En diagonal nos sentimos seguros porque no tenemos que enfrentarnos a la máxima pendiente, simplemente nos quedamos de pie y guardamos el equilibrio, preferentemente sobre el esquí exterior, el que está más abajo, al que le llaman “el del valle. Podemos angularnos un poco más y veremos que recae más peso sobre ese esquí. Cuanto más peso recaiga sobre él, nos sentiremos más seguros.
Este ejercicio además nos puede servir para recrear un montón de situaciones que vamos a encontrar en el paralelo, por eso podemos hacer ejercicios con él.
Como por ejemplo, levantar el esquí interior, el del monte, el que no estamos usando, así desarrollaremos el equilibrio y notaremos como hacemos mucha más presión sobre el canto del esquí exterior, el del valle. Si angulamos un poco más, notaremos que nos resulta más fácil.
Con la posición de la diagonal, podemos trabajar y perfeccionar nuestra posición encima de los esquís.
Con este ejercicio de cambio de huella también mejoramos el canteo, nos acostumbramos a pasar de un canto a otro, a notar como nos apoyamos en el canto interior de cada esquí y así podemos perfeccionar esa habilidad.
Texto y guión adaptado del libro Guía para la formación de los Técnicos Deportivos de Esquí de Primer Nivel.
Por Carlos G. Castillo y Ernesto Rodriguez Pérez.
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