No es la primera vez que visito la estación de Val Thorens, pero tras muchos años sin poner los esquís en esta estación, hemos vuelto en un par de ocasiones. Y tras lo vivido, os dejo este reportaje de Val Thorens y confirmo que había sido demasiado el tiempo sin visitarla. El año pasado, además, Val Thorens cumplió 50 años y llega a este número mágico en plena forma.
Cuando buscábamos un destino para esquiar, estas eran las opciones que barajábamos: que no sea muy complicado llegar en coche, que tenga buena nieve, acceso a pistas cerca del alojamiento, variedad de pistas, que no necesites el coche mientras dura tu estancia, buenas opciones de après-ski, restauración, paisaje,..
Pues bien, Val Thorens cumple prácticamente con todos los requisitos importantes que buscamos en un destino de nieve. Quizás por eso no sorprende que haya ganado tantas veces los World Ski Awards. La última vez, este año, 2023.

Vitrina en la Oficina de Turismo donde puedes ver los trofeos de la estación. Foto: IPD
¿Donde se encuentra?
Val Thorens es una estación de los Alpes Franceses que forma parte del dominio Les 3 Vallées. Se encuentra en la comuna de Saint-Martin-de-Belleville, en el departamento de la Saboya, dentro de la región Rhône-Alpes. Es el valle de la Tarentaise, donde se dice que hay la mayor concentración de dominios de esquí del mundo.

Ubicación de Val Thorens dentro del mapa de Francia

Una vista más cercana nos permite ver lo cerca que estamos de Italia
¿Cómo llegar?
Si visitas Val Thorens desde Barcelona, que es de donde salimos nosotros, lo más habitual es que lo hagas en coche. Son 780 km, de los cuales, menos los últimos 37 km desde Moûtiers, todos son por autopistas o carreteras de varios carriles por sentido, por lo que el trayecto es muy agradable de realizar. Hay que tener en cuenta, por eso, que determinados días puedes encontrar retenciones en algunos puntos, tanto de ida como de vuelta, especialmente en la zona de Grenoble, que está en obras desde hace algunos años. Y que el tramo final de carretera, llegando hasta más de 2000 m de altura, con nieve, puede ser un festival. Solo es carretera de montaña los últimos 30 km, donde se pasa de poco más de 500 m a los 2300 de Val Thorens.
Pero el coche no es la única opción. Si viajas desde Francia, por ejemplo, puedes ir cómodamente en TGV hasta la estación de Moûtiers, desde donde salen lanzaderas hasta la estación. Y también hay conexión si llegas en avión a los aeropuertos de Ginebra o Grenoble, por ejemplo.
Bueno, y también se puede acceder a Val Thorens a través de Orelle, mediante el telecabina d'Orelle. Pero eso ya es otra cosa.
La estación
Val Thorens es una estación pensada para que la experiencia de esquí sea, ante todo, muy cómoda y puedas disfrutar de unas buenas vacaciones allí.
Forma parte de esas estaciones francesas que se desarrollaron con el Plan Neige entre los años 60 y 70. La población y la estación están completamente integradas. Esto se debe a que se trata de una estación ex-nihilo, es decir, creada de cero, donde no había nada. Por tanto, todo lo que se ha hecho ha sido pensando en una estación de esquí. Y hay que reconocer que está muy, muy bien pensado. Además, en este caso, la arquitectura de la época, sin ser ninguna maravilla, no es de tipo cemento, como puedes encontrar en algunas otras estaciones que se crearon durante esos años.
Esta perfecta integración entre estación y alojamiento hace que Val Thorens sea un destino perfecto para grupos de personas con necesidades distintas. Uno que esquía desde primera hora hasta que cierran, otros que, mientras unos esquían, prefieren ir a comprar el pan y desayunar tranquilamente para empezar más tarde. Los que paran antes porque están cansados. O los que duermen la siesta cuando los más activos salen a pasear y también los que quieren tomar algo después de cenar cuando otros se van a dormir para estar los primeros en pistas. Permite un juntos pero no revueltos, en el que cada uno tiene su espacio, que es maravilloso.
Si por algo tiene fama Val Thorens es porque tiene más o menos garantizada la nieve, ¿Por qué? Pues muy sencillo. Un pueblo en la base de estación más alta de Europa, que está a 2300 m de altura y donde se puede esquiar desde 1850 m hasta 3230 m, puede presumir de que, si allí no hay nieve, en ningún otro lugar cercano la tendrán.
El forfait de Val Thorens da acceso a Val Thorens y Orelle. La primera está llena de remontes que, bajando, acaban todos en en la base de la estación. Orelle se encuentra por detrás de las pistas de Val Thorens, con una orientación muy soleada.

Típico letrero que hay en la entrada de cada estación de Les 3 Vallées. Foto: IPD
Hablando de números, Val Thorens junto a Orelle, suman 150 km de pistas. Para que nos hagamos una idea, Baqueira Beret tiene 170 km, Grandvalira 210 km y La Molina + Masella, 145 km. Vamos, que tiene unas dimensiones considerables. Pero si te parece poco, siempre puedes acceder a los 600 km de pistas de Les 3 Vallées y entonces ya te puedes quedar a vivir allí unos meses para recorrerlos todos.

Panorámica de la estación de Val Thorens desde la cima de la silla Boismint. Foto: IPD

Vistas de Orelle desde la Cabina Orelle-Caron. Foto: IPD
La mayoría de remontes que necesitas coger son del tipo telecabina, funitel o teleférico. De este modo, cuando las condiciones son más duras (y en estas alturas, lo pueden ser), uno queda resguardado. Junto a estos remontes, tenemos numerosos telesillas, la mayoría de los cuales tienen doble entrada, reduciendo muchísimo las posibles colas.

Silla con doble entrada, que permite mayor número de esquiadores por hora y una entrada más cómoda. Foto: IPD
Como curiosidad, prácticamente todos los remontes son diferentes. Desde el teleférico Cime Caron, el funitel Péclet (33 plazas sentadas), el Funitel Grand Fond (33 plazas de pie), el pendular 3 Vallées (3 cabinas), el pendular Val Thorens (2 cabinas), la cabina Orelle (con agujeros en el centro para los esquís), etc. Todos tienen alguna cosa que los hace diferentes. Ah, y los remontes de debutantes son gratuitos.

La joya de la corona de Val Thorens, el Cime Caron, fotografiado desde el apartamento. Foto: IPD
Es importante conocer un poco los nombres de los remontes porque la señalización en pistas es impecable. Desde cualquier desvío se indica con qué tipo de pista llegar a qué remonte.

Típico ejemplo de señalización, con el nombre del remonte sobre blanco y el color y nombre de la pista por la que se accede. También se indica a qué sector dan las pistas. Foto: IPD

Muy buena señalización en las entradas y salidas de los remontes. Foto: IPD
Arriba de Cime Caron, a 3200 m, en una de las cintas cubiertas, verás un esquema con las montañas de los alrededores. Vale la pena echar un vistazo un día de esos claros.

El MonteViso, La Meije, Galibier, Barre des Écrins,... Puedes observar todos los picos que se divisan desde aquí. Foto: IPD

Vistas desde la salida de Cime Caron. Foto: IPD
Una cosa que me gusta de la estación es que cualquier esquiador medio puede coger cualquier remonte y encontrará una opción de pista azul (o roja no muy complicada, en el caso de Cime Caron) para poder bajar.

Pistas fáciles por todas partes y con un entorno espectacular. Foto: IPD
Cualquiera se atreve por pistas así. Foto: IPD
En según qué zonas, también existe la opción muy negra, alguna con pistas de baches infinitas, de las que casi no tenemos por nuestras latitudes. Muy a favor de este tipo de pistas.

Pista Combe Rosaël. ¿Te apetecen unos baches?. Foto: IPD
La zona a la que se accede mediante Plein Sud o Pionniers es la que tiene más sol por la mañana. También da acceso a pistas que llevan de vuelta a muchos de los alojamientos, ya que están por detrás del pueblo.

Subiendo por el telesilla Plein Sud. Foto: IPD
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El nivel de esquí, comparado, por ejemplo, con nuestras estaciones, es bajo. Hay muchos esquiadores muy ocasionales y se nota. En según qué época del año está lleno de holandeses y belgas, por ejemplo. Gente que tiene la nieve a muchos km de su casa y no puede esquiar muchos días al año. Percibes su presencia en los remontes de pie, donde te hacen sentir como un pigmeo. Pero todo lo que nos sacan de altura, se lo sacamos nosotros en nivel de esquí.

