Pues efectivamente hoy, en el blog de los Gatos del Pirineo, vamos a contaros la historia de la estación de esquí de Valdelinares en Teruel, que debe su nombre al pueblo del término municipal donde se sitúa.
El origen del pueblo de Valdelinares se remonta al proceso de repoblación y ocupación del territorio durante la Edad Media. Más concretamente, Valdelinares aparece citado en un amojonamiento de los términos entre Valderrobres y Fortanete del año 1260. En cuánto a población, el registro más antiguo, data de 1365 con una población de 63 habitantes, siendo el techo de habitantes de 825 en el año 1900, momento a partir del cuál ha ido decreciendo los habitantes hasta los poco más de cien, de la actualidad. En las montañas altas de alrededor de la estación de esquí, hay un frondoso bosque de pino negro o “moro” de gran valor ecológico, puesto que es el más meridional de Europa. La vida en estas tierras aragonesas es tranquila, dedicada mayormente a la ganadería y la agricultura, es como si el tiempo aquí se hubiera detenido.
Valdelinares en invierno
Presume oficialmente de ser el pueblo más alto de España. Con sus 1.692m de altitud y sus bosques de pino negro que le dan un carácter especial, Valdelinares se ha alzado con este título.
Certificado de altitud expuesto en la web oficial del Ayuntamiento Valdelinares
Los veranos son frescos y frecuentan lluvias en Mayo, Junio y Noviembre. Los inviernos son muy fríos, aunque con menos precipitaciones. Sin embargo, cuando en Teruel le da por nevar con ganas, nieva a lo bestia.
Nevadas considerables en los inviernos de la Sierra de Gudar
Y en este idílico paraje abre sus puertas la estación de esquí de Aramón. Sus 14 kilómetros de pistas se han convertido en un filón para esta zona de la Sierra de Gúdar, un destino ideal para disfrutar en familia del invierno. Hay que añadir que el diseño de la estación de esquí de Valdelinares es muy llamativo, puesto que la base principal de la estación está en la parte alta; no hay ninguna otra estación con esta característica en la península. La primera bajada es gratis!!
Pero conozcamos su historia del esquí, ligada también a la de Aragón. En 1904 se produjo la primera internada con esquís en tierras aragonesas, rumbo al Aneto desde el Portillón de Benasque. La navidad del 1905 otro grupo de montañeros franceses, se introducía en Aragón por El Portalet de Aneu. El primer esquiador aragonés fue el sallentino Antonio Fanlo, que aprendió de los franceses allá por el 1912. Fue en 1919 cuando por fin se pudieron ver las primeras tablas de esquís en la provincia de Teruel, traídas de las capitales de Valencia, Barcelona o Madrid. Estos inicios al deporte blanco en Teruel se ubicaban en la carretera entre la Puebla de Valverde y Camarena de la Sierra, en un paraje conocido como “Los Pelaos”, cuando se constituyó el Ski-Club Turolense (desaparecido tras la guerra civil), que provenían del club de tenis de Teruel.
En los años 20, los valencianos comenzaron a visitar la nieve para esquiar. Por aquellos entonces nació la primera tienda en la capital del Turi,a donde se podían adquirir esquís, fundando en 1925 el Ski Club Valencia, los cuales habilitaron un modesto refugio en la zona de “Los Pelaos”.
La Sierra de Javalambre fue el epicentro del esquí turolense, debido en parte a Camarena de la Sierra, una localidad que ya era turística durante el verano gracias a su Balneario. Allí el esquí tomó protagonismo en Teruel, aunque entonces era un deporte muy duro. Las aproximaciones se hacían en mula desde la estación de tren de La Puebla. Se practicaba sin remontes, subiendo las laderas nevadas con el material a cuestas, para luego aplanarlas antes con los esquís y lanzarse pendiente abajo. Con el material de entonces, las fuerzas flojeaban pronto, por lo que realmente, una jornada de esquí se limitaba a unas 3 horas, con solo 3-5 subidas a pie y sus correspondientes bajadas. Con la adecuación de la carretera y tendido eléctrico para la construcción de la antena repetidor de Javalambre, en 1965 ya se comenzaron a planificar las primeras pistas de esquí allí, donde hoy en día se ubica el sector Sabina de Javalambre, incluso se llegó a instalar en el año 73 un pequeño arrastre con un motor de camión que duró unos cuantos años. Allí se quería hacer una gran estación, que en fases posteriores incluso se proyecto llegar con remontes al pico Falso Javalambre.
