Hace poco, viendo un documental sobre Warren Buffet en el que estaba en una clase y les preguntaba a los alumnos qué coche elegirían si se lo regalaran al acabar la clase (luego venían más cosas y el coche era el cuerpo y la mente) me vino a la cabeza qué pasaría si pudiéramos hacer una especie de pacto con el diablo mediante el cual, pudiéramos elegir una casa en la estación de esquí que quisiéramos y podríamos usarla para siempre y sin tener que mantenerla. ¿Pinta bien, no? Como pasa con este tipo de tratos, siempre hay una letra pequeña, y en este caso, sería que no podríamos esquiar en ningún otro sitio. Nunca más. Uff, aquí la cosa ya empieza a cambiar.
Sin esa cláusula, creo que más o menos todo el mundo podría tener en mente ese destino y esa casa en esa zona que tanto mola. Pero claro, no poder esquiar más que allí... No sé a vosotros, pero este destino yo lo ubico lejos o muy lejos.
Así, de entrada, me viene a la cabeza Aspen. Creo que podría firmar esquiar el resto de mi vida allí sin pestañear. Pero claro, está lejísimos y, o nos mudamos o no tiene sentido. Venga, intentemos algo más cerca, en los Alpes. Quizás en Francia por aquello de poder ir en coche, que facilita las cosas. ¿Val d'Isère? Tampoco me importaría estar condenado a esquiar siempre allí. Me empieza a cuadrar más, pero aún así, tampoco es para ir cada fin de semana. Y ya no solo eso, con el paso del tiempo nos haríamos mayores y ese desplazamiento igual ya no sería fácil. ¿Casi que nos quedamos como estamos o qué? Que por aquí tampoco estamos tan mal, ¿no?.
Bueno, si no eres esquiador de fin de semana seguro que este dilema es mucho más fácil de resolver. Sino, se trata de una decisión muy compleja, diría que imposible de responder con cierto convencimiento, aunque seguro que a todos nos ha venido a la cabeza algún destino que nos gusta especialmente.
Y tú, ¿podrías aceptar este pacto? ¿Sería un problema muy grande no poder esquiar en ningún otro sitio?¿Dónde elegirías?