Cuando lo montamos parecía que no llegaría nunca, pero casi sin quererlo ha llegado el momento de hacer las maletas y poner rumbo a una de las estaciones que todo super aficionado espera visitar algún día: Jackson Hole. Hace años que no cruzo el charco para calzarme unos esquís (es la tercera vez tras Aspen en 2004 y heliesquí con CMH en el 2007) y la sensación de volver a tener el gusanillo de lo que te vas a encontrar allí es brutal.
Y llega la hora de hacer las maletas. La primera duda es qué te llevas. Hoy en día con las restricciones de equipaje que hay, lo tienes que mirar todo muchísimo. Me voy con un set de Douchebags, al estilo Jon Olsson, ja, ja. Poca broma cómo van estas bolsas para salir a pasear.
En la bolsa de esquís, como es muy cómoda de llevar y además permite enganchar la bolsa de mano, caben dos pares y pesará menos de los 23 kg reglamentarios, por lo que nos partimos los costes entre dos y sale mucho mejor que alquilar allí.
En la bolsa de mano toca llevar prácticamente todo lo necesario para esquiar, ya que los cambios van muy justos y hay números de que se pierda algo por el camino, así que toca llevar botas, casco, pantalones, etc. Crucemos los dedos y que llegue todo bien.
Esto es lo que me llevo sólo de material de esquí. ¡Todo a punto!
Ha costado un montón cerrar más o menos todos los temas para intentar no tener que trabajar allí. Empieza la verdadera cuenta atrás. Nos vamos un buen grupo entre los que se encuentra Olasnieve. Hemos contactado con la gente de allí y esperamos que nos ayuden un poco a sacar todo el jugo a esta estación, tanto en pistas como en après-ski, que seguro que tiene mucho que ofrecer, por algo está considerada este año como la mejor de Norteamérica... y la más difícil :-) Desde luego, echando un vistazo al plano de pistas ya te haces una idea de lo que vas a encontrar: cuatro pistas y todo lo demás bowls con puertas de acceso que detectan si llevas arva.
Jackson, ¡prepárate, que allá vamos!