Sin embargo, Valdelinares se adelantó y entró en escena en el esquí turolense, ganándole en poco tiempo la partida a Javalambre. El pico Peñarroya (2.019m) situado a 85km del mar, en la vecina Sierra de Gudar, era un gran conocido por los montañeros de la época, aunque no se había hecho nunca, ningún esfuerzo por promocionar turísticamente, esta zona montañosa del Sistema Ibérico.
Fue en 1967 cuando se descubrió, casualmente por unos valencianos que querían probar un trineo construido por ellos (se utilizaría en una expedición a Groenlandia), que en la zona del Monegro (justo donde hoy en día está la Pista Central) había una lengua con bastante nieve, y mejor conservada que en Javalambre, a pesar de encontrarse la primavera bien avanzada. Este descubrimiento fue propiciado por la apertura de una nueva pista forestal maderera, que transcurría a casi 2000m de altitud, entre Alcalá de la Selva y el municipio de Valdelinares.
Pruebas de valencianos en Valdelinares, del trineo para Groenlandia.
A partir de aquí nace el deporte del esquí en la Sierra de Gudar, gracias a las distintas visitas “en caravana” por los valencianos. El éxito de estas salidas, cada vez más multitudinarias, llegó a sus promotores a plantearse llegar a más. En 1968 estos pioneros valencianos adquirieron un pequeño tele-arrastre desmontable a gasolina, que ya había sido utilizado en Formigal. Con las primeras nevadas de Noviembre, fue instalado por primera vez a modo de prueba, en la zona de los Doce Apóstoles (entre Alcalá y Gudar), y supuso el debut de un remonte mecánico en toda la provincia de Teruel. Semanas después se volvió a intentar instalar, pero un serio nevazo en la pista forestal maderera hacia Valdelinares lo impidió.
Para el siguiente intento, el ingenio de los valencianos no tenía límites, y se improvisó un pequeño quitanieves con un tractor de un vecino de Alcalá. Pero un temporal, que llegó a alcanzar temperaturas de -32º grados, de nuevo lo impidió. Un mes más tarde, en enero del 69, otro temporal sorprendía a los valencianos en su intento de instalar el remonte, quedándose uno de sus coches aparcado y enterrado en nieve durante 3 meses.
Pero los valencianos, muy intrépidos ellos, nunca tiraron la toalla, y finalmente pudieron instalar su remonte a partir de febrero del 1969. Los montajes iniciales se hacían en la citada pista forestal de Alcalá –Valdelinares, en el lugar más alto hasta donde pudieran llegar con el coche que lo transportaba. Hay que mencionar que este motor era transportado en un Citroen 2 CV de la época, y de que solo era capaz de hacer un trayecto de 200 metros con poca pendiente, a un centenar de aficionados, que algún fin de semana llegaron a ser 500. No todos los aficionados eran valencianos, alguno era de Teruel, y tampoco todos esquiaban, algunos se limitaban simplemente a pasar la mañana viendo la progresión de sus amigos o a deslizarse por las laderas con plásticos. Realmente en estas salidas no se hacía ningún mal en el monte, puesto que el remonte se montaba y desmontaba libre de árboles, en lo que hoy en día es la pista Central de Valdelinares, regresando a Valencia en el mismo día, ya que no existían alojamientos. De todas maneras, era curioso ver caravanas de 30 coches por Alcalá los fines de semana, por lo que la Guardia Civil no tardó en dirigirse a ellos, advirtiéndoles que deberían pedir permiso al alcalde Valdelinares, puesto que estaban ocupando monte público. Al ponerse en contacto con el alcalde, este lo aprobó sin problemas y en el grupo empezó a planear la idea de legalizar estas actividades.
Las siempre dificultosas aperturas de pistas
ESKAMP S.L. nació de esta manera en 1970, una sociedad limitada creada por estos pioneros valencianos junto a otros de Teruel. Francisco Fervenza fue su gestor y el encargado de solicitar a las autoridades la concesión de utilidad publica por 30 años, de los terrenos del Monegro para la explotación de la nieve, que se le llamó Estación de Esquí Sierra de Gudar. El valenciano Ángel Tevar, quien hizo aquella expedición a Groenlandia, fue contratado como encargado técnico de la estación, quien junto a su mujer se mudo a vivir a Alcalá de la Selva, donde en la actualidad continua. La pasión por el deporte blanco entre los valencianos iba en aumento. Para los levantinos, ver la nieve era comparable a lo que sentían los turistas suecos en sus playas. Los gobernantes aragoneses, comenzaron a ver un gran filón con la estación de esquí de Gudar. Las autoridades no tardaron en apoyar, en la medida de lo posible, el crecimiento de la estación y dando autorización a iniciativas urbanísticas en lo que hoy conocemos como la Virgen de la Vega.
