Está siendo una temporada de lo mas atípica… lamentablemente este mes de febrero hemos tenido muy poco trabajo en la estación, y por lo tanto MUCHISIMO tiempo libre. Pero para los hiperactivos como nosotros nunca es demasiado, así que dando un vuelco a la situación (no nos queda otra), hemos aprovechado para hacer más deporte que nunca e irnos de aventuras casi cada día.
Una tarde, tratando de decidir si al día siguiente tocaba bici o esquí de travesía, nos planteamos un nuevo reto: hacer una combinada de bici de montaña y esquí para poder llegar a una canal que llevábamos tiempo queriendo hacer… el corredor noroeste del Tuc de Ratera “¡un plan sin fisuras!”
6:15 am, suena el despertador y solo pensar que tendré que pedalear por lo menos dos horas… qué pocas ganas, ¡es súper pronto! Me visto de esquí, desayuno lo que el cuerpo me deja, ¡¡y a la bici!!
Parecía fácil eh…. Pues NO. Salimos de casa con el chip de “me voy a esquiar”, con lo que ninguno tuvimos en cuenta los contratiempos habituales de la bici. Estuvimos más de una hora intentando acomodar los esquís en el cuadro, hinchando ruedas con una mancha minúscula (de las de emergencia) y Xavi se quedó con el cable de cambio en la mano, así que nos pasamos un buen rato para terminar la puesta apunto.
8:00 am, ¡iniciamos la ruta! Al final salimos de Salardú todos con los esquís en la mochila. ¡Y maaadre como pesa!
Solo os diré que del extra que llevaba en la espalda, la suspensión trasera hacía “tope” bloqueada y casi no me llegaban las manos al manillar… sin olvidar lo técnico que se convierte el subir a la bici sin que los esquís choquen con la rueda trasera..! jaja lo dicho, “un plan sin fisuras".
Pues con esa agradable sensación de 8 de la mañana, frío y cuádriceps algo cargados llegamos hasta Banhs de Tredos. Una vez allí, y pasado ya algún nevero que nos encontramos en el camino (pedalear de subida resultó fácil por la nieve dura), seguimos hasta encontrar el camino repleto de nieve. Fue entonces cuando decidimos esconder las bicis detrás de un árbol y cambiar el calzado de bici por las botas de esquiar. Cogimos esquís, pusimos pieles y… ¡¡cambio de chip!!!
Nos hizo un día precioso, había nevado y el paisaje volvía a estar blanco después de tantos días de nieve marrón y ambiente sahariano. Siempre es una suerte poder pasar el día en la montaña y más si es rodeada de la mejor compañía.
Siendo sincera, el día anterior estuve de los nervios… no confiaba en poder seguir el ritmo, pero la verdad es que la larga subida se acabó amenizando con algún descanso al sol en el que aprovechamos para charlar un poco y comer algo.
15:00 pm, por fin hemos llegado a la base de la canal, está preciosa y ¡llena de nieve polvo! Ahora nos queda lo BUENO: poner crampones, coger el piolet, esquís otra vez a la espalda y ¡arriba!
Después de 7 largas horas de subida, nos quedaba el mejor tramo para llegar a la cima. Subir abriendo huella por la canal que queríamos descender esquiando.
Añadiré que tengo la suerte de hacer estas rutas con amigos experimentados de los que aprendo muchísimo cada día, y lo más importante: ESTÁN MÁS FUERTES QUE EL VINAGRE. Así es, son todos como Superman y sin ellos no podría plantearme llegar a sitios así. De manera que me aproveché (una vez más) y con la sensación de que mis piernas pesaban el doble de lo normal, subí por la traza ya hecha hasta conseguir hacer cima.
Desde allí contemplamos las preciosas vistas y lo leeeeeejos que nos quedaban las bicis esperando para el descenso final.
16:30 pm, bajamos uno a uno la estética canal del tirón. El inicio es estrecho y cada vez gana más inclinación hasta la “S” característica de la zona intermedia. ¡Qué nervios!
La verdad es que a más de uno nos temblaban las piernas antes del descenso. No se si por el cansancio acumulado o de ver el “canelón” que teníamos a nuestros pies de nieve polvo.
Bajamos disfrutando como niños hasta las palas de la base del Ratera, donde después de un pequeño parón, seguimos la bajada entre los bonitos lagos de Colomèrs.
Que sensación más buena.. ¡ya solo quedaba bajada! Pero estábamos destrozados y hambrientos. Para que os hagáis a la idea, cruzando de vuelta los lagos solo se oía hablar de hamburguesas XL, el cordero con patatas de la abuela y espaguetis a la carbonara.
18:30 pm, llegamos por fin a la bici… el cuerpo se relaja y nos quedan más de 15 km hasta el coche.
¡Ah! y un pequeño hándicap al que di importancia más tarde… nos quedaban 20 minutos de luz.
¡Empieza la carrera! Tonto el último… y la menos lista YO jajaja. Los “supermans” ya estaban abajo, que yo aún me levantaba del primer culazo encima de la nieve.
¿Habéis probado de bajar en bici por nieve? Si ya es técnico de normal, imaginaros con los esquís, botas y todo el material de expedición en la espalda. Sin olvidar que como paso mucho frio, el único guante que elegí ese día fueron mis manoplas de pluma (parecidas a un guante de boxeo) y acabé haciendo todo el descenso sin tacto alguno en la maneta del freno, y a oscuras. Una laaaarga vuelta a casa.
Después de casi 40 km de recorrido, 1700 metros de desnivel, y muchos frutos secos…. Llegamos al pueblo siendo "negro noche".
Lo habíamos conseguido: llegar a la canal propuesta alternando la bici y los esquís para poder ganar tiempo durante la aproximación… ¡un RUTÓN!
Una vez expuesta mi experiencia (espero no haber aburrido a muchos), me gustaría incluir algunos consejos a tener en cuenta, por si decidís probar el Bike-Ski o nosotros repetirlo en un futuro:
- Un culotte no viene mal para el tramo de pedaleo, ¡o tu culo te recordará todo el día que ibas sin!
- No olvides las herramientas de bici. Aunque la actividad principal sea foquear y esquiar, puedes pinchar o tener algún problema técnico durante la aproximación.
- Trae agua de sobras, yendo en bici se bebe mucho, con lo que no es suficiente el botellín que usas normalmente para las salidas de Skimo. Nosotros tuvimos la suerte de cruzar el río dos veces y pudimos rellenar.
- El frontal debería ser siempre obligatorio en la montaña, aunque empieces muy pronto, el día se puede alargar y ¡acabas llegando de noche a casa! Y te digo yo que se agradece ver algo cuando vas en bici por la nieve y con esquís en la espalda…
Por último, muchas gracias a todo el grupo: Xavi, Adri, Dani y Jesús por acompañarme en esta aventura, y a Dani Senach por sus profesionales fotos que dan color a este reportaje.