Foto obligada en las letras de Val Thorens. Hay dos, unas en la salida de la silla Les 2 Lacs y las otras en un sendero a la izquiera de la llegada de la Cabina Cairn, a las que se llega a pie.
Otra cosa que me gusta de Val Thorens es que muchos de los fuera pistas son evidentes, es decir, van de una pista a la parte baja de la misma. Todo esto, sumado a que hay muchos esquiadores que no se meterán por sitios así, cuando pilles un buen paquete, seguramente tendrás cosas para trillar. Y aunque no haya nevado, en las zonas más orientadas a norte, la nieve se suele mantener sorprendentemente bien.
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Pero no se puede tener todo. Esta altura que garantiza la nieve y estos fuera pistas evidentes, cuando el tiempo se pone feo y no se ve nada, al no haber árboles, se hace mucho más complicado esquiar con algo de visibilidad.

Subiendo el Funitel Grand Fond en un día de niebla. Foto: IPD
Un detalle del nivel de la estación: los baños. Están impecables, pero no los de los bares o restaurantes de pistas, que también, sino los de la propia estación que los hay dispersos en varios remontes. Un buen punto a favor para Val Thorens.
¿Dónde alojarse?
En Val Thorens hay muchísima oferta de apartamentos y también, aunque mucho menor, de hoteles. Como he comentado anteriormente, la estación está completamente integrada en el pueblo y, de hecho, los remontes pasan por en medio de él. El resultado es que muchísimos alojamientos son ski-in ski-out. Se sale y se llega esquiando desde y hasta la puerta, como quien dice. Tan solo una pequeña parte a la derecha de Val Thorens no tiene propiamente acceso esquiando al alojamiento, aunque eso solo implica que hay que caminar un poco.

Vista de Val Thorens. Foto: IPD
Pero no se acaba con entrar y salir esquiando. Al lado de los alojamientos tienes todos los servicios, por lo que puedes hacer a pie todo lo que necesites durante tu estancia. Esto, para mí, marca la diferencia en un destino de nieve.

En todas partes está indicada la mejor manera de acceder a pistas, pero la llegada no siempre es evidente. Vale la pena invertir un tiempo a mirar por qué pista podemos llegar a nuestro alojamiento. Foto IPD.
Hay alojamientos en el centro, que está a nivel de la pista principal. Los edificios van creciendo por detrás, como un anfiteatro, y suben bastante, porque siguen la pendiente de la montaña, cosa que permite que casi todos puedan tener buenas vistas. Esto hace que si te alojas en las partes más altas, cuando después de esquiar quieras ir donde hay tiendas, bares o restaurantes, tengas que subir o bajar calles con pendiente. No es gran cosa, pero hay que tenerlo en cuenta. Eso sí, hay un servicio de autobuses gratuitos que suben y bajan y pasan cada 20 minutos.
Tienes apartamentos desde los típicos que visitamos cuando éramos estudiantes, que son minúsculos, hasta otros de dimensiones mucho más generosas, con parking en el mismo edificio, guardaesquís,... Y a nivel de hoteles, la oferta también llega hasta los lujosos Pashmina, Koh-i-Nor, Le Fitz Roy o Altapura. Y algunos de estos hoteles de lujo tienen apartamentos al mismo nivel.
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Izquierda, entrada de un apartamento típico de los años 70. Derecha, entrada de uno nuevo y de nivel superior
Si tu alojamiento no dispone de parking, podrás parar delante un rato para descargar, pero tendrás que reservar el aparcamiento y dejar el coche en uno de los que se encuentran en la entrada de Val Thorens (y los hay también fuera de la población), ya que no está permitido aparcar en el pueblo en invierno. No necesitarás tocarlo hasta el día que te vayas. Solo hay que tener en cuenta que, si se queda a la intemperie (hay parkings al aire libre y otros cubiertos), cuidado con las temperaturas, que por la noche pueden llegar a ser muy bajas. Si llevas un coche diésel, es conveniente llenarlo en la gasolinera del pueblo, que abastece gasóleo aditivado para -18ºC. Ten en cuenta que, el día de la salida, los coches volverán a aparecer por arte de magia y ocuparan todas las calles, por lo que conviene estar atento a este tema.
Nosotros nos hemos alojado en distintas opciones bajo la marca Village Montana, tanto de 4 como de 5*. Tienen un buen tamaño, están equipados con todo lo necesario (incluso lavavajillas) y disponen de acceso a pistas enfrente, así como guardaesquís y parking en el sótano del mismo edificio o de uno al lado.