La sociedad ESKAMP hizo un aumento de capital con el fin de adquirir un nuevo remonte desmontable. Esta nueva adquisición era un motor más potente, y que se dejó fijo durante la temporada en una nueva pista, la que hoy conocemos como Villarejo. A partir del año 1971, la Guardia Civil tuvo que emplearse a fondo, para regular el tráfico, puesto que la creación de esta estación de esquí supuso un “boom” para todos los levantinos, formándose largas colas de coches, llegándose a contabilizar hasta 10.000 visitantes en los días más punteros de la temporada.
Algunos inviernos hubo que recurrir a fresadoras para abrir carreteras
Esto se debía a que comenzaron a verse anuncios en la prensa valenciana, promocionando la estación de esquí y algunos hostales de la zona. Las instalaciones de esquí se veían desbordadas de visitantes, llegándose incluso a cortar la carretera desde las 11 de la mañana en Mora de Rubielos, porque literalmente no cabía ni un coche más.
Aglomeraciones de la época
A partir del año 1972 los principiantes podían aprender gracias a la escuela de esquí de la estación. Realmente no eran más de 300 personas las que se encontraban en las pistas. Los tickets de una única subida valían 15 pesetas, y lo habitual era que los esquiadores lo compraran de uno en uno, ya que su nivel era bajísimo y tardaban sobre media hora en descender la pista. Ya por entonces existía una cabaña de madera de apenas 100m cuadrados que siempre estaba llena de clientes. Se usaba a modo de restauración, servían bocadillos y alquilaban equipos de esquí, aunque sobre todo se alquilaban trineos. También en el año 72 se creó el Refugio del Teruel Ski Club, una construcción que se hizo gracias al terreno donado por el Ayuntamiento de Valdelinares a cambio de un canon. El éxito de la estación propició la adquisición de un nuevo remonte que substituiría al más viejo de los portátiles. El nuevo telearrastre fijo de 500m provenía de la estación de Candanchú y supuso todo un desafío a la estación, hubo que alargar un poco la pista Central.
Escuela de esquí pionera de la estación
En el año 1974 esa cabaña de madera fue derribada creándose un nuevo edificio de servicios más grande que supuso una gran mejora para la estación. También se realizaron trabajos de acondicionamiento en la explanada y de adecuación de las pistas.
Cada vez que se producían nevadas, los atascos eran de escándalo; pronto surgió un negocio en la Virgen de la Viga donde alquilaban cadenas.
Condiciones extremas en alguno casos
En 1975 se realizó el I Trofeo de Esquí Sierra de Gudar, que el público asistió en masa. El esquí seguía creciendo de una forma desproporcionada entre los valencianos, incluso el Corte Inglés de Valencia ofertaba viajes de ida y vuelta en el día a las pistas de esquí.
En 1976 se creo una pista de esquí de fondo de 7km, que iba desde la Explanada de Valdelinares hasta el Collado de la Gitana. En 1977 se alcanzó el record de visitantes en el centro invernal, con 19.000 visitantes. Se adquirió la primera máquina ratrack, de segunda mano, que procedía de la estación de La Tuca (Valle de Arán). La estación solo tenía dos pistas, que sumaban poco más de 1km esquiable. Aun así, en estas pistas aprendieron la mayoría de esquiadores turolenses y levantinos, antes de dar el salto al Pirineo. Cuentan quienes vivieron esa época, que los motores de los remontes dejaban algo de humo y sobre todo olor a gasolina en la pista, y que entre semana, sino había casi gente y cuando les parecía, no abrían pistas poniendo cualquier escusa. Eran otros tiempos!!!
Decenas de autobuses colapsaban la carretera
En 1980 la escasez de nieve se volvió muy grave, cada temporada las nevadas estaban siendo menores. Las sucesivas temporadas fueron cada vez más cortas. Se hacía necesario, por el bien del futuro de la estación, adquisición de cañones de nieve artificial, algo que por entonces era raro incluso en los Pirineos.
Antiguos remontes
La estación catalana de La Molina, fue la primera en adquirir cañones de nieve. Hasta allí se desplazaron directivos de la estación turolense, para comprobar in situ el funcionamiento. De inmediato se hicieron test de pruebas en Teruel que, a pesar de que funcionaban bien, era inviable para esta modesta estación debido a su alto coste.
Prueba de nieve artificial en la explanada
Se buscaron fórmulas para financiar el coste de los cañones, pero seguía siendo muy difícil. El futuro de la estación estaba en el aire y se cambió la concesión de la estación, pasándola a gestionar Teruel Ski S.A. , quienes cambiaron el nombre por el de Estación de Esquí de Valdelinares, un nombre más diplomático al estar la estación en ese término.
