Cuando el sueño se convierte en realidad III. El primer día

Cuando el sueño se convierte en realidad III. El primer día
Realmente, ir a un lodge de éstos es una experiencia particular. Uno vuelve a su más tierna infancia, a las colonias, convivencias o lo que sea con el colegio, puesto que las similitudes son evidentes. Estamos todos encerrados en una gran casa, con horarios para todo. El método de despertar a la gen

Realmente, ir a un lodge de éstos es una experiencia particular. Uno vuelve a su más tierna infancia, a las colonias, convivencias o lo que sea con el colegio, puesto que las similitudes son evidentes. Estamos todos encerrados en una gran casa, con horarios para todo. El método de despertar a la gente consiste en un individuo, que suele ser el mismo Claude, todando una campana por los pasillos. Por suerte, los que venimos de Europa ya nos despertamos solos por el jet lag, así que no lo tuvimos que sufrir.

Una vez despiertos, ropa de deporte y sesión de estiramientos. Parecía que iba a ser una cosa para los pobres viejetes, que los hay, pero la verdad es que se estiraba. Media hora de estiramientos, viendo cómo se hacía de día y nevaba ligeramente. El helicóptero al fondo… Una buena manera de empezar el día.




Al acabar la gimnasia, desayuno. El desayuno estaba bastante bien, con platos salados y dulces. Y la chimenea encendida siempre, fuera la hora que fuera. Durante el desayuno, el amigo Claude "pata negra"nos advirtió de los problemas que íbamos a encontrar, ya que la lluvia había estropeado mucho la nieve. Resignación en el ambiente, qué le íbamos a hacer. Y realmente, salías fuera y la nieve estaba como una roca.

Tras los ejercicios prácticos de búsqueda con el ARVA y las explicaciones del funcionamiento del helicóptero, pudimos subir. Parecía que no iba a llegar nunca este momento.


Durante la primera subida se mezclan las sensaciones de la subida hiper rápida, el "scenery", que es insuperable, los nervios de lo que te vas a encontrar,... Al llegar arriba, primeros giros y subidón total. ¡Lo que tenía que ser una nieve crosta horrible resultó ser powder! Increíble. Más abajo se notaba el cambio de nieve y ésta empeoraba mucho, pero los primeros giros eran realmente una maravilla. Y eso que había llovido.

Era un día para esquiadores aguerridos, nada de caviar y champagne (powder). Había que trabajar, ponerse el mono, esquiar la nieve, vamos, como estamos acostumbrados en los Pirineos. Algunos sufrieron un poco más de la cuenta, pero fue un buen entreno para empezar.

El primer día, una de las cosas que más impresionan es lo cerca que aterriza el helicóptero. Lo ves venir... y aterriza a un metro.










Al acabar, bajada al lodge y descanso. Esto es como un gran hermano del esquí. 40 personas "encerradas" en un lodge, todas con el mismo punto en común, la pasión por la nieve.

 

 

 


Tras un primer día que nos pareció correcto, al día siguiente llegaría la experiencia de verdad. Por la mañana, durante los estiramientos, vimos que había nevado y seguía haciéndolo, pero no éramos conscientes de la calidad y cantidad de nieve que íbamos a encontrar. Sin duda, este día sería recordado como uno de los mejores.

Las primeras bajadas fueron por los mismos trazados que el día anterior, pero costaba reconocerlas, dada la diferencia de nieve que había. Había una euforia generalizada en el ambiente. Sin duda, hoy teníamos lo que habíamos venido a buscar, la mejor nieve sobre la que se puede esquiar.



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