En esta serie de artículos #otrosmundos descubrimos estaciones de esquí raras, exóticas, diferentes... El artículo de hoy trata de una estación, que realmente no podría ni catalogarse como estación. Más bien es un remonte, eso sí, ubicado en un sitio muy pero que muy especial, en la isla de Spitsbergen, en Svalbard.
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Noruega no es un país del tercer mundo, más bien al contrario, un país bastante despoblado pero muy civilizado, como la mayoría de los países escandinavos. Sin embargo hay un lugar de Noruega que está súper aislado, y que debido a su ubicación, no es el tercer mundo pero casi.
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Se trata del archipiélago de Svalbard, donde hay más osos polares que humanos, ubicado frente a Groenlandia, en el mismísimo círculo polar ártico. Allí el sol de medianoche dura desde el 20 de abril hasta el 23 de agosto y la oscuridad perpetua desde el 26 de octubre hasta el 15 de febrero. Desde 1920 el archipiélago de Svalbard pertenece al reino Noruego, aunque Svalbard tiene sus excepciones en lo que se refiere a auto-gobierno, conservación, explotación, impuestos y migración.
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Pues allí, donde "a Cristo se le congeló el gorro", se ubica la población de Longyearbyen, que es la más poblada de todas las islas del archipiélago con 2.075 habitantes, y tiene el récord, ojo, de ser el poblado de más de 1000 habitantes más septentrional del mundo!
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¿Y allí hay pistas de esquí? Bueno, pistas pistas...nooo! En Longyearbyen, donde vive el gobernador de Svalbard, lo que existe es un remonte, que por cierto es gratuito! El remonte se sitúa en la calle de la escuela Longyearbyen y opera a partir de Abril, los jueves de 17:00 a 20:00 y los domingos a partir de las 17:00h. Se trata del remonte más al norte de todo el planeta, y que por cierto cualquiera puede aprender a llevarlo con solo una hora de práctica. Si quieres ser operador puedes hacerlo, tan solo has de contactar con su departamento, ¿que os parece?. No digáis que no es un remonte peculiar! Son #otrosmundos
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Evidentemente este remonte de solo 180m de longitud, simplemente es una anécdota para los turistas que puedan utilizarlo. Quien viaja a Svalbard lo hace realmente, para esquiar en uno de los lugares más salvajes y más remotos del mundo, y no precisamente para esquiar por pistas. En Svalbard no se va a encontrar la nieve perfecta ni los descensos más empinados, se trata más de sumergirse en una naturaleza salvaje calzando esquíes. Aquí se aprende a esquiar todo tipo de nieve y a desenvolverte en un entorno ártico.
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Una de las excursiones de un día más clásicas desde Longyearbyen, es al Monte Trollsteine (850m) para después regresar esquiando de nuevo a la ciudad. Pero ya que uno está en el fin del mundo, que menos que hacer una ruta de varios días, acampando en Bolterskaret; un área sin tráfico de motos de nieve entre los picos Soleitoppen, Gilsonriggen y Foxtoppen. Aquí disfrutarás del entorno completamente salvaje, pero ojo, estás en el dominio de los osos polares, por lo que siempre debe de haber alguien de la expedición de guardia, rifle en mano (hay una ley que lo obliga), por si algún oso le da por acercarse al campamento.
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En el archipiélago, durante más de cuatro meses no ven la luz del sol y la vida se desarrolla tranquila, sin más sobresalto que toparse con uno de los miles de osos polares que pueblan la zona. El frío puede alcanzar los -46º grados bajo cero (aunque la media es -10º), y en el verano como mucho podrían llegar a los 18 grados (lo normal sería 5º). Este frío provoca en todo Noruega un problema con los cementerios, aunque aquí en Svalbard el problema se extrema. Desde 1950 existe una ley en la que prohíbe morir en el archipiélago; suena raro pero tiene su explicación. Debido a las temperaturas frías, los cuerpos no se descomponen y esto es un problemon puesto que los virus perduran allí. En 1998 un equipo de investigadores exhumó en Longyearbyen, varios cuerpos de marineros y encontró en ellos virus de una epidemia mortal de gripe que arrasó esta localidad minera en 1918. El lado positivo fue que la exhumación sirvió para crear una vacuna contra esta gripe. Por tanto, es curioso pero el que no quiera que lo incineren, debe salir del archipiélago antes de fallecer.
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Uno de los días grandes en Longyearbyen, es el día de la carrera de esquí de fondo más septentrional del mundo. El ganador suele recorrer en 2 horas los 42 kilómetros a -10º grados. Las condiciones de esta carrera son bonitas para competir, y por ello hay más de 450 participantes, todos ellos salvaguardados por helicópteros y motos de nieve, vigilando que ningún oso polar hambriento se le cruce a algún corredor (cosa poco probable).
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Fijaros si Longyearbyen está en uno de los lugares más remotos del planeta, que allí no hay ningún árbol pero paradójicamente, en 27 de febrero de 2008 se inauguró oficialmente el "Banco Internacional de Semillas de Svalbard” financiado por Noruega; también llamado "El Arca de Noé vegetal" o "el banco semillero del día del juicio final", una idea que surgió en la Guerra Fría. Consiste en una bóveda excavada en la tierra, para preservar un millón de semillas de los principales cultivos, ante ataques, cambio climático, pandemias mundiales, cataclismos de nuestro queridísimo planeta Tierra... El envío se realizó desde más de 100 países y su resguardo es totalmente gratuito. Incluso si la electricidad fallara en el bunker, su ubicación fría perpetua, permitirá que los especímenes dentro de la bóveda puedan sobrevivir al menos dos siglos.
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Por ser punto de partida para expediciones al Polo Norte, la isla se ha convertido en un punto muy visitado por turistas, que llegan ansiosos de conocer este lugar tan extremo. El archipiélago se sitúa a escasos 1.100 kilómetros del Polo Norte geográfico y entraña la última frontera del ser humano.
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Probar el filete de foca, realizar excursiones a la caza de auroras boreales, visitar cuevas de hielo en trineos arrastrados por huskies o, disfrutar de un largo paseo en moto de nieve, son otras de las actividades típicas que puedes realizar desde Longyearbyen, el pueblo protagonista de nuestro artículo.
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Siento decir que, debido a una ley que aun se mantiene, para que la población no se vuelva loca, solo permiten a la población beber 25 cervezas al mes por persona, y que has de presentar tu cartilla en el supermercado para comprar alcohol.
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¿Quieres viajar a Svalbard? Seguramente pensarás que es carísimo, al igual que pasa con Groenlandia. Pero no tiene nada que ver, Svalbard es el lowcost del Ártico, puedes llegar al aeropuerto internacional de Longyearbyen con la aerolinia SAS desde Oslo en 3 horas. Por ejemplo, un precio actualizado, del 5 al 12 de Marzo de 2021, el vuelo te sale desde Oslo por 199€, y desde Valencia (España) has de sumarle 118€.
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Vamos que por poco más de 300 euros, puedes vivir una auténtico viaje al circulo polar ártico, sin necesidad de arruinarte viajando a Groenlandia. ¿Te apetece? Son #otrosmundos !!!
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PD: Se que en estos tiempos difíciles que vivimos confinados, la nieve y los viajes han quedado relegados a un "tercer" plano, puesto que lo primordial ahora es la salud y la familia. Pero bueno, he intentado con este artículo que durante su lectura, podáis entretener la mente en otra cosa más amena. Al menos a mí me ha pasado redactándolo, espero que a vosotros también.
Un saludo y hasta la próxima!
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pero tranquilo, ya volverás, es un destino precioso, a ver si se acaba de una vez esta pesadilla de confinamiento. Un saludo!