Vistas de la estación desde distintos apartamentos y del acceso a pistas. La llegada de pistas es hasta la misma puerta del guardaesquís. Foto: IPD
¿Dónde comer en pistas?
Hay numerosos bares-restaurantes en pistas con buenas terrazas. No están demasiado concurridas. Aún cuando estábamos en una de las semanas más demandadas del año, hacía buen tiempo y siempre veías sitio libre para parar a comer o tomar algo.
Lo que debes tener en cuenta es que los precios no son como los de los Pirineos. Un café con leche cuesta exactamente el doble que en Masella, un bocadillo ronda los 15 euros y un plato pasará de 20 €. Quizás por eso, sumado a que es igual de fácil parar en el apartamento que en un bar a reponer fuerzas, haya siempre sitio libre.
Hasta la mítica La Folie Douce no está llena hasta que empieza el cachondeo a partir de las 14h. De hecho, en la terraza no pueden estar menores a partir de esa hora. Y es una muy buena terraza, a la que se accede mediante las sillas Plein Sud o Pionniers, donde da muchísimo el sol y tiene buenas vistas.
Dónde comer después de esquiar
En Val Thorens hay todo tipo de oferta gastronómica, aunque lo que predomina son restaurantes de precio "contenido" que ofrecen especialidades saboyardas, pizzas, etc., por lo que es fácil que cualquiera encuentre algo que le encaje. Eso sí, si no te gusta el queso, mejor quédate en casa, porque los aromas que desprenden todos estos platos (raclette, fondue, tartiflette,...) es lo primero que notarás al entrar en cualquiera de los locales que hay.
Existen opciones más cuidadas, e incluso un restaurante con una estrella Michelin, Les Explorateurs, en el hotel Pashmina. Como una gran opción para platos de la zona, nosotros visitamos el restaurante Chez Pépé Nicolas. Está yendo hacia Les Menuires, por lo que hay que coger el coche para ir, por lo que no sé si al final, hay otras opciones mejores. Aunque, hay que reconocerlo, el sitio es muy bonito y está muy bueno.

Entrada del restaurante Chez Pépé Nicolas. Foto: IPD
Otra opción interesante en el pueblo de Val Thorens que también hemos visitado es Le Rendez-Vous. Pizzas, platos de Saboya, ensaladas, carnes, buenos postres,... Un lugar muy correcto y que sale un poco del estilo de muchos de los restaurantes de batalla que hay por el pueblo.
Con los horarios españoles, no tendrás demasiado problema para reservar mesas en los restaurantes, incluso el mismo día. A partir de les 8 de la tarde se empiezan a vaciar, por lo que cenar a las 8:30 o 9 no es ningún problema.
Ah, y no olvides que aquí es muy normal pedir agua del grifo (eau du robinet o tap water en inglés) para que la factura no suba tanto.
¿Qué se puede comprar allí?
A nivel de comida, hay bastantes supermercados y tiendas de comida muy bien surtidos y con unos precios algo más altos de lo normal, pero nada exagerado. Por tanto, no hace falta realmente llevarse toda la comida de casa, pensando en que habrá poca cosa y cara.
Si buscas algunos vinos de nivel, los encontrarás en el supermercado Sherpa que se encuentra delante de las galerías Peclet, por encima de la iglesia.

Algunas de las selecciones que puedes encontrar en el Sherpa
En cuando a material de esquí, podrás encontrar prácticamente de todo, aunque en general hay muy buenas marcas y material de primer nivel. En cuanto a material duro, se trata, fundamentalmente, de material de tipo polivalente o freeride. Cuesta encontrar unas botas racing o unos esquís de SL, aunque sí que algunas tiendas venden hasta protecciones para competir. El material de alquiler está bastante bien.

