Tengo que echar la mente muy, muy atrás para visualizar un comienzo de temporada similar al que estamos teniendo esta temporada. Como reza el dicho, el COVID se cebó con la industria y cerró la puerta el año pasado, pero este año se está abriendo una ventana en forma de mucha nieve y condiciones inmejorables para este principio de temporada.
Lo primero que hay que destacar es que teóricamente estamos en dos de los mejores fines de semana de la temporada en cuanto a gente se refiere. Ha pasado el puente y tenemos Navidad a la vuelta de la esquina. Y seguramente porque hay muchos recados que hacer, poca gente se acerca a las pistas, cosa que aprovechamos los que no nos perdemos una.
Y si además, llegas el viernes por la noche nevando, la cosa no puede pintar mejor. En algunas zonas, las nevadas están empezando a ser casi un problema, pero en Masella y La Molina, las nevadas también han llegado con menos intensidad y se puede esquiar perfectamente y hasta sale el sol.
Tras la nevada del viernes, el sábado amanecía así en Masella. Viento en las zonas altas, pero más abajo, perfecto.
Quizás porque mucha gente no ha podido ir a esquiar a otras zonas, ha habido más gente de lo esperado, pero nada dramático. Y es que mucha gente que esquía en Andorra no ha podido llegar por estar los accesos cerrados y, por ejemplo, me he encontrado con gente del CANM-C del Pas que estaba en Masella.
Espectaculares las vistas del valle, todo nevado. Lleva así muchos días y no parece que vaya a cambiar a corto plazo. Vale mucho la pena acercarse a esta estación cuando el entorno está así.
Y si el sábado fue bueno, el domingo ya hemos tenido el mejor tiempo posible, el clásico que tenemos por aquí siempre, es decir, sol.
En fin, todo abierto, buena nieve, buen tiempo... No se puede pedir más. Y desde luego, yo no tardaría en subir a esquiar.
Las imágenes hablan por sí solas. Y ahora a esperar unos días. Volveremos a la carga en una semana, que esto no nos lo queremos perder.