El forero valenciano Guillermin, pasando entre las piernas, de su amigo Miguel Ángel Femenía (1986)
En 1987 se instalaron los deseados cañones de nieve, los primeros de todo Aragón, y su correspondiente balsa para la pista Central de Valdelinares.
Miguel Ángel en la pista Central
No solo eso, sino que se compraron 3 flamantes remontes, entre los cuales destacaba el del Bosque con 750m de longitud, que servía la primera pista roja del complejo.
Plano de pistas finales de los ochenta
Junto a la explanada se hicieron dos nuevas pistas verdes servidas por arrastres, la adquisición de otra ratrack y otro aparcamiento; la estación paso a tener 2km esquiables. Estos cambios fueron muy bien recibidos, pues ese año se registraron muchas visitas de madrileños y zaragozanos, impensables hasta la fecha.
Esquiadores valencianos (1986)
Con el aumento de esquiadores, se instaló el primer telesilla de la estación en la pista Villarejo y más cañones de nieve. La estación tenía ya un aspecto de más seriedad, pero sin embargo, la financiación de las remodelaciones estaban endeudando cada vez más a sus gestores, que cada año perdían dinero debido a los altos intereses de la época. Teruel Ski S.A. vio que era inviable continuar así, por lo que buscó ayuda del sector público.
Finalmente, a partir de la temporada 1990-1991, el Gobierno de Aragón se quedó con el 100% de la estación, pasando esta a ser pública. Era algo necesario por el bien de la estación y de la comarca, aunque fue una maniobra de rescate muy costosa, incluso para el Gobierno de Aragón. Pero era una apuesta segura de futuro, puesto que si hay nieve artificial, habrá esquiadores en la comarca de Gudar, evitando así su despoblación.
La mítica pista central, primera pista de la estación, en la actualidad.
A partir de aquí, comenzó una nueva etapa que comenzó con dos temporadas de amplios beneficios. La gestión y promoción del centro estaba siendo realmente buena, y los cañones llegaban a todos los remontes. En 1993 se cambio el nombre de la sociedad a Nieve de Teruel. Este fue un simple cambio burocrático, para así poder englobar también a la futura estación de Javalambre, ya por aquellos entonces metida en serios proyectos para su construcción. El Gobierno de Aragón tenía destinado una fuerte inversión en el llamado Plan Estratégico de la Nieve, a través de los Fondos de Inversión de Teruel.
Vista actual de la estación desde la Cafetería Central
Mientras arrancaba la estación de Javalambre, en Gudar no se quedaron atrás. A finales del 98 vino la gran sorpresa, la instalación del nuevo telesilla cuatriplaza El Bolage, que servía a las dos nuevas pistas rojas El Bolage y Tajera, de más de 1 km cada una, que duplicaba el dominio esquiable de Valdelinares.
Mapa de pistas con las dos flamantes nuevas pistas rojas, sector Bolage
La locura se desató en Valdelinares, por fin habian dos pistas nuevas rojas serias, para los esquiadores más experimentados.
Richard (yo) bajando por la pista Bolage en la actualidad
La siguiente temporada, se instaló otro telesilla cuatriplaza, El Bosque. La substitución del arrastre, que fue trasladado a la pista Portillo en Javalambre, fue necesario para conectar mejor los dos sectores de Valdelinares y evitar colas; el complejo pasaba así a contar con 6,5km de pistas.
Atractivas bajadas entre árboles junto a la pista El Bosque
En 2001 nace el grupo Aramon, una empresa pública del Gobierno de Aragón y IberCaja. Desde el principio se notó la mano de Aramon, englobando todas las estaciones del grupo en un mismo forfait manos libres. Año a año, se llevaron a cabo en Valdelinares diversas reformas en la compra de material de alquiler, mantenimientos de infraestructuras y restauración, balsas, replantaciones, o incluso la nueva pista azul La Mina (actualmente), que transcurre en la zona de Bolage, la cual en la actualidad sigue siendo una de las mejores de la estación.
Encrucijada de pistas en el sector Bolage, con la nueva pista Mina (primeramente fue azul, actualmente roja)
Pero el objetivo de Aramon era claro, habían proyectos de duplicar áreas esquiables, en ambas estaciones turolenses. Primero se pusieron manos a la obra, con la ampliación en Javalambre, y después en 2014 le tocó el turno a Valdelinares. Antes de las Navidades del 2014, se pudo estrenar el nuevo telesilla Valdelinares, que se extiende hacia el Collado de la Gitana.
