Muchas veces las cosas saben en función de las expectativas que tiene uno creadas. Tras algunas temporadas en las que problemas laborales de última hora lo habían impedido, este año volvíamos a escaparnos a esquiar un 24 de diciembre tras alguna temporada sin poder hacerlo, y lo mejor es que esta vez ya venía uno de los peques, al que hay que apretar bien para dejarlo atrás. Es una fecha que siempre suele salir bien porque no hay nadie en pistas y no hay mejor manera de entrar en las fiestas navideñas que pasando unas horas esquiando. Un sube y baja al que le sacas mucho partido.
Pero como digo, había unas expectativas creadas y no eran muy buenas. En Barcelona nos freíamos de calor y parecia imposible que se pudiera esquiar bien. Pero si alguna estación domina el arte de trabajar nieves imposibles, esta es Masella, así que hacia allí nos dirigimos.
Hay que decir que tuvimos un día de auténtico lujo y con una nieve que estaba de escándalo. Ni una placa de las que podía haber en días anteriores y muy buena calidad de nieve, sobretodo en cotas medias, aunque abajo aguantó bien hasta que nos fuimos.

Empezamos el día en La Pía. Nadie esperando a coger la silla :-)

Tenía pendiente una revisión de la pretensión en estos esquís antes de empezar (ver artículo sobre las fijaciones). Se agradecen los destornilladores que hay en cada remonte.

El aspecto de la nieve parecía bueno. Al poco rato comprobaríamos que no sólo lo parecía, sino que teníamos la mejor nieve de la temporada.


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La parte inicial de Davallada, un auténtico lujo, con una nieve noble que se esquiaba de maravilla.

En la Pleta un par de clubs entrenando. Buena zona para pasar palos, corta pero apartada.

Y anunciando los días que abren el nocturno. Seguro que nos dejamos caer algún día de estos.

Tuvimos la visita de un personaje muy especial

Tras unas bajadas por Davallada, cojimos el Jet y rumbo a Coma Oriola. La Tosa cerrada. Es una pena que arriba no haya nieve porque lo que se ve desde aquí tiene una pinta magnífica.

A punto de probar por Coma Oriola


Y es que si a la buena nieve le sumas que bajas solo...


Cuando decidimos que era el momento de volver, nos encontramos con una Cova impresionante, con la nieve que se cogía de miedo, hasta en la zona de la curva del final.

Y finalmente, volvimos a la zona de la Pía. En principio teníamos que hacer la última, pero estaba genial y no pudimos evitar repetir.
En resumen, un día de esquí espectacular. Parece mentira cómo se puede mantener así de bien una estación con las condiciones de tiempo que estamos teniendo. Bravo por Masella y por el trabajo que están haciendo porque los que esquiamos aquí lo agradecemos cada día que venimos.
Y curiosamente, como alguien me ha hecho algún comentario sobre si había piedras, hay que decir que las que hay son testimoniales, cuatro mal contadas. Y para muestra, los esquís, que volvieron perfectos:

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