Si una marca de esquís encarnó la distinción de clases en las pistas en los años 70 y 80 es Olin. La primera vez que oí hablar de ellos fue en boca de un compañero de clase que competía. Yo en aquel entonces todavía no era tan friqui del tema pero ya me quedé con el nombre.
Eran esquís bastante inaccesibles por nuestras montañas, que se veían muy poco. En las pistas, la nobleza era cosa de K2, pero Olin iba un paso más allá, era la realeza. Y para colmo, y eso no dejaba de ser la prueba del nueve de su exclusividad y el mayor recuerdo que tengo de esta marca, los llevaba James Bond en sus películas con Roger Moore, tras haber aparecido con unos Kneissl White Star en "007 Al Servicio de su Majestad" y unos Rossignol en "La espía que me amó".

Hoy os traigo una breve historia de una marca que ya no es pero que fue, aunque la compañía que los creó sigue en pie y con buena salud.
Los inicios de Olin
Franklin W. Olin, un ingeniero de Vermont que había estudiado en la Universidad de Cornell, tras unos años con distintos trabajos, empezó su andadura empresarial vendiendo pólvora a las minas cercanas. Con el paso del tiempo acabó fabricando cartuchos y ya con sus hijos, fundó la Western Cartridge Company, cuya competencia eran las famosas Winchester y Remington, que intentaron dejar fuera del negocio a Olin, privándole de suministro de materias primas. Vistos los problemas que podía tener, la compañía empezó un proceso de diversificación que le llevó a comprar diversas compañías, a acabar produciendo sus propias materias primas para su portafolio de explosivos y acabó comprando Winchester en 1931.

El suministro de munición para la II Guerra Mundial convirtió a la familia Olin en una de las más ricas de USA y a mediados de los años 40 ya pasó a llamarse Olin Industries, Inc. Sí, los afamados Olin proceden de la industria armamentística.
Se funda Olin Ski Company
Tras la guerra, y ya con los hijos llevando las riendas del negocio, empezaron una gran expansión con una serie de adquisiciones de sector químico, papelero y farmacéutico, pero la diversificación no quedó ahí y junto con empresas de plástico, automoción, contrucción, etc, en los 60 se funda Olin Ski Company.
A partir de entonces se convierte en una empresa muy reputada, fabricando esquís de la más elevada tecnología, al principio en la que había sido la fábrica de Authier en Suiza y más adelante ya con su fábrica en Connecticut, alcanzando una serie de hitos en la industria del esquí, con la invención del esquí parabólico en 1984 como quizás su aportación más llamativa. Su momento dorado le llegó con la colección Olin Mark, con versiones de la I a la VII, cada una para una finalidad y dentro de cada una, distintos modelos. pero con el denominador común de un diseño y unos acabados muy cuidados. El Mark IV fue el primer esquí con la cola levantada, precursor de los twin tip actuales y del movimiento freestyle. Los Mark VI eran los de competición.


El principio del fin
A finales de los 80's, provocado por una inflexión en los resutados de Olin Industries a causa de la crisis, el holding, que hasta la fecha no había cesado de crecer, inicia una serie de desinversiones y reduce su tamaño. La producción deja de hacerse en su fábrica de Middletown y pasa a subcontratarse a K2, el primer fabricante americano. Desde ese momento, los esquís Olin se harán con moldes K2 y al cabo de poco tiempo, K2 se acabará quedando toda la unidad de negocio.
Desde entonces ya nada fue lo mismo y la marca acabó desapareciendo. Un tiempo después, en 2010 se volvió a introducir pero fue un fracaso.
Me quedo con los años gloriosos de la marca, finales de los 70 y principios de los 80. Curiosamente nunca tuvieron respuesta en la competición (aunque eso también es cuestión de patrocinios), pero a nivel recreacional sí que funcionaron muy bien. Y estéticamente me parecen de lo más bonito que se ha hecho nunca.
Y un par de ejemplos de lo que se puede hacer con unos cuantos Olin:

