Llega el final del verano y es el momento de planificar, pero de planificar cómo será la temporada. Al menos es lo que hacemos los que ya estamos pensando en que llegue el frío, sacar los esquís del armario y volver a deslizar.
Pues bien, echando un vistazo al calendario nos encontramos con tres momentos destacables, que son el puente de la Inmaculada, Navidad y Semana Santa.
Este año el puente de la Inmaculada cae con los festivos del 6 y 8 de diciembre en viernes y domingo. Así que quizás esta temporada no es la idea para preparar una escapada diferente o a algún destino alpino.
Luego tenemos Navidad, con todos los días clave que caen entre semana, como el 25 y 26 de diciembre y el 1 y 6 de enero.
Y por otro lado está la Semana Santa, que este año cae muy tarde, la semana del 20 de abril, lo que se traduce en una temporada larga, que es lo que nos gusta a los que intentamos subir todos los fines de semana, aunque tendremos la incógnita de la nieve por esas fechas.
Con esta información, ¿qué conclusiones sacamos?
Conclusión optimista
No puede haber una temporada más larga y mejor planificada.
3 días de esquí asegurados en el puente y como no da para mucho, seguramente no estará demasiado masificado. Navidad con muchos festivos que darán mucho juego y un fin de fiesta muy tranquilo para disfrutar del esquí de primavera. No se puede pedir más.
Conclusión pesimista
Empieza mal y acaba mal. Desastre.
Empezaremos con un puente de solo tres días, que no da ni para irse fuera ni nada.
Con tanto festivo en Navidad, la cosa estará imposible.
Y finalmente, Semana Santa, que al caer tan tarde, igual no se puede ni esquiar.
Y tú, ¿con qué conclusión te quedas?