Shane McConkey, CRJohnson, Jamie Pierre, Sarah Burke, Doug Coombs... Todos tienen en común ser unas leyendas mundiales del esquí que nos dejaron practicando su deporte favorito. Todos jóvenes, todos antes de hora y todos coetáneos.
Seguro que algunos casos son fruto de la mala suerte (el de Sarah Burke es uno de ellos), pero sólo hace falta mirar una película mítica como The Blizzard of Aahhhs!, del año 88, en la que podrás ver cómo se bajaba hace 30 años:
El material limitaba mucho. Los esquís se hundían sin piedad y había que tener una técnica muy depurada para bajar así.
Pero el material evolucionó, aparecieron los esquís anchos y todo cambió. Se podía bajar "a saco" por cualquier pala repleta de nieve con relativa facilidad y ya eran muchos los que podían bajar como antes. El resultado, buscar cada vez mayor espectacularidad, el no va más. Y claro, más rápido, saltos más altos, etc. pero lo único que ha cambiado es que llevan casco y quizás una protección de espalda. Demasiado poco para el incremento de riesgo.
Y para más inri, llegaron los patrocinios, que en el caso de las grandes estrellas pueden ser bastante abultados. Marcas comerciales que fichan a los deportistas más osados y les dan todo tipo de facilidades para que practiquen sus deportes sin límites. Y si vamos quitando límites, al final pasan cosas que no tendrían que pasar tan a menudo. Y si le sumamos la aparición de cámaras económicas y con prestaciones espectaculares, cualquiera ya cree que puede grabar una película.
Os dejo un reportaje que pasaron hace un tiempo en la NBC americana en el que hablaban sobre el tema: The death zone.
En fin, una lástima. Y lo peor es que no veo el final del túnel.