Entrada de la tienda Goitschl de la Place Caron. Foto: IPD

Detalle del interior de la tienda principal Goitschel, propiedad de las dos hermanas campeonas olímpicas, Marielle y Christine. Foto: IPD
De lo que encontrarás un surtido envidiable en cualquier tienda, es de guantes y máscaras, con mucha presencia de la marca de guantes Hestra, que cuesta mucho de ver en España.
¿Vale la pena coger el forfait 3 Vallées?
Pues sí y no. Por uno lado, con la oferta de pistas de Val Thorens, tienes de sobra para pasar una semana. Pero si eres de los que te gusta cambiar mucho de pista y conocer otras estaciones, la opción 3 Vallées cuesta muy poco más que la de solo Val Thorens, por lo que, ante la duda, ya sabes. Si nunca has estado en el resto de estaciones de Les 3 Vallées, entonces sí que es plenamente recomendable.
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Acceso a las estaciones de Méribel, Les Menuires y Val Thorens. Foto: IPD
Lo que debes tener en consideración es que Val Thorens es la estación más alta y, por tanto, la que seguramente tendrá mejor nieve. Si está todo a tope de nieve y hace frío, este factor no será relevante, pero con temperaturas altas, sí que es importante, porque por debajo de 2500 m, la nieve estará mucho peor que arriba.
Si coges solo Val Thorens y algún día te apetece hacer la excursión, siempre puedes ampliar un día tu forfait en las múltiples taquillas por 46 € y darte una vuelta por Méribel, Courchevel o Les Menuires.
¿Muchas colas?
Estar en una de las estaciones más visitadas del mundo me hacía pensar que nos encontraríamos unas colas terroríficas en los remontes. Pero nada de eso. Ni siquiera esquiando durante la semana de fin de año, en la que, exceptuando uno de los 6 días, en los que llegué a hacer 20 minutos de cola para subir al Cime Caron, el resto de días no tuvimos la sensación de hacer nada de colas. Y sí, luego en pistas hay momentos en los que hay bastante gente, sobre todo en las zonas planas y bajas, pero tienes tu parte de pista en la que puedes dejarte ir sin problemas. Y si hablamos de las negras, las podrás bajar muy tranquilo. Fuera de estas semanas tan concurridas, el resto no tendrás ningún problema.

A veces, nadie delante. En la silla Rosaël de Orelle. No es el ejemplo de lo que tuvimos cuando estuvimos en Navidad, pero hubo muchos momentos parecidos a este y en algunas cabinas subíamos solos. Foto: IPD
Après-ski
Si en alguna estación se pueden hacer cosas además de esquiar es en Val Thorens. Bajada de 45' en trineo en el Cosmojet, circuito de coches, karts sobre nieve, parapente, motos de nieve, tirolinas,... La oferta es interminable. Eso si, si te animas demasiado, la cartera se verá muy resentida.

Acceso a la tirolina Bee, una de las dos que hay en Val Thorens. Foto: Val Thorens
Cachondeo
Si lo que buscas es pasarlo bien, también estás en el lugar adecuado. Tienes La Folie Douce, donde se lía bien cada tarde, el 360, que también ofrece diversión y, ya por la noche, el Malaysia, donde bajo una entrada muy inocente, se esconde una discoteca espectacular. Y hay muchos otros lugares donde lo podrás pasar bien y sin tener que coger el coche.

La Folie Douce. Foto: IPD
¿Y si te encuentras mal en Val Thorens?
Bueno, este tema también lo tocamos. Volvemos a la semana con mayor ocupación del año. Pues bien, pedimos hora en el centro médico, que está al lado de la Place Péclet, cerca de cualquier parte. Nos dieron cita por la tarde ese mismo día. Se trata de un centro privado que funciona como un reloj. No había ningún tipo de aglomeración, fueron súper amables y la factura, muy contenida, 50 €. Si tienes algún tipo de seguro de reembolso, eres del Racc, etc., podrás recuperar este importe.

Centro médico de Val Thorens. Foto: Val Thorens
¿Qué esquís llevar a Val Thorens?
Dependiendo de si eres de los que solo haces pista o te gusta entrar en algún fuera pista, lo que te recomendaría son unos esquís pisteros o unos all mountain no muy anchos, en caso de que te guste hacer más cosas que solo pista.
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He llevado de los dos tipos y, la verdad, con los all mountain de 88 de patín es con lo que estoy más cómodo aquí. También es importante mirar el parte de nieve que te espera. Porque si va a caer la del pulpo, quizás hay que hacer un espacio en el techo para meter unos de los gordos.
En resumen, grandes días de esquí. Val Thorens, espera, porque volveré. ¡Hasta la próxima!
