Muchas veces tendemos a encasillarnos en un determinado tipo de esquís y esto hace que nos perdamos otras cosas. En mi caso, que casi siempre llevo esquís de los clasificados como racing (y son los que me gusta probar) y en pista no quiero llevar nada más domesticado, me pregunto si me estaré perdiendo algo, sobretodo esos días que toca esquiar más tranquilo (básicamente por la compañía).
Pues bien, este año me han dejado unos bichos de esos que, de entrada, no me llaman nada la atención, unos esquís polivalentes de pista de gama alta, los Rossignol Pursuit 18. Vamos, lo que siempre he pensado que me compraría cuando tuviera unos cuantos años más encima. Craso error. Estos esquís me han dejado realmente impresionado. Unos auténticos lobos con piel de cordero.
No ha sido un amor a primera vista. Supongo que debido al tipo de esquí y a que el diseño no me emociona. Pero a la que lo pruebas bien...En este caso os aseguro que he intentado poner los esquís al límite (y algunos foreros son testigos), con nieve dura, velocidad alta, apoyos fuertes y como si nada. Agarre perfecto y reacción controlada. Vamos, que puedes emplearte a fondo y los esquís responden de maravilla, sin el empuje salvaje de un esquí de carreras, como si llevaras un buen deportivo con toda la electrónica conectada. Prestaciones y confort, una combinación que pensaba que no existía. Eso sí, si te gusta cerrar las curvas de radio pequeño, con este esquí te costará, pero es un caramelo para los que nos gustan los esquís de GS.
Una agradable sorpresa. Desde ahora me miraré las gamas altas de pista con otros ojos.