Mapa pistas actual desde las navidades de 2014
A pesar del recorte de un 40% respecto al proyecto de ampliación inicial, Valdelinares duplicó su área y se pasó a tener 14km esquiables.
Pista roja Bolage actualmente
Esto supuso un cambio radical para la estación, con dos nuevas pistas, la larga azul Monegro y la roja, corta pero inclinada, Chaparrilla, y el alargamiento de la pista verde Bujarones; todas con la instalación de su sistema de innivación.
Sonia en la pista Chaparrilla, que se utiliza para el slalom de las pruebas de acceso al curso TD1
Tras dos temporadas, a día de hoy, en 2018, el dominio esquiable de Valdelinares continúa igual, a pesar de que solo se realizó una primera fase del proyecto de la ampliación aprobada. Bien es cierto que se han hecho algunos trabajos significativos para ello, como la variante de la carretera hacia Valdelinares pueblo, o el nuevo parking de acceso a pistas desde el pueblo, con un nuevo edificio de servicios, en la confluencia de la parte baja de las pistas de Bolage y Monegro.
Para el futuro, sigue pendiente aún la segunda fase de la ampliación ya aprobada. Esta segunda fase contemplaba entre 5 y 7km más de pistas (en su mayoría pistas fáciles), expandiéndose por lo alto del Collado de la Gitana hasta un nuevo acceso carretera, donde se crearía un nuevo núcleo, que incluiría un par de telesquís con pistas de debutantes, con un nuevo parking y zona de servicios. A su vez, dos telesillas nuevos y sus respectivas pistas de enlace, para conectar ese nuevo sector del Collado de la Gitana con el resto de la estación mediante la pista Monegro. Incluso una nueva pista negra llamada La Roca (primera negra en Teruel), que bajaría desde la cafetería central para desembocar en la pista La Mina, por un terreno realmente escarpado.
Todo esto es lo que en su día se había proyectado, pero quien sabe, quizás los planes hayan cambiado, con eso del nuevo acceso y el edificio de servicios, entrando por el pueblo de Valdelinares.
Nuevo acceso y edificio de servicios, entrando por Valdelinares pueblo
Por lo pronto, hay que felicitar a Aramon, porque para esta próxima temporada se va a estrenar una pista nueva (seguramente azul) que están ya construyendo. Se trata de una pista, que baja desde la antigua carretera, pasando por el Collado de la Gitana y enlazando con la de Monegros. Con esta nueva pista, la cual también se le está instalando nieve artificial, se podrá hacer el descenso por pistas más largo de todo Teruel.
En rojo, los remontes proyectados para las fases 2 y 3 de la futura ampliación. En amarillo, la nueva pista para 2018-2019.
Hay que tener en cuenta el problema del tema hídrico, pues para innivar las pistas nuevas se necesita más agua y nuevas balsas. En Valdelinares, el agua de las balsas para los cañones de nieve artificial, se bombea desde un pozo, el cual en los últimos años, de pocas lluvias veraniegas, le escasea el agua; incluso para poder innivar todas las pistas actuales. De momento han de ser muy austeros con el consumo del agua, pues no hay ninguna otra fuente en la zona para extraerla, por lo que antes de ampliar muchas pistas, deben pensar primero como conseguir nuevos puntos de agua.
Si bien es cierto, que de hacer esa segunda fase de ampliación, descongestionaría parking, pistas y remontes en días punteros, también es verdad que las nuevas pistas que se hicieran, no van a suponer un gran salto de dificultad para los aficionados de un nivel alto. El desnivel que hay en la zona es el que es, no se le puede pedir mucho más.
Pista Central en la actualidad, la pista número uno y origen de la estación
Valdelinares aún así, es y seguirá siendo, una de las estaciones del grupo Aramon más rentables, debido al gran número de visitantes, en su mayoría levantinos, que visitan todos los inviernos la estación, bien sea para iniciarse en el esquí o para quitarse el mono cuando uno no puede ir al Pirineo. Además, es una estación muy resguardada de los vientos, con pistas entrepinos, practicamente nunca cierra por mal tiempo. El futuro está en el turismo, y esta zona está vinculada al turismo de nieve ya para siempre. Yo siempre le guardo un gran cariño, pues es una de las estaciones donde nací como esquiador.
Agradecimientos a la gente que ha colaborado, directa o indirectamente, en la redacción de toda la información de este artículo: Sonia Villagran, Guille, Miguel A. Femenía, Aragon TV y Manolo Ambou Terradez (fotos antiguas), Ángel Tevar y Alberto Martínez Embid (datos).
