    Fecha comentario:
    10/09/2025 13:23
    #10
    Muchas Gracias, ya se donde buscar pelis para este largo invierno :)

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    • Gracias!
  • #11
    Fecha comentario:
    10/09/2025 18:05
    #11
    #5 Toda la vida de la protagonista se ve condicionada por algo que le sucede (prefiero que lo descubras leyendo la novela) durante su etapa como esquiadora en el equipo juvenil.

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  • #12
    Fecha comentario:
    17/09/2025 13:23
    #12
    Impresionante trabajo, como de costumbre, delmer. Respecto a la peli Slalom, tras ver el trailer me ha interesado y creo que todo futuro entrenador, atleta y familiares tal vez querría verla.

    ¡Gracias una vez más y feliz salida del verano!

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    • Gracias!
  • #13
    Fecha comentario:
    24/09/2025 09:44
    #13
    #12 Gracias por tu halago, siempre animan. Perdona el retraso en la contestación, pero es que he andado de viaje en el extranjero y con asuntos totalmente alejados del esquí (aunque no del deporte ;)
    Sí, la película tiene interés por tratar el complejo nudo que surge cuando la adolescencia, la presión por el rendimiento, los regímenes de concentración, etc. se reúnen.

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    • Gracias!
  • #14
    Fecha comentario:
    24/09/2025 13:33
    #14
    Mencionas al principio "XXX" con una escena de snowboard. En la secuela "XXX: reactivated" la escena inicial es una pasada de esquí freestyle... pura fantasía... eso sí, sin nieve...

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    • Gracias!
  • #15
    Fecha comentario:
    26/09/2025 11:30
    #15
    #14 Gracias por la aportación. Al verla me ha recordado a aquel anuncio (creo que era de Audi) en el que un esquiador se suponía que realizaba un descenso infinito por todo tipo de terrenos (incluida la Muralla China). Entre el "croma" y la IA ya no hay quien se fíe de las imágenes :lol2: ¡Malos tiempos para los especialistas! :crying:

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    • Gracias!

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