De manera muy resumida, hay tres tipos de esquiadores con niños: los que suben unos pocos días, los que suben muchos fines de semana y los que "viven" en la estación.
Nosotros estamos en el segundo grupo. Si eres de los que esquías entre 20 y 30 días, verás que es demasiado poco para la mayoría de clubs, que contemplan una temporada de unos 50 días. Así que hay que buscar alternativas.
En el caso de La Molina, que está repleto de clubs, hay uno en concreto que permite elegir el número de días que vas a esquiar, el Club Meganeu, ofreciendo una alternativa a la gran cantidad de clubs tradicionales que existen. En algún otro sitio sí que hay clubs que también ofrecen la posibilidad de escoger menos días, como el CANM, pero me temo que son excepción y además los días son unos concretos. Otros, creo, están empezando a copiar el modelo.
Este club, que desde un punto de vista estricto no sería propiamente un club, ya que incorpora a las clases del club a personas que los ves un día y no los vuelves a ver, permite asistir y pagar por aquello que vas a consumir. Es una muy buena opción para los que esquiamos bastante pero no tanto.
El funcionamiento es por colores, de manera que los niños empiezan en un color y van cambiando de nivel a medida que pasan los días. Como hay tanta variación de asistencia, implica que cada cambio de color ocasione un cambio de profesor. Esta es una de las principales desventajas, pero que a la vez puede ser una ventaja si no hay buena química, pues el niño sabe que durará poco con ese profesor, aunque la verdad es que en este caso se hace difícil.
Además de la flexibilidad de fechas, otras cosas que me gustan son:
- Las clases empiezan a las 10h, dando tiempo a poder hacer una bajada con los peques antes de empezar las clases, o simplemente, que puedan dormir un poco más.
- No hace falta llevar el equipo del club (mientras no se compite), lo que da mucha libertad de elección.
- Los profesores son muy majos.
- Los niños llevan un peto de color vistoso (ahora es mucho más habitual, pero hace un par de años eran de los únicos), que les da muchísima visibilidad.
- Las clases, al principio no son de demasiadas horas, lo que deja que después puedas esquiar con los niños.
- Es muy difiícil llegar a hacer "amigos", pues la asistencia es muy variable y hay cambios constantes de niveles.
Los que asisten más tienen la posibilidad, con el tiempo, de pasar al equipo de competición. Aquí el ambiente no parece tan enfermizo como en otros clubs que he visto, donde el propio club y algunos padres transmiten un espíritu de competitividad y de pertenecer a una élite (que puede llegar a incluir el desprecio hacia clubs pequeños) que me desagrada bastante, pero esto ya será tema para otro día.