Ya recuperados del viaje a La Grave, destacaría lo siguiente:
El jueves por la noche, al salir de cenar de Au Vieux Guide, donde nos pusimos las botas por menos de 25 euros por persona (sitio muy recomendable), estaba lloviendo. Al día siguiente, nos encontramos con esto:
La Grave estaba cerrada, así que el guía nos llevó a Les 2 Alpes. Pillamos un paquetón de escándalo. Si no ibas bien equilibrado sobre los esquís, hacías el submarino como un campeón. La nieve estaba un poco húmeda y se tenía que esquiar con decisión.
El sábado sí que abrieron La Grave y pudimos disfrutar de otro gran día, aunque el fuerte viento que soplaba arriba hizo que no abrieran los arrastres de la Girose y que el teleférico fuera lentísimo.
Las bajadas por el bosque estuvieron muy bien. De vez en cuando, algún que otro tortazo porque se hundía demasiado un esquí y ya no salía.
El domingo llovía a cántaros y decidimos no esquiar y llegar pronto a casa.
Sin duda, es un lugar muy auténtico. Nada que ver con una estación convencional. El hotel Castillan, justo enfrente del teleférico, parece la mejor opción. Es sencillo pero se come bien.
Es un espectáculo las planchas que lleva el personal. 100 mm de patín es la mar de normal. Aunque visto cómo me hundía con mi humilde patín de 85 mm, no me extraña.
Como conclusión, si quiero aguantar el ritmo de estos máquinas, me tengo que poner más en forma. ¡Esta semana empiezo!